Tenis
La primera medalla: conocer a Nadal
El ciclista navarro Juan Peralta ya tiene en su maleta uno de los mejores recuerdos de Río 2016: una foto con su ídolo
Uno afinaba la muñeca. El otro lo observaba desde la grada. Uno vestía camiseta sin mangas azul. El otro, maillot amarillo y rojo, zapatillas de ciclista y casco. Uno utiliza sus brazos como punta de ataque; el otro, las piernas. Poco tenían que ver Rafa Nadal y Juan Peralta . Pero los dos son olímpicos y eso une para siempre.
En la maleta del ciclista navarro de 26 años ya hay, dos días antes de que se inicen los Juegos, un recuerdo imborrable: una charla, un apretón de manos y una foto con su ídolo, el tenista balear. Había salido a dar una vuelta con su bicicleta, a inspeccionar el terreno y buscar un circuito por el que entrenarse. Vio que eran las doce del mediodía y pensó que a lo mejor el tenista estaba entrenándose. Aparcó la bicicleta y se adentró en las pistas de entrenamiento. Llegó a la número 7 y... sorpresa: allí estaba Nadal , compartiendo sudor y golpeos con Marin Cilic.
Dejó el casco y las gafas en una silla contigua, saludó tímidamente a Toni Nadal, se sentó a observar cómo jugaba el balear y esperó. Diez minutos más tarde, nadal terminaba su sesión matutina de entrenamientos y se acercó al ciclista, que no podía dejar de sonreír. «Madre mía, Rafa Nadal», se expresaba por la emoción.
Compartió sus métodos de entrenamiento con los dos Nadal y también impresiones sobre la Villa Olímpica. «Somos vecinos», le dijo al tenista. «¿Todos estáis en el mismo edificio?», inquirió Toni Nadal, pues los entrenadores no están en la Villa. Una charla informal que apenas se creía que estuviera sucediendo. Pero fue tan real como la foto que el navarro pidió a un periodista que le sacara con su teléfono móvil. « En cuanto lo ponga en Facebook van a alucina r», comentaba después de despedirse de su ídolo, sonriendo al comprobar que la foto seguía allí, en su teléfono.
Peralta ya había sido olímpico en Londres 2012, quedó décimo en pista, pero con la ausencia de Nadal no había podido coincidir todavía. Ya tiene una historia que contar cuando vuelva a España. «Era un sueño», repetía. «El pobre no puede ni caminar por la Villa Olímpica. Cada dos metros lo están parando para hacerse fotos y pedirle autógrafos. Pero se para con todos. Aunque algunos no tienen demasiada educación porque incluso cuando está comiendo le piden que se haga una foto con ellos. Hoy ha tenido que salir corriendo dl comedor porque si no no llegaba al entrenamiento. Está también en la Villa Michael Phelps, pero lo de Nadal es tremendo», aseguraba Peralta, sin parar de sonreír. «Esto son los Juegos», sentenció antes de recoger su bicicleta. Mientras uno se ponía el casco, el otro salía con su raquetero. Son los dos olímpicos y eso une para siempre.
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