Río 2016 | Baloncesto
Una celebración de altura en Río
El baloncesto nacional festejó su triunfo por todo lo alto en la ciudad brasileña
Ha sufrido la selección de baloncesto para conseguir su tercera medalla consecutiva en unos Juegos. L o hizo tras ganar a Australia en un final épico que corona a una generación de leyenda. Junto a ellos, las chicas de Mondelo sumaron una plata histórica , la primera medalla olímpica para el baloncesto femenino. Éxito sin precedentes para un deporte español en los Juegos.
Tras bajar de podio, los jugadores de la selección se buscaron para hacerse otra foto. Los doce, junto al cuerpo técnico y la familia de la federación, posaron con sus medallas de bronces y dos camisetas muy especiales. En una, el número «13» de Marc Gasol sujetada por su hermano Pau; en la otra, el «19» de San Emeterio , descartado por Scariolo a última hora. Ambos, campeones como el resto en Río.
Un momento emotivo que dejó muchos más sobre la cancha. Charlas amistosas que se entrecruzaban entre Ricky Rubio y DeMarcus Cousins o entre Mirotic y Jimmy Butler . Compañeros de equipo estos últimos. Enemigos el viernes y amigos ayer. Compañeros en los Bulls dentro de unas semanas. El público americano presente en el Carioca Arena se afanó por pedir la presencia cercana de sus ídolos. Acudieron a la llamada Carmelo Anthony o Kevin Durant -éste último casi hace ceder una valla del pabellón-, aunque el último en acercarse para saludar a los aficionados fue Pau Gasol. «Paaaaaau, Paaaaaaau». Los gritos obligaron al español a ser uno más en el triunfo de Estados Unidos . Feliz y abrumado por tanto cariño, no pudo más que acercarse y saludar.
Tras la entrega de medallas, la selección masculina se unió a la femenina y todos celebraron el éxito de los Juegos en un conocido restaurante de la ciudad. La tormenta eléctrica de Río obligó a un cambio inesperado de sede por un apagón, pero a partir de ahí todo fluyó con normalidad. Risas y bromas. Abrazos y caras alegres. Final feliz para la canasta nacional, el único deporte que salió de Río con una sonrisa.