Río 2016 | Atletismo
Bolt inaugura el carnaval de Río vestido de oro
Rebasa otra frontera al ganar su tercer oro en los 100 metros sobre Gatlin y De Grasse y va lanzado hacia su último triplete
Crónica
Como un trapecista que volara colgado de esquina a esquina del Estadio Olímpico de Río . Así se presentó. «¡Bolt! ¡Bolt! ¡Bolt!», coreaba el público. Él asentía. Abría los brazos en cruz para coger tanta devoción. La música hizo del recinto un discoteca. Ritmo. El trapecista escuchó el redoblar de los tambores, tomó impulso y voló . El triple salto mortal sin red. Y cuando pisó el suelo con sus zapatillas doradas ya era por tercera vez campeón olímpico de los cien metros. Inigualable. El rey del carnaval de Río. Samba.
Ha comenzado el show, el último desfile del mejor atleta de la historia. Le bastaron 9.81 segundos para agrandar su mito . Justin Gatlin (9.89), el estadounidense de 34 años cargado de dopaje en su pasado, pareció aguar la fiesta hasta el ecuador del hectómetro. Luego vio pasar al rayo, como lo vio el joven y liviano canadiense André de Grasse, bronce con 9.91. Primero Bolt y tras él, como separados por un alambre de Espino, el resto. Como siempre. En Pekín, en Londres y ahora en Río, donde queda inaugurado el carnaval de Bolt.
Había electricidad en el estadio. Unos minutos antes el sudafricano Wayde van Niekerk había calcinado la pista con su récord del mundo (43.03) en los 400 metros. La vieja plusmarca de Michael Johnson. Historia. El tartán quemaba. Mejor. Los velocistas corren como si pisaran ascuas. Y salieron del túnel. Uno a uno. Como en una pasarela. Abucheos para el malo, Gatlin. Cara de pitbull. Aplausos para los demás. Y un trueno de gritos para el último, Bolt, claro . Trueno y rayo. Ahí, sobre el escenario, Bolt domina la carrera. Mira a la cámara como a un espejo. Juega, baila. Que los demás vean su calma. Que no tiene ningún miedo. Que esta carrera, una más, va a ser suya. Bolt maneja esa liturgia previa al disparo como nadie. Ha hecho de la grada su cómplice. Bajo su divertida manera de ganar hay un plan: amedrentar a sus rivales, minarles.
Gatlin lleva años azotado , repudiado. Sin honor deportivo, ya no tiene nada que perder. En finales anteriores había caído en esa red psicológica de Bolt. Se había desgastado en ese baile de máscaras que son las semifinales. Esta vez, no. Salió mejor que nadie. A galope de puntillas y con la mirada en el suelo. Dispuesto a encarecer el tercer oro de Bolt, que ni le saluda, ni le habla. Aire de metal en Río. Un instante de duda. ¿Y si pierde Bolt? Nadie había venido con esa respuesta. Al atletismo le hubiera dado un infarto. Pero nada dura mucho en cien metros: Bolt, metido ya en los 41 pasos sobre su pies del número 47, empezaba a acelerar sobre sus zapatillas doradas. Más alto que los otros, nadie tiene la palanca de sus piernas. Cada zancada suponen 2,77 metros y cada segundo, cuatro zancadas y media . A los sesenta metros ya estaba a la par de Gatlin y por delante de De Grasse, un recién llegado de apenas 70 kilos que ganó su primer carrera con un pantalón de baloncesto. Un talento que viene.
La remontada de Bolt reventó el estadio. Su ingravidez al coger 44 kilómetros por hora. Apenas toca el tartán. Su dominio en los metros finales levantó los brazos de la grada. Bolt entró apuntándose con el pulgar en el pecho mientras ladeaba la cabeza para disfrutar, relajado ya, con el rostro crispado de Gatlin. Su marca, 9.81, está lejos de su mejor versión . Bolt ya no es tan rápido como era. Lo sabe. A Río ha venido a por los tres oros y, si su castigado cuerpo le deja, a por el récord de los 200 metros. Con su piel de charol y su sonrisa, le hizo al público el saludo militar: primera misión cumplida. Faltan dos en esta semana de carnaval en Río. Dos trabajos más para Bolt y su fama de perezoso. ¿Perezoso?
Como tenía seis años más, a Juliette Campbell le encargaron en el equipo de atletismo de Jamaica que cuidara a aquel joven y distraído campeón del mundo juvenil de los 200 metros. La atleta, también oro en pista cubierta, no duró como cuidadora. Ya basta. El chaval era un dejado. Comía un bocado y olvidaba el plato en cualquier sitio. La ropa colgaba hasta de la lámpara. La habitación de Usain parecía un bazar con olor a tigre. Campbell tenía que controlar la hora a la que se acostaba el dichoso crío, despertarle para no se saltara un entrenamiento... Ya no podía más cuando una mañana se le acerca el juvenil Bolt y le suelta: «Oye Juliette, a ver cuándo me haces la cama, que en casa mi madre me la hace todos los días». Fue el colmo. Dijo que nunca más. Aquel niñato era un perezoso insoportable.
Luego aprendió que para ganar hay que vomitar en los entrenamientos, cuidar su torcida espalda y reforzar sus abdominales para compensar esa pierna derecha centímetro y medio más corta que la otra. Bolt se hizo un fiero competidor a base de sudor. Ahora es el hombre más veloz de la historia y el único que ha ganado la prueba de los cien metros en tres Juegos: Pekín 2008, Londres 2012 y, esta madrugada, Río 2016. Si en Londres con su segundo triplete (100, 200 y 4x100) se convirtió en una leyenda, ¿qué es ahora? Simplemente, Bolt. El mejor. De hoy y del mañana. A eso ha venido a Río, a recoger otros tres oros, retirarse y pasar e resto de vida balanceándose a ritmo jamaicano en una tumbona viendo cómo cada cuatro años las siguientes generaciones de velocistas fracasan en el intento de alcanzarle en los Juegos. Bolt ha batido esta pasada madrugada a rivales que ni han nacido. Con los 9.81 de ayer, los menos de 20 que empleará en los 200 metros y los 9 y pico del 4x100 se ganará el derecho a la pereza eterna. Qué importa una cama sin hacer. «Me faltan dos medallas (los 200 metros y el relevo) pafa ser inmortal», soltó con el oro al cuello.
«El atletismo necesita gente como yo» , dijo el mesías de este deporte. El más veloz de los hombres, incluso para enviar un mensaje por Twitter nada más abandonar la pista: «¡Ponte en pie, Jamaica! Esto es para mi gente». En el estadio de Río todos se sentía jamaicanos. El efecto del infinito Bolt.
Ya nos despedimos. Gracias por haber seguido este directo con nosotros y sigan atentos a toda la información que les ofreceremos sobre este nuevo hito del atleta jamaicano.
Primer reto conseguido para Usain Bolt, que suma ya siete oros olímpicos. Aún debe pelear por dos más, el de 200m y el del 4x100.
No se lo puso fácil a Bolt Justin gatlin, que dominó hasta los 70 metros. Remontó Bolt y el estadounidense se queda con la plata con 9.89. Bronce para el canadiense De Grasse con 9.91.
¡USAIN BOLT GANA EL ORO CON 9.81!
Dorsal 2612 para el jamaicano. ¿Habrá nuevo récord del mundo?
Sale Bolt y enardece el estadio. No falta el show del jamaicano. Los finalistas, ya en sus calles y dispuestos a correr. En sus marcas...
Ya están siendo presentados los finalistas del 100. Comienza el show.
Usain Bolt saldrá a la final por la calle 6. A sus lados estarán el francés Jimmy Vicaut (izquierda) y el canadiense Andre De Grasse (derecha). Gatlin lo hará por la calle 4 y Yohan Blake por la calle 9.
Diez minutos para la final de los 100 metros. Usain Bolt se ha podido inspirar en estos últimos instantes con el estratosférico récord del mundo del sudafricano Wayne Van Niekerk en los 400 metros.
Escándalosa la superioridad de Usain Bolt en su semifinal. Tan grande como su sonrisa. Se le ve comodísimo al jamaicano.
Repasamos los ocho finalistas: Usain Bolt (Jam), Andre De Grasse (Can), Justin Gatlin (EEUU), Jimmy Vicaut (Fra), Ben Youssef Meite (Cmf), Akani Simbine (Rsa), Yohan Blake (Jam) y Trayvon Bromell (EEUU).
Se clasifican por tiempos el sudafricano Akani Simbine y el estadounidense Trayvon Bromell.
Gana Justin Gatlin con 9.94. Yohan Blake, clasificado con 10.01.
A punto de empezar la tercera semifinal, con Yohan Blake y Justin Gatlin, quien se prevén como los mayores rivales de Bolt en la final.
¡9.86 para Usain Bolt! El jamaicano salió mjal, remontó, y a los 70 metros se puso a mirar a uno y otro lado dejándose llevar. Impresionante. Andre De Grasse (Canadá), también clasificado con 9.92.
Salida nula de Andrew Fisher (Bahrein). Más tensión para la semifinal de Usain Bolt.
Segunda semifinal con la presencia de Usain Bolt. Aclamado el jamaicano en el estadio olímpico.
Han comenzado las semifinales. La primera la gana el francés Jimmy Vicaut (9.95). También se clasifica por puestos el marfileño Ben Yousef Meite (9.97).
En las series, Usain Bolt se clasificó para semifinales con la cuarta mejor marca de todos los participantes (10.07), aunque el frenazo del jamaicano en los últimos metros fue evidente. Justin Gatlin, con 10.01, fue el más rápido.
La final está programada a las 3.25 horas de esta madrugada. Apunten la hora. De momento, antes Bolt tendrá que afrontar la semifinal. El jamaicano corre en la segunda, que será a las 2.07 de la madrugada.
Bolt aspira a conquistar el primero de los tres oros olímpicos por los que ha venido a competir en Río (los otros serán en 200 metros y en el 4x100). El jamaicano aspira a un reto increíble, conquistar tres oros en tres Juegos diferentes. Desde Pekín, él es la máxima estrella de la velocidad mundial.
¡Saludos, muy buenas noches! Esta madrugada el estadio olímpico de Río vivirá una de sus noches estelares con la final de los 100 metros lisos, donde el protagonismo casi absoluto recae en el jamaicano Usain Bolt.