Champions League

El día que el Madrid de Zidane humilló a los ultras del PSG

Hace año y medio, los blancos enmudecieron el Parque de los Príncipes con una exhibición descomunal

Cristiano, autor de uno de los dos goles en París en aquel partido de vuelta ABC
Rubén Cañizares

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El 6 de marzo de 2018, el Real Madrid comenzó a ganar su Champions número 13. Aquel martes invernal en París, los blancos cumplían 116 años de historia y se autoregalaron una exhibición en el Parque de los Príncipes que quedó bien grabada en la memoria de PSG. Todo comenzó tres semanas antes, con el doloroso 3-1 de la ida de una eliminatoria de octavos que daba, a priori, al conjunto francés como el gran favorito. En un partido en el Bernabéu dominado por los de Unai Emery, el arrebato final del Madrid y el miedo en las piernas de los jugadores del equipo francés obraron una remontada que sería letal para el resto de la eliminatoria.

El gran PSG de Neymar, Mbappé y Cavani , el de los 400 millones gastados en un solo verano, el gran favorito para ganar la Champions, caía ante las horas más bajas del Madrid de Zidane, sin opciones en Liga, eliminado de Copa por el Leganés y con su entrenador pensando ya en su dimisión, algo que consumaría tres meses más tarde. El único consuelo es que restaban noventa minutos en París, pero por el camino aparecieron piedras que acabaron en caída grave.

Primero se fue al suelo Neymar, lesionado de gravedad al romperse el quinto metatarsiano de su pie derecho en el clásico francés ante el Olympique de Marsella . Baja relevante para la segunda parte de la eliminatoria. Y después, vino el ridículo institucional del PSG al entregarle a los peligrosos ultras el mandato de liderar el intento de remontada contra el Real Madrid.

A dos semanas del duelo en el Parque de los Príncipes, en la ciudad deportiva Le Camp des Loges , ubicada en Saint-Germain-en-Laye (30 kilómetros al noroeste de París), se va a producir una polémica reunión. Quince ultras del conjunto galo se citan con varios jugadores del PSG, entre ellos el capitán Thiago Silva, los también brasileños Dani Alves y Marquinhos y la joven estrella Kylian Mbappé. Departen durante treinta minutos en la zona de invitados especiales, sin pudor ninguno y con trato de aficionados VIP. El PSG, orgulloso de esta comunión entre equipo e hinchada, no solo no esconde el encuentro, sino que lo expone con pelos y señales por sus propios canales oficiales a la vez que los radicales le dan publicidad en medios de calado, como «Le Parisien»: «Hemos venido a recordarle a los jugadores lo mucho que nos jugamos en el choque frente al Real Madrid . Queremos que los madrileños sientan lo que es venir a París. Invitamos a todos el mundo a que venga temprano al estadio, con su camiseta y su bufanda para montar una gran coreografía e impulsar a nuestros jugadores. Será una guerra», detalló uno de los ultras invitados a dicha reunión.

Aquel escandaloso encuentro publicitado con pelos y señales contó con el amparo de Al Khelaifi, un presidente que revivió el criminal movimiento ultra del PSG. Con el trampolín de sus propios futbolistas y la compra del club por parte del Emir de Qatar, los ultras del PSG vieron una oportunidad y trazaron un plan para convencer a los nuevos dueños de que su presencia era necesaria en el Parque de los Príncipes, expulsados del estadio tras el asesinato en 2010 de Yann Lorence. Este radical recibió hace nueve años una brutal paliza en una pelea entre miembros de Auteuil y Boulogne, las dos históricas facciones ultras del PSG , y falleció tras diez días en coma. Sería en octubre de 2016, después de cuatro años de muchas conversaciones y reuniones privadas, cuando Nasser Al-Khelaifi permitió de nuevo la presencia de los ultras en las gradas del mítico estadio parisino. Auteuil y Boulogne dejaron atrás su guerra civil y se unieron en un mismo grupo radical denominado CUP (Collectif Ultras Paris), los mismos que ahora amenazan y sacan pancartas insultantes contra Neymar Jr.

Hace año y medio, hicieron todo lo posible por calentar ese PSG-Real Madrid en el que tenían que remontar dos goles, pero a la hora de la verdad quedaron humillados por una lección táctica de Zidane y futbolística de los jugadores blancos (1-2), e incluso acabaron abroncando a sus propios jugadores. Con Lucas y Asensio en bandas, y Kovacic supliendo a un Modric tocado y haciendo el mejor partido de su corta carrera en el Madrid, los de Zidane dieron una exhibición en París que aún perdura en el recuerdo de unos ultras que estos días vuelven a ser noticia por sus continuos ataques a Neymar y a su familia.

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