Robert Sánchez: el murciano que piensa en inglés

Él suele contar que al principio le elegían como guardameta porque era «un poco gandul» en el campo. Su nombre siempre era el último que se pronunciaba cuando se formaban los equipos. Pero enseguida se dio cuenta de que defender el arco se le daba bien. Había algo natural en sus movimientos, en su capacidad para intuir lo que iban a hacer los delanteros. El talento, los consejos de un tío suyo que jugaba en la misma posición y la admiración absoluta por Iker Casillas alumbraron a un portero que trataba de imitar a su ídolo pero que acabó haciéndose a sí mismo y con un estilo propio. Sobriedad aderezada con estiradas imposibles y reflejos soberbios.

Los clubes locales no tardaron en fijarse en aquel muchacho alto y fuerte que se hacía aún más grande bajo los palos. El primer salto importante lo dio cuando le reclutó el Levante para las categorías inferiores. Un buen día aparecieron en las instalaciones de la entidad granota algunos ojeadores del Brighton, que por aquel entonces militaba en Segunda. La colonia británica tiene una importante presencia en la costa mediterránea y algunas escuadras de las islas están atentos a la aparición de jóvenes promesas. Los emisarios le invitaron a viajar a Inglaterra y conocer sus instalaciones. Estuvo allí dos semanas. «Vi lo que era ese fútbol, la nueva cultura, la posibilidad de aprender inglés... Me encantó y no me lo pensé dos veces», ha reconocido. Ese viaje lo hizo con 15 años. El segundo, el definitivo, con 16. Un adolescente solo rumbo a la tierra prometida y con cierta sensación de culpabilidad por dejar a su madre y su hermana recién nacida.

En Brighton vivió con una familia hasta que alcanzó la mayoría de edad. Los dos primeros años fueron bastante duros. La aclimatación, los estudios, el idioma, hacer amigos... Los escalones para progresar eran muy pronunciados. El momento de debutar en la Premier parecía estar cercano, pero tardaba en producirse. Antes, el cartagenero de casi dos metros de altura tuvo que bregarse como cedido en el Forest Green Rovers y en el Rochdale, que competían en las ligas equivalentes a la Segunda B y la Tercera españolas. Se hizo mayor en Inglaterra porque fue allí donde tuvo que gestionar la complicada transición de la adolescencia a la madurez. Ya era un inglés más en Brighton. «Pienso en inglés», reconoce.

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Su gran oportunidad le llegó el 1 de noviembre de 2020 en un choque contra el Tottenham. Desde entonces la portería del Brighton es suya. Conoció a través del director deportivo de la selección, el exportero José Francisco Molina, que Luis Enrique y su cuerpo técnico le seguían. Con sólo 28 partidos en la élite estuvo en la Eurocopa. Y ahora en el Mundial.