Paralímpicos Pyeongchang
Víctor González, de pensar en el suicidio a los Juegos de Pyeongchang
Cuando tuvo un accidente que le dejó tetrapléjico quiso quitarse la vida pero a las pocas semanas le prometió a su madre que iría a unos Paralímpicos
Un accidente marcó (y cambió) la vida de Víctor González. El 22 de febrero de 2015, el asturiano estaba practicando snowboard un día de mala visibilidad en el Parque Nacional de Aguas Tortas (Lérida) cuando chocó con un muro de nieve . Cayó de cabeza, se fracturó dos vértebras del cuello y quedó tendido en suelo, sin poder moverse.
No pintaba bien. Un helicóptero tuvo que rescatarlo de aquella ladera sin que pudiera mover un músculo para ayudar. Cuando llegó al hospital, los médicos confirmaron las malas noticias: tenía una invasión medular del 30 por ciento y tenía que entrar en quirófano. Todo salió bien, aunque nadie le daba buenas noticias . «Me dijeron que me iba a quedar tetrapléjico», recuerda el asturiano en una entrevista con ABC.
En aquel momento se vino abajo. «No era capaz de hacer nada y tenía que depender de todos para hacer lo que fuera», explica. Llegó a pensar incluso en quitarse la vida , aunque no sabía bien cómo porque no lo podía hacer por sí mismo. «Creo que todos los que hemos sufrido algo parecido hemos pensado en algún momento en la eutanasia», comenta.
No fue un pensamiento momentáneo, pero duró mucho menos de lo que cabía esperar. A las pocas semanas, miró a su madre, su gran apoyo en el hospital, y le prometió que un día disputaría unos Juegos Paralímpicos . No podía moverse de la cama pero había cambiado la mentalidad y tenía muy claro que lo iba a conseguir. Tiró de fuerza de voluntad para hacer sesiones dobles de rehabilitación en el hospital que completaba con visitas al fisioterapeuta, siempre con la misma frase que se metió en la cabeza: «No lo intentes, hazlo» .
Pensaba en ese lema en cada hora de rehabilitación, con el sueño de volver un día a las montañas a hacer snowboard, ese deporte que meses atrás casi le había arrebatado la vida y al que se aferraba como salvavidas.
Fue el snowboard lo que le ayudó a quitarse la idea del suicidio ; el snowboard y la promesa que le hizo a su madre y que le llevó a Pyeongchang. No tuvo suerte el lunes en cross, pero este viernes lo volverá a intentar en el eslalon, con la mirada de su madre desde la grada.
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