Río 2016 | Halterofilia

La hora de Lydia Valentín

La española quiere conseguir su primera medalla en unos Juegos «in situ», no a través del teléfono

Lydia Valentín JOSÉ RAMÖN LADRA

JON AGIRIANO

De un tiempo a esta parte, cuando le preguntan sobre el dopaje en su deporte, Lydia Valentín siempre pone como ejemplo a Svetlana Podobedova , la campeona olímpica en Londres. Había dado positivo en un Mundial y fue sancionada por cuatro años. Durante ese tiempo, Podobedova se nacionalizó kazaja. Cuando volvió a la competición, lejos de pesarle los años transcurridos en el dique seco, lo hizo más fuerte que nunca, batiendo récords. Imposible no sospechar, efectivamente. Es algo que la haltera leonesa viene haciendo desde que comenzó a competir a nivel internacional hace ya quince años. Sospechar ante marcas que no tienen ninguna lógica y resignarse. «Muchas veces competimos fuera y da rabia, porque los que ganan no tienen más calidad que nosotros, sino que van hasta arriba . Te sientes literalmente robada. Yo estoy tranquila porque sé que todo lo que he conseguido ha sido con trabajo y sin trampas», declaró recientemente.

A veces el tiempo acaba haciendo algo parecido a la justicia. El pasado 16 de junio, Valentín recibió la noticia de que Podobedova había sido descalificada por dopaje y se le retiraba su medalla de oro en Londres, lo que suponía que ella, cuarta en esos Juegos, pasaba a ser bronce. Fue una gran sorpresa -no ya el positivo, sino que se descubriera y se sancionara a la infractora al cabo de cuatro años-, pero la mayor estaba todavía por llegar. Horas antes de que esta berciana concienzuda y presumida volara hacia Río, saltó la noticia: la rusa Natalia Zabolotnaya, plata en Londres, y la bielorrusa Iryna Kulesha, bronce, también habían sido cazadas en los mismos contranálisis que Podobedova. De manera que, tras correr el escalafón entero del podio de 2012, la española puede convertirse pronto -lo que tarde en confirmarlo el COI tras analizar los recursos- en campeona olímpica.

Valentín no quiere perder el tiempo pensando en ello. Prefiere concentrarse en cumplir por fin su sueño de obtener una medalla olímpica in situ , en la misma competición y no meses después por vía telefónica. Si está a su nivel, al que mostró para proclamarse campeona de Europa en Tel Aviv hace dos años y en Tiflis en 2015, la levantadora de Camponaraya debe estar hoy en el podio del pabellón Ríocentro 2. Suspendidas cautelarmente Podobedova y las rusas, y ausente la china Yue Kang, última campeona del mundo, su gran rival parece ser la norcoreana Rim Jong-Sim , subcampeona mundial. En Houston levantó 280 kilos, seis más de los que Lydia Valentín tiene como mejor marca sumando arrancada (124) y dos tiempos (150).

Será un bello duelo en un deporte marcado desde hace años podrido por la lacra del dopaje . Sólo hay que pensar que el 28,2% de los positivos confirmados desde los Juegos de México en 1968 hasta Londres corresponden a halteras. Los escándalos son continuos, tanto que el COI obligó a que los controles antidoping de este deporte los realice una comisión independiente. En Sidney fue expulsada toda la delegación búlgara. Otro dato ilustrativo: sólo en 2013 se contabilizaron 69 positivos de halteras pertenecientes a 17 países. Encabezaba la lista Kazajistán, seguido de Armenia, Uzbekistán, Ucrania, Georgia y Rumanía. Por cierto, kazajo es el nuevo campeón de la categoría de 77 kilos, Nihat Rahimov, cuya divertida celebración del oro, con unos pasos de baile y luego abrazado a sus entrenadores, ha dado la vuelta al mundo.

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