Barcelona 3 - 0 Sevilla
La primera liga de Xavi
LaLiga Santander | Jornada 20
Toda la finura que faltó en el primer tiempo apareció de golpe para cerrar la noche y, salvo tremendo descalabro que no parece probable, el campeonato
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La Liga podía casi decidirse anoche en el Camp Nou tras la inesperada derrota del Madrid contra el Mallorca. Y así fue, en un partido tosco, aburrido, de gestión de impotencias y que el Barça decantó de la manera menos esperable, con dos protagonistas que no son los que suelen desembozar y uno de ellos ni estaba previsto que jugara. Se guardó un minuto de silencio por la muerte del escritor y periodista Josep Maria Espinàs, autor de la letra del himno del Barça. Eran otros tiempos, cuando «amateur» no era dicho con desprecio y significaba amor. El amor que Espinàs sentía por el Barça. No cobró nada por su escribir letra, una de las más conocidas y cantadas en Cataluña.
Barcelona 3 - Sevilla 0
Liga Santander | Jornada 20
- Barcelona Ter Stegen; Koundé, Araujo (Marcos Alonso, min. 80), Christensen, Jordi Alba (Balde, min. 83); Busquets (Kessie, min. 8), Gavi (Ansu Fati, min. 80), De Jong; Raphinha (Ferran, min. 84), Lewandowski y Pedri.
- Sevilla Bono; Montiel, Bade, Gudelj, Rekik, Acuña (Ocampos, min. 65); Óliver Torres (Bryan Gil, descanso), Jordán, Rakitic, Gueye (Fernando, min. 83; En-Nesyri (Lamela, descanso).
- Goles 1 - 0, min. 58, Jordi Alba; 2 - 0, min. 71, Gavi; 3 - 0, min. 79, Raphinha.
- Árbitro Sánchez Martínez (C. Murciano). Amonestó a Rakitic (min.45+1) y Jordán (min.75) en el Sevilla.
Busquets no tardó ni un minuto de silencio en romperse y fue sustituido por Kessié, manteniendo el Barça el esquema inicial de los cuatro centrocampistas. Tal vez habría sido más lógica la entrada de Sergi Roberto, que sabe mejor que Kessié «hacer de Busquets», pero es verdad que Xavi tiende en los últimos partidos a confiar bastante en el marfileño, que acabó dándole la razón. Un poco hortera José Castro, presidente del Sevilla, con la bufanda de su equipo en el palco. Partido incómodo, con el Sevilla con el autocar cruzado en el Camp Nou. Lewandowski y Araujo pudieron marcar al cuarto de hora, pero falló por poco la puntería. El Barça, sin saber exactamente a qué juega, ni si sólo intenta optimizar sus recursos o trata de fundar un estilo nuevo, consigue tensar algunos momentos no sé si de buen fútbol pero por lo menos eficaz y claramente superior a la defensa que oponen sus rivales. El autobús del Sevilla no era tan resistente como parecía sobre el papel, y a medida que los minutos pasaban la sensación era que los andaluces iban a necesitar algo más de lo que estaban ofreciendo para salvar ni que sólo fuera un empate. Buen ritmo del Barça, buena presión, enseguida recuperaba el balón, Raphinha se ofrecía sin demasiada fortuna por la derecha. Araujo y Christensen solucionaban los pocos problemas que el rival presentaba. Lewandowski pudo marcar de un potente y lejano disparo, pero Bono puso una mano prodigiosa.
La luz del Barça menguó sin que la del Sevilla terminara de encenderse. Menos finura, más fango, el habitual lío que el equipo se hace pasada la euforia del despliegue inicial. No parecía una desconexión total pero el Sevilla se empezaba a estirar y cualquier contra podía ser letal. El Barcelona dejó de crear oportunidades y para instalarse en una apática pero no del todo peligrosa vulgaridad. Lewandowski es un gran rematador pero un pasador mejorable y desperdició una buena transición de Koundé con una pésima asistencia a Raphinha.
Primera parte pesada, poco fluida, con algunos momentos de inspiración pero entre las limitaciones del Barça y el planteamiento antifutbolístico del Sevilla, el aburrimiento fue la nota dominante. Raphinha no desestabilizaba y Xavi no tenía a nadie para hallar la profundidad. Poca sustancia, ningún protagonismo destacable. Este Barça muy probablemente sea el campeón de Liga, pero es inevitable sentir nostalgia de cuando para ganar títulos importantes hacía falta jugar a un fútbol bastante más presentable.
La segunda parte empezó igual de encallada que la primera, sin ninguna idea a la vista, con la pereza del niño, que el domingo por la noche se pone a hacer la montaña de deberes que ha ido aplazando durante todo el fin de semana. Además, el Barça era incapaz de aprovechar los regalos visitantes, de modo que se hacía cada vez más difícil imaginar por dónde podría llegar el milagro. Gavi aparecía más pero al final el gol se lo inventaron entre el centrocampista y el lateral, Kessié en el control y la asistencia, y Alba al remate. Fue la exacta clase de milagro que el Barça requería para ganar un partido tan atascado. A Lewandowski hay pocas cosas que se le puedan reprochar con las cifras que presenta, pero esta noche buscaba una inspiración que claramente no encontraba. Raphinha, en la asistencia que había estado intentando todo el partido, y que no le había salido, pudo por fin poner un balón de oro a Gavi, que le bastó con empujar para marcar el segundo.
Más ridículo que el gorro de Sampaoli sólo fue el papel con un gráfico interminable que le entregó a Jordán para resituar a sus compañeros. Merecido premio para Raphinha, que marcó el tercero rematando una muy buena asistencia de Jordi Alba. Toda la finura que faltó en el primer tiempo apareció de golpe para cerrar la noche y, salvo tremendo descalabro que no parece probable, la primera Liga de Xavi.