Lorenzo, Rossi y el sol

Se despereza el domingo en el Gran Premio de Aragón . Unos relámpagos lejanos amenazaron por la noche los sueños de Jorge Lorenzo, que desea una carrera soleada . En seco ha demostrado ya más de un fin de semana que nadie hay más rápido que él. Con lluvia, las estadísticas favorables giran hacia Valentino Rossi , que sin ser el más veloz se proclamó campeón en Silverstone y permaneció en pie en San Marino. Dos circunstancias adversas para las ilusiones de Lorenzo y en las que perdió demasiada ventaja con respecto a su compañero de equipo.

En busca de su tercer Mundial, el piloto español sabe que de nada sirven los entrenamientos, poco dicen sus registros del viernes, casi nada significa que solo él pudiera rozar el tiempo de Marc Márquez en la pole . Porque Rossi siempre da un plus en las carreras, se erige con toda su veteranía, fuerza ymaestria el domingo de resurreción. Y ya van camino del décimo mundial para «Il dottore».

Son doce domingos encima del podio. Cuatro de ellos en lo más alto. Solo San Marino no le vitoreó. « Es muy difícil lo que ha hecho Valentino, no siendo el más rápido, estar líder », admiraba Márquez. Porque la regularidad es un premio que se otorga a los veteranos que no cometen errores. Con mejores registros pilota Lorenzo, pero problemas a principio de curso, como esa goma del casco que le dejó sin visión en Qatar, la bronquitis en Argentina o fallos en la ellcción de los neumáticos hicieron que su mejor estado de forma no se materializara en victorias o podios. Son cinco triunfos para el balear , pero solo dos veces más se ha subido al podio. Irregularidades que lo obligan a dar el todo por el todo en las cuatro últimas carreras del año frente a un piloto líder en regularidad y seguridad.

«Creo en la remontada», asegura Lorenzo, capaz de ganar cuatro grandes premios consecutivos. Hoy vuelven a verse las caras sobre la pista en un escenario muy parecido a los anteriores. Lorenzo en primera fila, Rossi más rezagado . Pero del italiano siempre debe esperarse un truco de magia que lo eleve encima de su moto como un fénix renacido. Aunque nunca murió. Y del español hay que esperar una salida perfecta y un tirón hacia el triunfo que saque, poco a poco, el terreno q»»ue lo aparta de su tercera corona. Una batalla más, con el cielo decidiendo la fortuna.