Real Madrid
El directivo que tuvo que pagar de su bolsillo el fichaje de Amancio
Bernabeú no tenía dinero y dijo a la Junta que había que contratarle. La directiva votó que no en ausencia del presidente, que llamó desde La Coruña. «Lo he fichado«. Muñoz Lusarreta preguntó quien lo pagaría. Y le contestó: «Tú»
La historia del fichaje del joven Amancio Amaro por el Real Madrid fue un maratón de reuniones y negativas que Bernabéu ganó, para beneficio del club, tras una pelea dialéctica increíble con el reto de conseguir su adquisición.
La fuerza de voluntad del presidente fue clave, pues el Barcelona acechaba y los directivos madridistas no estaban de acuerdo con Bernabéu en «arriesgar doce millones de pesetas (que era un buen dinero en 1962, alrededor de 30 millones de euros de hoy en una comparación de precios de consumo) por una promesa».
Bernabéu pensó en Amancio para regenerar un equipo que entraba en decadencia , tras perder la final de la Copa de Europa ante el Benfica de Eusebio, Simoes, Coluna y Torres por 5-3. Del Sol se iba a la Juventus italiana, Di Stéfano entraba en la lógica decadencia de la edad, con 36 años, y Amancio era el primer refuerzo de un cambio que después se consolidaría con Pirri, Velázquez, Grosso y De Felipe, el nuevo equipo que celebraría la Copa de Europa en 1966.
Pero estamos todavía en 1962 y Amancio Amaro Varela, con 22 años, aún no es madridista . Había sido goleador de Segunda con el Deportivo, 27 dianas, que ascendió gracias a su talento. Italia y el Barcelona no paraban de tentarle. Y Bernabéu se empleó a fondo, sin una peseta, para conseguir su adquisición . Había que renovar la primera plantilla.
Aquel verano de 1962, Bernabéu fichó a Amancio en contra del criterio de la mayoría de su Junta. Una directiva que se reunió en el estadio mientras el presidente estaba de veraneo para decidir en votación que no se contrataba al joven delantero gallego. En ese momento, Don Santiago telefoneó a sus directivos. El teléfono fijo fue cogido en plena Junta y el dirigente dijo: «Acabo de fichar a Amancio por doce millones y tenemos que ceder a Antonio Ruiz, Betancort, Miche y Cebrián . Hay que dar ahora cuatro millones».
Todos se callaron en la Junta. Nadie daba un paso adelante Quién ponía el dinerito? Ante tanto silencio, Muñoz Lusarreta, vicepresidente tercero, empresario, propietario de cines y teatros por toda España, preguntó: «¿Y quién paga esos cuatro millones?». Bernabéu contestó: «¡Tú !».
El dirigente demostró su buen ojo una vez más. Amancio fue una figura del club desde 1962 a 1976. Ganó la Copa de Europa de 1966 con un gol suyo (2-1), más nueve Ligas, entre otras competiciones.
Al año siguiente de la inversión en un joven que tenía un futuro grandioso, la situación económica era preocupante. Saporta le dijo a Bernabéu que la entidad debía quince millones: cinco millones a la plantilla, los cuatro millones a Lusarreta, cinco a las empresas de viaje y otro millón en otras cuestiones. La deuda máxima que se podía arriesgar con el Banco Mercantil era de 50 millones y ya estaban 42 en débito. Los éxitos del equipo, con esa Copa de Europa del 66 por bandera, permitieron superar la crisis.
Muñoz Lusarreta prestó el dinero mejor invertido del mundo. Se reconoció años más tarde. Pero aquel verano del 62 fue un momento de tensión que nadie olvidó. Amancio supo devolver el préstamo y producir beneficios en el césped . Juanito tomaría su testigo en los años setenta .
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