Fútbol
La intrahistoria de la mayor goleada en un clásico
Se jugaba la vuelta de las semifinales de la Copa del Generalísimo después de una tensa ida; el 11-1 pasó a la posteridad por lo que pasó dentro y fuera del campo
![Fotografía de archivo del Real Madrid 11-1 Barcelona](https://s2.abcstatics.com/media/deportes/2018/10/25/rm-fcb-43-kAoH--1248x698@abc.jpg)
Es difícil datar el nacimiento de la rivalidad entre Real Madrid y Barcelona , pero sí que hay una fecha concreta de, posiblemente, uno de los duelos más polémicos. Aunque más que saltar chispas, lo que ocurrió el 13 de junio de 1943 fue una hoguera que se saldó con la mayor goleada en un clásico, la dimisión de ambos presidentes y uno de los mayores escándalos de la época. El 11-1 pasó a la historia por lo que ocurrió sobre el terreno de juego y, también, por lo que pasó fuera de él.
Para contextualizar aquel enfrentamiento hay que remontarse una semana atrás. El Barcelona se había impuesto 3-0 al Real Madrid en la ida de la Copa del Generalísimo en el campo de Les Corts. Los blancos perdieron el encuentro y se volvieron, además, habiendo sufrido uno de los recibimientos más hostiles que se recuerdan.
Así lo contó la crónica de ABC : «Esta vez, como en las más furibundas oraciones mitinescas de otro tiempo, hay una cuestión previa, y, por descontado, muy importante. No se trata de fútbol , sino de lo que le rodea. No se refiere al deporte sino al antideporte . Más claro: ha surgido de nuevo, y ahora, nada menos que en el campo de Les Corts [...]». Pero, ¿qué ocurrió aquel día?
Nada a lo que un aficionado actual no esté acostumbrado -para bien o para mal-. La presión del público azulgrana se palpó durante los noventa minutos, pero lejos de lo que pudiera parecer hoy en día, aquello no era habitual entonces. Los jugadores del Barcelona se contagiaron de semejante dosis de intensidad, y a juzgar por lo que escribió el cronista de ABC, el árbitro también.
«No. Este público de este partido, ni es imparcial, ni es justo, ni ponderado; y el fútbol del primer tiempo, así jugado, ni es fútbol ni cosa que se parezca. Contando con un ejército seguidor tan disciplinado, el Barcelona puede marcar dos o doscientos tantos. El árbitro tendrá que allanarse, y el equipo contradictor hará muy bien sometiéndose. Lo peor -o lo mejor- es que en Chamartín no hay que temer que se repita el caso ».
Agrio panorama para el partido de vuelta, que, aunque el cronista no lo predecía como complicado, terminó siendo otro bochorno . Volviendo al 13 de junio de 1943, el Real Madrid se veía ante la difícil empresa de remontar el 3-0 de la ida de las semifinales. La previa del partido se caracterizó por el ambiente caldeado , poniendo la prensa y los jugadores blancos de su parte para que esto sucediera.
![Portada del diario deportivo 'Marca' tras el encuentro](https://s2.abcstatics.com/media/deportes/2018/10/25/portada-marca-11-1-kZrG--510x349@abc.jpg)
El partido de vuelta
La llegada del Barcelona a Madrid dejó entrever lo que le esperaba al equipo. La afición blanca, para quien lo ocurrido la semana anterior era un insulto , devolvió el ambiente hostil a sus rivales. Seguridad Nacional y Consejo de Deportes llegaron a asegurar que no podían garantizar la seguridad durante el partido. La crónica de Juan Antonio Samaranch, periodista por aquel entonces de la Prensa del Movimiento, fue especialmente dura con los que acudieron a la grada del estadio de Chamartín.
«Esto [el resultado] ha sucedido a costa de perder Madrid y el Real Madrid aquella fama de caballerosidad de la que tanto y tantas veces nos hablaban esos cronistas de gran renombre y prestigio, que más bien en lugar de dar ánimos como era su obligación han sido los que han inducido a crear el estado de ánimo para superar el 3-0 favorable al Barcelona con un resultado y una descortesía mucho mayores». Estas líneas le costaron la retirada de su carné de profesión y su derecho a ejercer como periodista.
Si sobre el terreno de juego el Real Madrid humilló al Barcelona, yéndose 8-0 al descanso , sobre las gradas reinó la hostilidad hacia los azulgranas. La «campaña» -así calificada entonces- iniciada por la prensa y por los jugadores blancos, la cual denunciaba el agravio sufrido en Les Corts, dio sus frutos. Antes del partido se repartieron unos silbatos que sirvieron para ensordecer cada posesión del Barcelona. Con el 11-1 definitivo, el Real Madrid accedió a la final de la Copa del Generalísimo.
Postpartido
La crónica de ABC del partido de vuelta , si bien probablemente el mundo azulgrana no compartió, sí dejó una enseñanza vigente hoy en día: «Estas son las pruebas de fútbol que atraen centenares de miles de espectadores y hacen vibrar de entusiasmo a las muchedumbres. Canalizar las vehemencias, sujetar los fragores, inculcar la obligada serenidad, es misión de todos y función deportiva la primera».
Aquel partido escribió en la historia la mayor goleada en un clásico. Además, la eliminatoria dejó a dos equipos que se creyeron víctimas de lo mismo. El Barcelona llegó a asegurar que la Policía les advirtió que tenían que perder, así como también denunciaron haber sido apedreados antes y durante el partido. El portero Miró , quien vivió su peor noche como profesional, llegó a asegurar que tuvo miedo de acercarse a la portería por si le abrían la cabeza. Tras aquel encuentro se retiró.
Las autoridades, aunque validaron los dos partidos pese a las protestas de ambas entidades, forzaron a sus presidentes a dimitir. Marqués de la Mesa de Asta dejó su lugar a José Antonio Albert y Fuerte Peralba cedió su sillón a Santiago Bernabéu . Además, ambos clubes tuvieron que pagar una multa de 25.000 pesetas. El domingo se vivirá un nuevo clásico del fútbol español. Mucho ha llovido desde aquel 1943, y todo lo ocurrido desde entonces , como dicen, es historia.