Fútbol
El último soplido de Mateu Lahoz
El colegiado más célebre de España deja la Liga tras una serie de sinsabores que no empañan su exitosa (y polémica) carrera
La prueba de que Negreira hacía lo que quería con los árbitros

Arropado por sus hijos y su madre, emocionado, despidiéndose de la grada como una estrella de rock, Antonio Miguel Mateu Lahoz (Algimia de Alfara, Valencia, 1977) sopló en la Liga española por última vez. También otros compañeros (a Del Cerro Grande le hicieron pasillo en ... el Real Sociedad-Sevilla), pero nunca alcanzaron su cartel mediático y su carisma. En el Mallorca-Rayo (3-0), lo dejó el último árbitro galáctico del fútbol nacional. Amigo de casi todos, recibiendo otra vez un pasillo.
Hace sólo medio año, Mateu Lahoz era no sólo el árbitro más conocido de España, sino uno de los principales candidatos a dirigir la final del Mundial de Catar. Todavía en cuartos de final, a Mateu le tocó dirigir con esa presión el que acabaría siendo el encuentro más complicado de todo el campeonato: Argentina-Holanda. Esa noche no sólo batió el récord de tarjetas amarillas en la historia de los Mundiales: también sufrió el desprecio público de Lionel Messi, el gran icono comercial de la FIFA, que a pesar de ser muy bien tratado por Mateu durante todo el partido le acusó después ante las cámaras internacionales de no tener suficiente nivel para el torneo. «Es una locura... Como España está eliminada, quería eliminarnos a nosotros. El peor árbitro de la Copa», se atrevió a decir luego el guardameta albiceleste, Emiliano Martínez, con amnesia temporal después de que Mateu hubiese perdonado la expulsión flagrante a Leandro Paredes por lanzar un pelotazo violento al banquillo holandés.
♥️ El amor de los Mateu. #LaLiga #LaCasaDelFútbol pic.twitter.com/6H0s26dHxH
— Fútbol en Movistar Plus+ (@MovistarFutbol) June 4, 2023
Desde ese fatídico 9 de diciembre hasta este domingo, cuando Mateu, tras dirigir el Mallorca-Rayo, con 46 años, guardó el silbato en un cajón tras 15 temporadas en Primera División, el colegiado valenciano no ha hecho otra cosa que sufrir reveses: primero, la FIFA le envió a casa después del Argentina-Holanda (tras haberle adjudicado, por ejemplo, el partido más delicado de la primera fase: Estados Unidos-Irán, que fue de guante blanco); poco después, firmó un nuevo récord personal en el derbi catalán de Nochevieja: 14 tarjetas amarillas y 2 rojas, lo que le confinó a la 'nevera' arbitral unas semanas mientras continuaba la polémica de su famosa tarjeta roja a Sergio Canales en el Betis-Cádiz; al cabo de un par de meses fue informado personalmente por Luis Medina Cantalejo, el presidente del Comité Técnicó de Árbitros (CTA), de que no se contaba con él para el próximo curso (sí le ofrecían ser árbitro de la sala VAR, pero Mateu se negó: él quería seguir sobre el césped hasta los 48 años, aprovechando la posibilidad de otorgar una exención a los árbitros de 45 años que instauró Velasco Carballo, el anterior presidente del CTA). La noticia le sentó muy mal al valenciano, cómo mostraron las cámaras cuando le dijo «Estoy jodido» al atlético De Paul (internacional argentino, curiosamente) antes de un partido liguero.
Visto con una cierta perspectiva, el duro trance del Argentina-Holanda fue un buen ejemplo de la dualidad que ha acompañado siempre a Mateu. Trató de imponer su personalidad y controlar aquel partido desde el primer minuto, pero mediante la persuasión amable, aplicando el manual que le convirtió en un colegiado icónico de la Liga: siempre dialogante, siempre protagonista y con notable expresividad facial. El problema es que su estilo, tantas veces efectivo, no fue aceptado esta vez por los futbolistas. «Los jugadores siempre piensan que van a acabar teniendo alguna ventaja si dialogan con un árbitro de este tipo», sostiene un importante árbitro internacional en conversación con ABC; «ese día quiso ser el amigo de todos, pero le salió mal y perdió el control del partido».
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El Kun Agüero tuiteó en los primeros minutos de aquel partido: «Este árbitro, cómo le gusta llamar la atención, Dios mío». El estrellato y protagonismo del valenciano han sido tradicionalmente sus flancos débiles para los críticos, que no han ahorrado juegos de palabras entre «intimar» e «intimidar» o le han acusado de tratar bien a estrellas (CR7) y aplicar el rigor con los modestos. «Llamo a los jugadores por su nombre, como a mis alumnos», explicó hace unos años en una entrevista en El País.
Mateu Lahoz con su familia, muy emocionado. Ha recibido la ovación de Son Moix. #FairPlay 🔝👏 https://t.co/f03Wzm7QMf pic.twitter.com/KRCDCqv6Ee
— Juanmi Sánchez (@JUANMISB97) June 4, 2023
¿Utiliza la edad como excusa el CTA para prescindir de Mateu? Aquí las versiones, como siempre, son dispares. Son conocidas las discrepancias que el valenciano mantiene con Medina Cantalejo (especialmente sobre la autonomía del árbitro frente al VAR y las repercusiones del 'caso Negreira') y el malestar que produce en la Federación su condición protagónica de estrella internacional, que puede contactar con cualquier presidente o club sin necesidad de intermediarios: un prestigio y capacidad de interlocución superior a la de todos sus compañeros, probablemente incluso a la de Luis Rubiales. Un colegiado al que muchos futbolistas van a saludar a la conclusión de un partido, aunque lo hayan perdido (tiene varias ofertas para arbitrar fuera de España sobre la mesa). Pero algunos árbitros consultados respaldan que el CTA acierta al «impedir un tapón» (también 'jubila' a otro árbitro reputado, Del Cerro Grande), facilitando la renovación generacional.
Armado con un currículum magnífico (tercer árbitro de la historia española con más partidos en Primera, Juegos Olímpicos, Eurocopas, dos Mundiales, una final de Champions League, mejor árbitro de la Liga en 2011 y 2014), Mateu derramó lágrimas esta tarde en Son Moix, como hace tres semanas en El Sadar, cuando Osasuna y Getafe le hicieron un pasillo en su última visita a Pamplona. Ha sido su último partido en la Primera División española, donde tuvo grandes defensores y detractores desde el principio.
Cuando llevaba cuatro temporadas, José Mourinho le llamó el mejor árbitro de España. Dos años después, en 2014, Mateu le anuló un gol a Messi por fuera de juego que, a la postre, le costó una Liga al Barça del Tata Martino (parece que la Pulga nunca se lo perdonó). «A Mateu le gusta sentirse especial», declaró Pep Guardiola en 2018, después de que el valenciano le expulsase en un partido de Champions: «Mateu Lahoz es… Mateu Lahoz». Pero quizá la frase más sonada fue la de otra estrella culé, Gerard Piqué, cuando aseguró que le había preguntado por sus hijos en un Madrid-Barça «mientras atacaba Cristiano Ronaldo».
El hombre que protagonizó el primer pasillo que se recuerda a un árbitro en Primera División planea en todo caso continuar su carrera fuera de España. Arabia Saudí, donde ya pitó un partido en marzo enviado por la Federación, es el destino más probable, según reveló el exárbitro Juan Andújar Oliver recientemente. Las malas lenguas afirman que se ha ofrecido para trabajar a varios clubes. Él siempre ha negado buscar protagonismo, aunque haya acudido a programas como 'El Hormiguero' (donde reveló que se hizo árbitro para superar la temprana muerte de su padre). En un principio, al Mundial de 2022 iba a acudir Del Cerro Grande en representación del arbitraje español, pero finalmente se impuso la candidatura de Mateu. Puede el valenciano se haya arrepentido de ello, pero ni siquiera Messi le podrá quitar su fama de buen árbitro, quizá demasiado simpático, uno de los mejores de este siglo. Y que este domingo colgó el silbato.
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