Mundial Rusia 2018
Un tráiler cargado de sueños
Así trabajan los utilleros del equipo español, los responsables de las cuatro toneladas de equipaje que han viajado con la selección a Rusia
De la amplísima expedición que acompaña a la selección española en Rusia, Toni, Javier y Joaquín son, seguramente, los que más «curro» arrastran. Ellos cuatro conforman el equipo de utilleros del equipo nacional absoluto, los responsables del material, asistentes para todo y vigías de que los jugadores no tengan ninguna preocupación más allá de hacerlo bien sobre el terreno de juego.
Suelen ser tres, pero en Krasnodar , lugar de concentración de España, están ayudados por Guillermo, un cuarto componente que se incorpora al grupo en las grandes citas, Eurocopas y Mundiales principalmente, porque el trabajo y las obligaciones se multiplican cuando hay una copa en juego.
«Somos los primeros en ponernos en marcha y los últimos en abandonar el campo de entrenamiento», explica Toni Guerra , que puede presumir de haber participado de los títulos más importantes de la historia de la selección. Ropa de entrenamiento, botas, balones, conos... Cada elemento que se utiliza en el día a día de la selección pasa antes por sus manos. Son, también, los encargados de la logística de desplazar todo ese material de España y de moverlo después por Rusia. «En total se han traído unos 4.500 kilos de material». La cifra va aumentando de una cita a otra.
No todos esos útiles viajan con la selección. Quince días antes de que los internacionales pusieran rumbo a Krasnodar salió un tráiler desde Las Rozas con el grueso de lo que se iba a utilizar: máquinas para el gimnasio y los fisioterapeutas, material de oficina de los departamentos de márketing y comunicación y todo el aparataje médico, desde desfibriladores hasta cámaras hiperbáricas. «El viaje es tremendo, son 15 días cruzando Europa y parando cada ocho horas para que descansen los conductores. Pese a ese traslado, nosotros movemos directamente otros dos camiones con todo el material que no se puede llevar de forma anticipada».
En Rusia , el equipo de utilleros suele comenzar su jornada unas dos horas antes del comienzo de los entrenamientos. Cuando los jugadores llegan al vestuario cada uno tiene lista su ropa y sus botas, todos según sus gustos y manías. «A los más veteranos ya les conoces y sabes perfectamente cómo le gusta tener todo. Y con los nuevos poco a poco vas descubriéndolo. Cada jugador tiene sus manías y hay que tenerlo en cuenta, aunque tampoco son nada del otro mundo».
Los días de partido son los más estresantes. «Salimos con bastante antelación al estadio, porque siempre pueden ocurrir imprevistos. La ropa de entrenamiento es distinta a la del día a día porque la FIFA no permite que lleven publicidad. Por cada partido se llevan dos equipaciones por jugador, una para cada tiempo. Ahora van todas personalizadas con las banderas y la fecha del encuentro, así que nunca se reciclan de un partido para otro». El resto de ropa sí se lleva a la lavandería.
El asunto que más se les ha complicado en los últimos tiempos es el de las botas. En el vestuario de Krasnodar hay un enjambre de ellas, aunque todas perfectamente colocadas para cada uno de sus dueños: «Ahora las hay mixtas, de taco de goma, de taco de aluminio... De media, cada jugador trae a esta concentración siete pares distintos que van utilizando en los entrenamientos o en los partidos».
Toni asegura que la relación que mantienen con los jugadores es buena, «aunque ellos luego tienen su mundo», y se siente satisfecho por haber compartido con ellos éxitos y fracasos. «Si tengo que elegir un momento me quedó con el Mundial de Sudáfrica . En general todos los triunfos me traen buenos recuerdos, pero ese por encima de todos. También fue especial la Eurocopa de 2008, sobre todo la final en Viena».