Todos pendientes de Luis Enrique

El primer hito del Mundial de Qatar pasa por la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, donde este viernes Luis Enrique sacará de su cabeza la lista más deseada, la de los elegidos para defender a España en busca de la segunda estrella. La relación se conocerá a través de los medios oficiales de la Federación Española a las 12.30 horas, e inmediatamente después comparecerá el seleccionador para valorar y analizar la convocatoria.

Se llega a este momento sin una sola filtración. Por no saber, ni siquiera se conoce aún el número total de los llamados, si el técnico asturiano completará los 26 huecos disponibles o si, al igual que hizo Didier Deschamps con la lista de Francia, o él mismo en la pasada Eurocopa, optará por dejar alguna plaza vacante. Sospechan los seleccionadores que no es bueno tener a demasiados jugadores sin participar.

La otra incógnita, claro, son los nombres de esos convocados. El núcleo duro, formado por una veintena de futbolistas, se puede citar casi de carrerilla sin riesgo a equivocaciones. El resto dependerá del estado físico de los que llegan más apurados y de las necesidades específicas de Luis Enrique. Gerard Moreno o Koke acaban de regresar de sus respectivas lesiones, Ansu Fati aún sigue lejos del nivel que encandiló al asturiano, y con Oyarzabal son pocos los que cuentan a estas alturas después de no haberse probado ni un minuto con la Real Sociedad.... Ahí podría estar el resquicio para las sorpresas, bien con algún nombre inédito en convocatorias anteriores o incluso con un regreso inesperado. En este grupo, los nombres de Álex Balde y Sergio Ramos se elevan por encima de otros 'outsiders'. Pero son todo especulaciones. El seleccionador es amigo de este tipo de golpes de efectos, pero solo él y su círculo más estrecho de colaboradores llegará a estas últimas horas con toda la información. ¿Llevará a Piqué?

La lista, a doce días del debut mundialista, pone al país ya en sintonía con Qatar. Han transcurrido cuatro años largos desde que Luis Enrique relevara a Fernando Hierro en el banquillo tras el fiasco de Rusia, y no se puede decir que hayan pasado pocas cosas. En este trayecto, dividido en dos etapas, el asturiano ha contado con un total de 68 jugadores, adaptando y moldeando sus convocatorias en función de lo que siempre ha creído que debía ser el juego de la selección: posesión, presión tras pérdida y juego ofensivo sea cual sea el resultado. Algunos han estado casi siempre (Unai Simón, Busquets y Ferran son los que más han participado) mientras que otros han pasado de puntillas (Cucurella, Pau López y Brahim no llegaron a disputar un solo minuto). Ha habido espacio para experimentos que le han convencido (Gavi, Sarabia, Eric García...), y también para otros que no terminaron de salir bien (Adama, Campaña, Óscar Rodríguez...). El viaje también deja numerosos cambios en el cuerpo técnico, dos ayudantes que salieron de aquella manera (Robert Moreno y Jesús Casas) y un nuevo hombre fuerte a su lado, Rafel Pol.

Los cuatro años han estado jalonados de alegrías descarnadas, como aquel 6-0 a Alemania en La Cartuja, pero también de decepciones y tristezas. Ninguna como el paso atrás obligado al conocer la enfermedad de su hija. Su convulso regreso sirvió para insistir en la idea en la que ha perseverado una y otra vez y que no siempre ha servido. España sigue siendo esa selección capaz de ganar a todos... pero de perder también con cualquiera. Por el camino, una semifinal en la pasada Eurocopa y otra en la Nations League. Luis Enrique, siempre al borde de las finales, como presumía en septiembre nada más ganar a Portugal y clasificar a España para la próxima Final Four de esa última competición.

La lista también podría poner el colofón a la trayectoria del asturiano al frente del equipo nacional, sin noticias aún de su futuro más próximo. Deseado por clubes tanto de España como del extranjero, crecen las voces que aseguran que su aventura como seleccionador toca a su fin, que ni siquiera esperará al próximo mes de junio, aún a tiempo de agarrar algún proyecto desde el principio. Pero también eso es especular demasiado.