Fútbol / Nations League
Una selección de Pavones sin Zidanes
Después de una generación cargada de estrellas, España vive una época sin fueras de serie. Pedri es el que más se acerca.
Vaya o no Iago Aspas, vuelva o no Sergio Ramos, se quede o no Eric García, se cuente o no con los que juegan en sus equipos, se prescinda o no de los que no lo hacen, sean más o menos extravagantes las convocatorias de Luis Enrique, España tiene lo que tiene. Que es mucho menos de lo que reunía no hace tanto, en la época dorada del combinado nacional, cuando juntaba a los mejores del mundo (o cerca) en casi todas las posiciones (Casillas, Puyol, Ramos, Piqué, Xavi, Iniesta, Silva, Villa, Fernando Torres...). Pero ya no. Ya sea porque los veteranos no están vigentes o porque los jóvenes no apuntan tan alto, España ha conformado un equipo de buenos jugadores, pero que individualmente no sobresalen como para subirse al top 3 mundial. Clase media. Casi todos las selecciones disfrutan de algún crack, algunas de varios, pero la española, no. Pedri es lo que más se aproxima a ese concepto. Valga como dato: no hay un solo español en la lista de 30 finalistas para el Balón de Oro. Portugal o Francia tienen cuatro cada uno.
Portería
Unai Simón es un guardameta sobrio, fiable, calmado, con gran juego de pies. Autor de alguna cantada, sí, pero con la virtud de que no le afecten. ¿El mejor posible? Se puede discutir, pero ninguna respuesta llega por aclamación. Más se puede rebatir a sus suplentes, Robert Sánchez y David Raya, pero tampoco. ¿Kepa, por el que el Chelsea pagó tanto? ¿De Gea? ¿Es Unai el mejor del mundo? Ni por lejos. Courtois, Oblak, Ter Stegen, Ederson, Alisson, Donnarumma... Los top están bajo otra bandera.
Defensa
Es por donde la selección española sangra más y las decisiones de Luis Enrique son más discutidas. Con más abundancia para escoger laterales izquierdos (la demarcación más próspera del mercado español actualmente: van Alba, Gayá, Marcos Alonso, pero podrían rendir igual media docena más de jugadores específicos del puesto) que derechos (la demarcación más vacía; hay pocos, la mayoría de ellos reconvertidos). No hay muchos argumentos para rebatir en esto. Carvajal parece indiscutible, mientras que la elección de Azpilicueta llegó casi por descarte para la Eurocopa, por más que el rendimiento del navarro haya sido convincente desde entonces. Por debajo de ellos apenas hay nada, al punto de que Luis Enrique aprovechó y copió la idea de colocar a Marcos Llorente de lateral derecho.
Queda el centro de la zaga, otra demarcación en la que nadie parece querer asumir el papel de líder. Para ese rol se buscó y nacionalizó de urgencia a Laporte, pues la salida de Sergio Ramos dejaba un hueco muy difícil de llenar. El jugador del City, ahora lesionado, se ha convertido en el único imprescindible par Luis Enrique, pero ni siquiera tiene garantizada la titularidad en su club. Tampoco Pau Torres, siempre mejor con su club que con la selección, ni Eric García, apuesta personal del seleccionador, se encuentran entre los centrales mejor valorados de Europa.
Centrocampistas
Busquets, por jerarquía, veteranía y capacidad futbolística, es uno de los líderes de España. Sigue siendo fundamental para equilibrar, pausar y poner criterio en el centro del campo de España. Pero no es un jugador decisivo, y el físico empieza a jugar en su contra. Rodri, el sustituto, crece y crece en el Manchester City, pero tampoco tiene ese estatus de estrella que falta en la selección. Siempre a la sombra de Busquets, el madrileño aún no ha sido capaz de dar el paso adelante que se le reclama en el equipo nacional. Fabinho, Kimmich o el propio Casemiro parecen por delante de ellos.
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La apuesta de Luis Enrique por la juventud y el descaro podría estar detrás de esta falta de jugadores top. Es decir, Pedri y Gavi tal vez aún no tengan esa categoría, pero pocos dudan de que en el futuro aparecerán de forma recurrente en las listas de los mejores futbolistas del mundo. Su corta edad juega de momento en contra, por más que sean indiscutibles en todo un Fútbol Club Barcelona o que el juego de la selección española pase casi siempre por sus botas. El canario es, a día de hoy, el jugador que más ilusiona al grueso de los aficionados. Es talento y fantasía, aunque aún sin el cuajo necesario para tirar del carro de forma decisiva en su club ni tampoco en la selección. Esa relevancia sí la tienen otros interiores o mediapuntas como De Bruyne o Modric.
Como siempre, hay sobreabundancia de centrocampistas españoles en la élite, pero a día de hoy ninguno de ellos podría sostener ese estatus de estrella mundial.
Delanteros
Morata es el nueve de esta España, y como el propio seleccionador reconoce, no es un delantero de 30 goles por temporada. En realidad, ningún atacante español encajaría en ese perfil. No hay un Haaland, un Benzema o un Lewandowski disponible para el equipo nacional. Hay que convivir con ello e intentar minimizar esa carencia con otras virtudes. Eso es lo que busca Luis Enrique en el hoy ariete del Atlético, al que valora mucho más por su derroche defensivo, su capacidad de asociación con los mediocampistas y extremos o por su manera de arrastrar a los centrales rivales.
La alternativas a Morata, demostrado queda, pasa por perfiles como Raúl de Tomás o Borja Iglesias. O, directamente, por prescindir de esa figura de delantero referente y jugar con la figura de un falso nueve.
En los extremos ocurre algo parecido al centro del campo. Luis Enrique cuenta con un buen número de excelentes jugadores para elegir, algunos también muy jóvenes, pero que en ningún caso aparecen entre los mejores futbolistas del mundo. Hoy en día son Vinicius, Mbappé o Foden los más decisivos de entre los futbolistas de ese pelaje.