Salva Ballesta sobre las críticas ideológicas: «No les hago caso porque son erróneas»

A rey muerto, rey puesto. El San Fernando ha hecho gala del refrán para en cuestión de horas tener un relevo en su banquillo, nada más comenzar la temporada. Un cambio de cromos inesperado y sin que la situación del equipo sea tan dramática para la destitución de Nacho Castro y la llegada de Salva Ballesta.

Con todo, el presidente del club, Louis Kinziguer, ha tratado de explicar las causas del cambio del entrenador, dejando caer que es más por el legado de la pasada temporada que otra cosa. «Es otro día especial para el San Fernando CD por el cambio de entrenador. Nacho Castro ha sido un gran profesional que lo ha dejado todo por el club. Le deseo el mejor de los éxitos para el futuro. Llevamos una mala racha de la pasada temporada que ha continuado en esta. Hemos tomado la decisión para anticiparnos a que esto vaya a peor. Todo está hecho para conseguir los objetivos del club».

En el relevo ha tenido un papel fundamental la opinión del director deportivo David Vizcaíno. «Necesitábamos un cambio radical en la persona y en el juego. No quiere decir que Nacho sea peor entrenador que Salva pero en este deporte mandan los resultados y en ocasiones hay que intentar cambiar el rumbo como sea«.

La mala resaca de la pasada temporada, en la que el equipo coqueteó con el descenso, ha sido otra de las claves del relevo en el banquillo. «Teníamos una presión añadida de la temporada pasada y creíamos que cambiando la plantilla esas sensaciones iban a desaparecer. Nacho podría haber sacado más puntos en las cuatro primeras jornadas del campeonato. Eso te hace pensar que lo primero que te hay que cambiar es el entrenador, por desgracia«.

Por su parte, Salva Ballesta, ha comenzado «agradeciendo al presidente y al director deportivo la confianza que han depositado en mí. Vengo a un club histórico y con mucha potencial, la directiva me ha trasladado la intención de llevar a la entidad a cotas importantes. Estoy en una ciudad con una afición tremenda, con ganas de fútbol y eso se transmite por la calle. Ahora tenemos que conseguir entre todos es devolver la ilusión a la afición».

El nuevo entrenador recuerda que «tengo la suerte de conocer a gente, conocer el vestuario. Hay que implantar conceptos nuevos y siempre hay que recalcar nuevas ideas. Me gusta quedarme con lo bueno que hay y meter más cosas buenas».

La ambición de Ballesta va mucho más allá de la permanencia. «No aspiro a mitad de la tabla, aspiro a lo máximo. El año del Algeciras a base de mucho trabajo y suerte con una plantilla que no era la mejor conseguimos los objetivos. Mi ilusión y mi sueño, porque hay capacidad, es conseguir el ascenso».

«Hay una grandísima plantilla y se pueden conseguir cotas importantes en una categoría con grandes clubes, y todos tienen la misma posibilidad. No he visto la sensación de que el equipo no pueda aspirar a lo máximo. Todos los jugadores que hay en esta plantilla podrían estar en cualquier otro equipo«, destaca el que fuera jugador del Atlético de Madrid, entre otros equipos.

Desde que se anunció el fichaje de Salva Ballesta, un sector de la afición del San Fernando ha criticado en redes su incorporación por la supuesta fama que arrastra el técnico azulino. Una cuestión más ideológica que otra cosa, y en la que algunos no casan sin que Salva haya hecho nada del otro jueves. «No le hago caso a lo extradeportivo porque se agarran a situaciones que son totalmente erróneas, no puedo entrar en eso. Mi profesión y en los equipos en los que he estado siempre he soportado la presión, no tengo problemas para eso. Vivo con la presión y más cuando tienes tres niños«, responde entre risas.

Ballesta ha recordado su idea de juego y lo que quiere implementar en el San Fernando. «Si te pones por delante hay que ir por el segundo gol, el que dé un paso para atrás lo hace para irse fuera del estadio. Esa es la mejor manera de respetar al rival, buscando la goleada. Hay que tener el balón mirando hacía delante, recordando que dentro de un partido hay muchos partidos.