Real Madrid

La encrucijada de Luka Modric

El croata debe decidir si remata su carrera en el Real Madrid y confirma su renovación hasta 2021 o si firma una última gran oferta del extranjero

Tomás González-Martín

Es un futbolista hecho para el Real Madrid y él lo sabe. Lo supo desde que destacó en el Tottenham y escuchó el mensaje de los emisarios del club español. Su juego ofensivo y su calidad brillarían en el conjunto blanco mejor que en ningún otro lugar, porque el equipo madrileño se define por el ataque constante y estaría rodeado de hombres de similar nivel al suyo. No hubo que explicarle más datos. Como subraya Zidane, «a Luka hay que decirle pocas cosas». Fichó por el Madrid hace siete años, tras forzar su marcha ante Daniel Levy, dueño del Tottenham, y ha triunfado en España. Cuando conquistó su cuarta Champions vaticinó que sería muy difícil repetir lo que ha conseguido «un equipo que ha marcado esta época». Ese éxito y su excelente Mundial en Rusia, al frente de Croacia, le elevaron a la gloria. Recibió el Balón de Oro del Mundial, el premio The Best y el Balón de Oro que todos conocemos. Desgastado por esa campaña épica, sin descanso real en el verano, esta temporada no ha rendido.

Si se queda: tendrá contrato hasta 2021. En esta hipótesis, jugará hasta los 35 años y 9 meses en el conjunto blanco. Y recibirá un aumento de ficha. El nuevo contrato hasta 2021 significará un aumento salarial en reconocimiento a su Balón de Oro y su rendimiento a lo largo de siete años

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Tiene 33 años y ahora se plantea el dilema: continuar en el Real Madrid y retirarse aquí o marcharse a otro club y firmar un último gran contrato. Modric se encuentra en una encrucijada personal. Tras alcanzar su máximo apogeo hace un año, ha comenzado el descenso de su curva de rendimiento por razones lógicas de edad. Cumple los 34 el 9 de septiembre.

Si se queda podrá continuar después en la casa. Modric colgaría las botas en junio de 2021 y, si lo desea, permanecerá en la entidad como hombre cualificado del madridismo, como lo son hoy Roberto Carlos y Arbeloa

Observa que su club tiene que cubrirse las espaldas ante el futuro y desea contratar un centrocampista ofensivo. El informe de la dirección deportiva aconseja la adquisición de un mediocampista que dispare y tenga gol, que es la solución cuando los delanteros no pueden marcar. El Real Madrid ha tenido esa asignatura pendiente desde hace tiempo, pues ni Kroos ni Modric tiran a portería con asiduidad. Ancelotti ya se lo dijo al croata: «Solo te falta disparar más desde fuera del área». La presencia de Cristiano exigió habitualmente pases al portugués. Su promedio es de un tiro a puerta por partido, tanto con Ronaldo como ahora, sin él. Pogba y Pjanic son los primeros candidatos en ese objetivo de reforzar la línea media con visión de ataque.

No hay que estudiar tres carreras para entender que si se ejecuta una de esas operaciones, Modric o Kroos serán los primeros afectados. Uno de los dos, o ambos, perderán su condición de titulares fijos.

El mejor asistente blanco, siete pases de gol

El Balón de Oro tenía asegurada por contrato la renovación con el Real Madrid por un año más, hasta 2021, y debe decidir si ejerce ese derecho y sigue en la entidad dos temporadas más, hasta los 36, y se retira aquí, o si aprueba una de las ofertas que posee, entre ellas la del Inter, que sigue perenne y que le destinaría posteriormente a China para ganar allí una ficha similar a las de la Premier. La decisión no es fácil. El club madrileño le ha concedido esta campaña extraordinaria de contrato en reconocimiento a su buen hacer durante siete años y al Balón de Oro, el colofón de su carrera profesional.

Si se queda, disfrutará de un aumento económico de su ficha. En la cúpula de la casa se analiza que es un futbolista que no ha dado un problema a la entidad y Modric sabe que, de permanecer en el equipo, podrá continuar en la empresa una vez cuelgue las botas. Será un representante cualificado del madridismo, como lo son Roberto Carlos y Álvaro Arbeloa en la actualidad.

La disquisición de Modric es si debe seguir en el Real Madrid. Este curso no ha funcionado a su nivel y augura que habrá un cambio general en un equipo dirigido y remodelado por petición de Zidane. No quiere ser un suplente de lujo o un titular discontinuo. Tiene el Balón de Oro en su palmarés y no puede vivir esa realidad.

El balance de la temporada refleja que ha disputado 41 partidos, pero ha sumado 3.192 minutos reales de juego porque fue sustituido por Lopetegui y por Solari en una docena de ocasiones. Los dos preparadores le dieron encuentros para que pudiera adquirir la forma, tras el enorme esfuerzo del Mundial, que pasó su precio, pues Modric no tuvo un verdadero asueto en vacaciones, ya que jugó la final de la Supercopa de Europa en el ecuador de agosto. Alcanzó su mejor momento físico en enero. Sin ser su mejor «perfomance», lleva cuatro goles y es el primer futbolista del Real Madrid en asistencias, siete.

Zidane le hablará claro

Zidane ha manifestado al club y a sus pupilos que está centrado en ganar las siete jornadas de Liga que restan y no piensa dialogar sobre el futuro de cada futbolista hasta que finalice el campeonato, el 19 de mayo. El entrenador hablará muy claro con Modric. Se conocen bien y no habrá rodeos con el jefe del fútbol del Real Madrid en el césped. El croata ha sido la extensión en el campo de Zidane durante el último trienio. El técnico francés le dirá sin tapujos si a partir del mes de agosto será titular con él, si rotará con un posible fichaje o si directamente le aconseja marcharse porque comenzará como suplente y podría aprovechar una última gran oferta económica casi con 34 años.

Una etapa prodigiosa

Ancelotti se lo quiso llevar al Bayern hace dos veranos y el croata dijo «no». El Inter lo intentó hace diez meses sin pagar un traspaso, en una presión de los representantes sobre el Real Madrid que recibió respuesta del club español con una denuncia contra el equipo italiano, presentada en la FIFA. Los dirigentes interistas solo querían abonar 18 millones de transferencia, el dinero que le permitía el «fair play» financiero de la UEFA. La denuncia acabó con la intentona.

La diatriba interior de «Lukita», como le llama el vestuario, es grande. El centrocampista siempre hace balances analíticos de su carrera y piensa que, con cuatro Copas de Europa, se encuentra a una de emular la legendaria era de Di Stéfano y Gento. Le gustaría empatar con aquel gran Real Madrid. Está a gusto en la entidad y tiene amigos que serán para siempre, como Ramos y Keylor. Le dolería dejar el equipo donde ha logrado más éxitos de los que pudo soñar. Solo una exposición clara de un futuro incierto le hará marcharse.

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