Final Champions | Liverpool - Real Madrid

El MVP del héroe Courtois, y el «ici, c’est Real Madrid, y punto» del líder Ancelotti

El belga entra en la historia por una de las mejores actuaciones de siempre de un portero en la final de la Champions

El italiano asegura que es más fácil ganar la Champions por el Madrid y Florentino deja un mensaje sobre Mbappé

Rubén Cañizares

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Los cinco minutos de descuento en Saint-Denis fueron los 300 segundos más largos de la vida moderna del madridismo. En el banquillo, Nacho, Marcelo, Modric y Lucas no paraban de tirar botellas contra el suelo, poseídos de los nervios por una prolongación y un desenlace de la final agónico. De lejos, la Champions y la final más dura de las ocho en color del equipo blanco, que explotó cuando Turpin se llevó el silbato a su boca. Casemiro y Kroos se tiraron al suelo, tan felices como exhaustos. Ancelotti elevaba los brazos al cielo. Carvajal se iba como un poseso a la zona de la grada donde estaban su familiares y junto a él, Ceballos y Rodrygo . Seguramente, junto a la de Lisboa, la celebración más sentida.

Ancelotti se marcó un baile con Camavinga, Vinicius, Valverde y Rodrygo, como si los cuarenta años de diferencia con todos ellos fueran una simple cifra. Alaba levantaba la silla de un ‘steward’. Vinicius tenía un minuto de gloria en solitario junto a los aficionados, que le tiraron una bandera gigante desde la grada. Solo Bale, media sonrisa, brazos cruzados y andar parsimonioso, estaba en otro mundo. Daba igual.

La afición blanca, señora

Raúl llevó la copa al atril, y comenzó un protocolo de entrega de medallas honrado por ambos equipos y manchado por los hinchas del Liverpool , que ya habían dejado su fondo vacío. Feo gesto de la afición red y precioso el del bando madridista, que aplaudió a los jugadores del Liverpool mientras estos recogían sus medallas. Solo Alexander-Arnold se la quitó de su pecho.

En el Madrid, obviamente, nadie se quitaba la medalla. El Rey, presente también en la entrega de preseas, estuvo muy cariñoso y bromista con Marcelo, y también con Courtois, MVP de la final y héroe con nueve paradas, cinco de ellas de máxima dificultad que ya están para siempre en la historia de la Decimocuarta: «Hoy hemos demostrado quién es el Rey de Europa . Nadie podía quitarme las ganas de ganar la Champions. Por mis muertos que iba a ganar una. Es increíble, tras tantos años y tanto trabajo. La de Salah tuve que ir a buscarla lejos. Fue una locura. Lo siento por mi hermano, que mañana se casa y no puedo estar, pero el lunes hay otro casamiento civil y estaré ahí», detalla el belga.

Thibaut ha sufrido esta temporada, en la que ha sido de largo el mejor portero, ninguneos vergonzosos, sobre todo desde el Reino Unido. Anoche se tomó su particular venganza: «Necesitaba ganar una final en mi carrera, para poner algo de respeto en mi nombre, porque no creo que me respeten lo suficiente. Especialmente en Inglaterra».

Quién sí le respeta son sus compañeros y entrenador. Y mitos del madridismo, como Casillas: «Hacía tiempo que no recordaba un portero tan determinante en una final de la Champions», escribió en su cuenta de Twitter el exportero blanco, que estuvo presente en París, como también Zidane junto a su mujer y Rafa Nadal, que hoy juega su partido de octavos en Roland Garros.

Ancelotti, eufórico, también se acordó de Courtois : «¿Ha visto alguna vez una actuación como la de Courtois?», le preguntaron a pie de campo. «Sí, sí. También fue de Courtois», respondió con sorna el italiano, que desveló una confidencia: «Le dije a Courtois que nos iba a ganar la final, y nos ha ganado la final».

Ancelotti reconoció que esta ha sido la Champions más dura de la cuatro que ha ganado, lo mismo que le ha sucedido al Madrid: «Desde octavos hasta la final sufrimos mucho, pero es más fácil ganar la Champions con el Madrid que con otro equipo. Ici, c’est Real Madrid y punto », se sinceraba el técnico blanco. Tan contento como Carletto estaba también Florentino: «Es un equipo que se lleva muy bien y tenemos un entrenador que lo ha hecho muy bien. Ha habido, además, una gran unión entre la afición y los jugadores. Nuestra satisfacción es que todos estén contentos y que haya esa comunión».

Eran las primera palabras públicas del presidente tras el fallido fichaje de Mbappé, y Florentino evitó darle el protagonismo a quién no lo merecía en esos momentos . El protagonista era el Real Madrid: «Ahora tenemos una delantera muy buena. Vinicius, Rodrygo, Benzema... Hoy no existe Mbappé. Hoy es la fiesta del Madrid y de sus jugadores».

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