Champions League

Guardiola, el enemigo más odiado del madridismo

El entrenador del City acumula treinta años de intensa rivalidad con el club blanco

Vídeo: Guardiola: «Hemos hablado de ellos, pero nos hemos enfocado más en nosotros, en lo que hemos de hacer para ganarles» - Atlas
Rubén Cañizares

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Los 118 exitosos años de vida del Real Madrid también lo son por el nivel y categoría de sus adversarios. Es imposible entender la grandeza de la entidad blanca sin esas rivalidades con otros clubes, jugadores y entrenadores que tanto juego han dado en épocas tan distintas. Una de ellas, seguramente la más intensa de los últimos treinta años, es la protagonizada por Pep Guardiola , primero como futbolista e icono del Barcelona de Cruyff, después como entrenador de la era más lustrosa del club azulgrana y en estos últimos tiempos como técnico de Bayern y City, dos de los mejores clubes del continente que año tras año luchan por la Champions, el torneo fetiche del Real Madrid.

En su etapa vestido de corto, seguramente su episodio más recordado fue el último como jugador profesional en el Bernabéu. En la temporada 2001-2002, El Barça visitaba en marzo la capital de España, con nueve puntos de desventaja respecto al Madrid, lo que le obligaba a ganar para seguir manteniendo alguna opción de ganar el título. Fue uno de los clásicos más intensos de este siglo, con piques y patadas que hoy provocarían más de una y dos rojas, y goles, cuatro, dos por barba. Cinco en total y tres del Barça, desde el prisma de Guardiola, que se fue de su última noche como futbolista en el Bernabéu con un buen calentón.

Pique en su último clásico

En el tiempo de prolongación, Losantos Omar, colegiado de aquel clásico, anuló un gol a Rivaldo , el tercero de su cuenta aquella noche, por fuera de juego posicional de Kluivert. El árbitro vasco creyó que el disparo del brasileño tocó en el ariete holandés, en posición de fuera de juego, pero realmente lo hizo en Helguera. Aquel tanto era el 2-3 que recortaba la distancia a seis puntos y mantenía al Barça vivo en Liga. Guardiola, ya sin el brazalete de capitán y con el abrigo oficial del club, sustituido en el 81 por Xavi, saltó tras el pitido final y se encaró cara a cara con Losantos Omar: «¿Sabes lo que has hecho? ¿Pero sabes lo que has hecho? Has jugado con el sentimiento de un país». Ahí Pep mostró por primera vez de manera pública su doble juego político-deportivo cuando el Real Madrid se cruzaba en su camino. El Bernabéu, que llevaba años apuntando su matrícula, sumó un motivo más para no dejar de hacerlo nunca.

Cinco años antes, otro episodio polémico que el madridismo no olvida fue su respuesta a las críticas de Roberto Carlos tras su primer partido de madridista en el Camp Nou , donde fue recibido con pancartas de «macaco» y «mono» y escuchó, además, gritos y cánticos racistas cada vez que tocaba el balón: «Ese señor habla mucho», aseguró Pep, negando que el público del Camp Nou fuera xenófobo.

Como entrenador, la enemistad no solo no ha bajado las pulsaciones sino que ha ido a más. Guardiola subió en 2008 al Camp Nou, edificando, gracias a Messi, la etapa más brillante del club, a la vez que emergió uno de los cara a cara más tensos de la historia del fútbol español con el Madrid de Mourinho, cuyo pasado como segundo entrenador azulgrana cuando Pep era jugador no sirvió para echarle agua a un fuego que llegó a provocar incendios descontrolados.

Mourinho, «el puto amo»

Uno de ellos se convirtió en la comparecencia más agria de Guardiola en la sala de prensa del Bernabéu. En la previa de la ida de semifinales de Champions de 2011 , Mourinho acusó a Pep de quejarse por el acierto al anular un gol ilegal de Villa en la final de Copa, ganada por los blancos días antes (1-0), y el de Santpedor estalló: «Como él me ha tuteado yo también lo voy a hacer. Fuera del campo ya me ha ganado. Le regalo su Champions particular fuera del campo, que la disfrute y se la lleve a casa. En esta sala él es el puto jefe, el puto amo y no quiero competir en ningún instante. Si se quiere quedar con los amigos de Florentino Pérez y la central lechera, pero yo he trabajado cuatro años con él».

En el Bayern también las tuvo tiesas contra el Madrid . La semifinal de Champions de 2014 significó la mayor derrota de su carrera como entrenador (0-4 en la vuelta en Múnich). Entonces, no encontró mejor modo para definir el repaso de aquel equipo dirigido por Ancelotti asegurando que habían jugado contra atletas -refiriéndose a la velocidad de Bale, Cristiano o Di María- y que así era imposible competir en igualdad de condiciones.

Luego, llegó al City , donde en cuatro temporadas todavía no ha pasado de cuartos en la Champions a pesar de haberse gastado más de 1.300 millones de euros en fichajes, y desde su poltrona en el banquillo del Etihad ha ido dejando nuevas perlitas, como la de menospreciar el brillante palmarés continental más reciente de los blancos: «Juventus, Bayern y Barcelona son los mejores equipos de esta década. No el Real Madrid. ¿Por qué? Porque cada temporada ganan su Liga». Ahora, paradójicamente, eliminar al Madrid para seguir vivo en la Champions es su última oportunidad de no acabar en blanco la temporada. Esta noche hay nuevo episodio de una rivalidad eterna.

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