Lorenzo, campeón
Las claves del título de Jorge Lorenzo
El piloto balear remontó un irregular principio de curso y se valió de su constancia para sumar su tercera corona de MotoGP
Más fino, más fuerte, mejor. Así se presentaba Jorge Lorenzo en esta temporada 2015. Con un objetivo en la cabeza: ganar a los mejores de la historia reciente del motociclismo: Rossi, Stoner y Márquez. Con esas credenciales comenzó el Mundial. Y aunque no tuvo un comienzo espectacular, al piloto balear le movió la pasión y el instinto hasta culminar la proeza en Valencia.
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Irregular comienzo
En 2014, a Jorge Lorenzo se le acabó pronto el Gran Premio de Qatar. Salió desde la primera posición de la parrilla y los neumáticos, todavía demasiado fríos, no aguantaron su ambición. Terminó en el suelo a los pocos metros. En 2015, cuando lideraba la carrera y casi oteaba ya el triunfo, un problema en el casco le dejó en cuarta posición. La gomaespuma se desprendió y fue ocultándole la pista hasta obligarlo a frenar para no terminar por los suelos. En Austin sería una inoportuna bronquitis la que lo dejó sin fuerzas para luchar por la victoria.
2
Monólogo desde Jerez a Cataluña
Desde la primera hasta la última vuelta. Así ganó Jorge Lorenzo las cuatro carreras consecutivas. 103 giros en primera posición encadenó el balear para encaramarse hasta la primera posición de la clasificación al terminar el Gran Premio de Cataluña -por el mayor número de victorias-. Le duró poco, pero le animó a que podía seguir siendo rápido y luchar con todas las consecuencias por el título de MotoGP.
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Brno, el último impulso
La estrategia de lanzarse hacia la victoria desde el primer giro le salió bien en Jerez, Le Mans, Mugello y Cataluña. También lo intentó en Indnanápolis, pero Marc Márquez le trunco la estrategia a un par de curvas par el final. Consciente de que el bicampeón del mundo acumula velocidad y talento a partes iguales, Lorenzo aguantó en la República Checa la presión de su rival y, aprendida la lección, no se dejó sorprender. En lugar de conservar neumático hasta el final, parovechó un despiste de Márquez apra acelerar y dar el último hachazo, definitivo para sus expectativas de éxito. Fue su quinta victoria y el último impulso que necesitaba para encaramarse a la cima del Mundial y presionar a Rossi.
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Un cero para remontar
En el paddock todos los pilotos, mecánicos y jefes de equipo saben que un fallo siempre hay en un campeonato tan largo. En 18 grandes premios es muy difícil no sufrir un problema mecánico, un choque, un error que deje la moto por los suelos. La excepción este curso fue Valentino Rossi, que no probó la dureza del asfalto como sí lo hizo el propio Jorge Lorenzo. En San Marino, instantes después de cambiar de neumáticos porque ya el tiempo se presagiaba en seco, el piloto balear aceleró con demasiadas ganas y provocó que la moto se descontrolase. Terminó en el suelo, después de varias vueltas rodando por la grava. Su cero del año en el casillero. Un traspiés en su camino hacia la victoria que supo, sin embargo, enmendar.
5
El complot imaginado
A Rossi, tan cerca de su décimo cetro mundial (octavo en la máxima categoría) le comenzó a poder la presión. A solo tres grandes premios para terminar el campeonato, apenas once puntos lo separaban de Lorenzo. Incluso con su experiencia, cedió ante los nervios. En el Gran Premio de Australia, el italiano quedó cuarto; Lorenzo, segundo. Porque en las últimas curvas de la última vuelta, Iannone superó a «Il dottore» y Márquez, al balear. A pesar de que el de Honda le privó de acercarse cuatro puntos más en la general, a Rossi la pelea en una de las mejores carreras de los últimos años le sonó a complot entre españoles. «Lorenzo tiene un nuevo aliado», acusó Rossi. «Sí, seguro, sobre todo en la última vuelta», ironizó el balear, a once puntos de su rival.
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Protagonista entre las sombras
Si el Gran Premio de Australia fue una de las carreras más emocionantes de los últimos años, en Malasia la presión estalló. En una esperpéntica rueda de prensa, Rossi acusó a Márquez de querer que no ganara el título. Y sobre la pista ambos evidenciaron esa enemistad: en la pelea por la tercera plaza, Rossi empujó a Márquez al suelo. Lorenzo, a lo suyo, enfocado en su verdadero objetivo, terminó segundo por detrás de Pedrosa, aunque no se cortó al admitir que la sanción que le habían impuesto al italiano (tres puntos en el carné) era demasiado poca. Fue la única voz que levantó antes de ocultarse entre las sombras de la batalla dialéctica para concentrarse en la meta. A falta de un gran premio, siete puntos de desventaja.