Un excelente prólogo

Nada como un buen prólogo para una gran novela. Se escribe después y pondera las páginas que vienen. En el fútbol, es al contrario. Es lineal, no hay sala de montaje como en el cine. Es más cercano al teatro, incluso con la presencia física de los protagonistas, y el escenario, y el vestuario. Lejos del silencio de los espectadores durante la representación, como sucede hoy, el fútbol está más cerca del Corral de Comedias, digno de Shakespeare, Lope o Tirso de los siglos áureos. En el estadio, como en la antigua «cazuela», el público expresa su opinión en directo, nada de diferidos, ni virtualidades al uso, ni virales, se juzga al instante, se discute y se valora. El silencio en el fútbol es el de los cementerios. El fútbol es el presente, por eso es eterno. Hoy, ante la gran novela que el Madrid tiene por delante las próximas semanas: PSG y Barça, el partido frente a la Real Sociedad promete. Tras el parón de las selecciones, y ese lúgubre fin de semana, oscuro, tenebroso, aburrido, sin Liga regresa ésta al Bernabéu. Será el «momento de la sensación verdadera» (Nobel, Handke) para Zidane, uno más. Allá con la farfolla del tedioso caso Bale, porque para caso La verdad sobre el caso Savolta, la novela de Eduardo Mendoza que cambió la narrativa española en un año tan característico como 1975. Las opciones de Zidane son diversas pero todas tienen un nombre propio: Valverde y algunos interrogantes: ¿será Vinicius un nuevo Robinho? ¿Logrará colocar a Hazard donde da lo que sabe, como en el Chelsea y en la selección belga? Esta noche de un otoño como debe ser, lluvioso, viento y furia, es la ocasión de probar diversas alternativas. Jugadores tiene para ello. Es la ocasión para descubrir el cuajo, el riesgo, la sensatez y la oportunidad de que es capaz Zidane con las varias, y formidables opciones, parecer «casi perfecto» (Mary Poppins). Ésta es la asignatura que se le resiste y que le tiene sin superar el aprobado. Esta noche, sí es un excelente prólogo de lo que vendrá. Qué será de órdago.