Hamsik, de 28 años, es el mejor futbolista de Eslovaquia en los últimos años. Famoso por su impresionante cresta, es, sin embargo, su pegada lo que más temen sus rivales. El jugador del Nápoles, hijo de un padre exfutbolista y de una madre exjugadora de balonmano, lleva casi diez años en el equipo italiano, al que llegó tras pasar por el Slovan de Bratislava y por el Brescia, y donde se ha consagrado como futbolista. Ya en 2011 fue nombrado por segunda vez seguida Futbolista Eslovaco del Año. Y es que esa temporada logró 13 tantos, convirtiéndose en el mejor goleador del Napolés, después de Cavani, pese a que no juega de delantero, sino de centrocampista y mediapunta. Ese mismo año entró en la lista de los diez mejores goleadores del Nápoles, tras llegar a las 42 dianas.

Hamsik ha sido sin duda una de las grandes estrellas del Nápoles, tanto que Rafa Benítez llegó a decir de él en 2013, cuando entrenaba al equipo italiano, que Hamsik tendría que costar más que Gareth Bale, por el que el Madrid acababa de pagar más de 90 millones de euros.

Pero Hamsik también ha tenido proyección internacional, marcando el devenir de Eslovaquia, con la que debutó en 2007, en la última década. De hecho, fue el capitán del combinado eslovaco en el Mundial de Sudáfrica, en el que la selección logró su mayor logro histórico, al acceder a los octavos de final.

Además, Hamsik, que ya antes de nacer tenía unas botas de fútbol gracias a su abuelo, brilló desde muy pronto y representó a su país en categorías sub-17, sub-19 y sub-21, antes de debutar con la absoluta.

A veces ha sido criticado en su país y se le ha achacado que no rinde igual con su selección que con el Nápoles. De hecho, en alguna ocasión el seleccionador Jan Kozak ha tenido que salir en su defensa: «Está madurando», llegó a decir antes de sacar lo mejor del futbolista, que ha sido el máximo goleador en la fase de clasificación para Francia, con cinco tantos en diez partidos. Inteligente, polivalente y con gran visión de juego, además de su capacidad goleadora, la estrella del Nápoles quiere demostrar que también con su país puede ser el crack que todos los eslovacos esperan.