Grada de preferencia
La Champions de Benzema
«La baza es el francés. Nadie podría imaginarlo hace algún tiempo, pero así están las cosas»
Hoy puede ser la gran noche del Real Madrid o puede ser lo que, en lógica cartesiana, suele ocurrir, y es que una ventaja como con la que el Manchester City llega al Etihad sea más que suficiente para alcanzar los cuartos de final. El Madrid que juega esta noche en Mánchester no es el Madrid que perdió en el Bernabéu, aunque sean los mismos. Ya escribió Borges aquello, de «El otro, el mismo», pero el equipo de Guardiola sí sigue siendo el mismo. La baza de los madridistas es Benzema. Nadie podría imaginarlo hace algún tiempo, pero así están las cosas. El ir y venir de Hazard con las molestias, cuando no son lesiones, advierte de lo provisional que podría ser su alineación. La alternativa es Vinicius, con todo lo bueno y lo aventurado del asunto. Menudo partido. La Champions en silencio, o con solo los susurros de los pocos que están en la grada y en los banquillos.
Desde marzo aquí, en el fútbol y en la vida, todo es inédito. En los tiempos antiguos se hablaba del factor campo, que era algo así para el fútbol lo que en literatura denominó Graham Greene «El factor humano». Pero ahora el factor campo desaparece. La pasión está en tregua, los gritos contenidos, las banderas en casa. Lo único neutral es el silencio, el leve sonido del golpeo al balón.
Uno de los misterios, y Zidane es un misterio en sí mismo, es si reforzará la línea central con cuatro o la aligerará con tres. Con cuatro, se quedan Benzema y Hazard o Vinicius solos ante la débil defensa del City; con tres, Asensio, si se olvida de su inclinación a no bajar y echarle una mano a Carvajal, que la necesitará en grado extremo, puede ser una baza decisiva. Falta Sergio Ramos, y otro que se la juega es Militao, quien tiene ante sí o su gran noche, o su condena, o todo lo contrario. Los del City no se fían, el más sereno de sus defensas, Laporte, avisa sobre Benzema. Mánchester ha sido, en los últimos años, desde el taconazo de Redondo y la exhibición de Ronaldo (el bueno), un escenario para la gloria. La única, la de la Champions. Así sea.