Río 2016 | Natación
Efimova logra la plata entre abucheos por sus sospechas de dopaje
La sombra del dopaje vuelve a subir al podio de la piscina de Río con la nadadora rusa y el chino Sun Yang, oro en 200 libres
King, que venció a la rusa, lo dejó claro tras la final: «Emociona ganar cuando estás limpia»
En la noche brasileña que vio a la húngara Katinka Hosszu colgarse en los 100 metros espalda su segundo oro y que en las semifinales de los 200 mariposa avisó a Phelps de que tendrá en el húngaro Tomas Kenderesi un duro rival en la lucha por el título , el azul brillante de la piscina olímpica tenía una mancha que el deporte no se quita: la sombra que deja el dopaje .
SunYang, que dio un extraño positivo con un supuesto medicamento para curar su alterado corazón, ganó la final de 200 metros (1.44.65) por delante del sudafricano De Clos, que no pudo mantener su tremenda salida, y del americano Dwyer. Sun Yang, ídolo popular chino tras sus oros en los Juegos de Londres 2012 ha venido a Brasil repudiado por sus propios dirigentes , hartos de sus desplantes, sus líos de faldas y sus gustos de nuevo rico. Su verdugo un par de días antes en la final de 400, el australiano Marc Horton, le califico de «dopado» . La piscina olímpica le dedicó algunos pitos. Y le aplaudió tímida al final, cuando Sun Yang, de nuevo campeón olímpico, descorchó su euforia. Tiene el mundo contra él y, aun así, sigue coleccionando oro.
Pero la mayoría de los abucheos de la noche no fueron dedicados a él. Los silbidos más contundentes esperaron a Julia Efimova , que ocupó la calle 5 de la final de 100 braza. La nadadora rusa es un síntoma. Es una de las deportistas repescadas a última hora tras haber sido vetada por la Federación internacional de natación. Su nombre, al parecer, no estaba en el informe McLaren que, encargado por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), ha desvelado un dopaje sistemático en Rusia . Trampa avalada y organizada por el Gobierno de Putin, ávido de éxitos a cualquier precio.
Efimova voló a Brasil sin saber si podría competir . «Ya cumplí mi sanción por dopaje. Esto sería como castigarme dos veces», dijo. Reclamó ante el Tribunal de Arbitraje del Deporte (TAS), que le dio en parte la razón. El Comité Olímpico Internacional (COI), tan tibio en cuestiones de dopaje , carraspeó la garganta y ha permitido que Efimova, positivo en 2014 con un anabolizante y luego con meldonium, eche la duda sobre el agua de Río. Se notaba. Flotaba sobre el azul y también en el ambiente del Centro Acuático de Río, enrarecido.
En la calle 6, la lituana Ruta Meilutyte, defensora del título, no miraba a la rusa . Vista al frente. Ya lo había dicho todo antes: «Es una falta de respeto. Esto no son los valores del deporte». Al otro costado de Efimova, estiraba sus brazos en la calle cuatro la estadounidense Lilly King , la que llegó a la final con el mejor tiempo, dos centésimas menos que la rusa. « Ganarle sería un plus. Sería para la historia », dijo con su sonrisa pecosa. Si la noche anterior había sido abucheado el equipo ruso del relevo 4x100, ahora le tocaba a Efimova. Es la tasa de la sospecha. Ella alegó que el anabolizante hallado en su cuerpo procedía de un alimento contaminado . Es una explicación habitual en estos casos. De su segundo positivo, el del meldonium, tan corriente en deportistas rusos, se libró porque el control antidopaje se produjo justo antes de que ese producto entrara en la lista negra.
El COI, ante el tremendo escándalo ruso delegó en las federaciones internacionales. Se lavó las manos . El organismo que dirige el alemán Thomas Bach mantiene una relación cordial con Rusia , potencia deportiva. Y Efimova se presentó en la calle cinco del 100 braza. Siempre estuvo por detrás de King , la mejor en el primer 50 y también al final, pese al empeño de la rusa en los últimos metros. El público, en pie, asistía en voz alta a una película de buenos y malos. Ganó la preferida de la grada: King, con 1.04.93, por 1.05.50 de Efimova, que un rato después subió al podio a recoger la plata más abroncada por Río de Janeiro .
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