Fernando Rodríguez Lafuente

Renacidos

El vaivén de pases horizontales y el calvario hasta llegar a la puerta contraria se ha traducido en una contundencia tan deseada como eficaz

Fernando R. Lafuente

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Como el Hugh Class (Leonardo DiCaprio) de la ecológica película Renacido, dirigida por González Iñarritu, la selección española ha renacido de las cenizas esparcidas tras el fiasco de Brasil . Se han jubilado algunos; otros han entendido cuál era su nuevo lugar sin enredar (Casillas ); se han incorporado otros, como Morata y Nolito ; se ha dado la dirección del impecable equipo –contra Turqía fue un recital de buen juego- a Iniesta; se han descubierto las bandas con dos antiguos extremos que actúan ahora como un bisturí, Juanfran y Jordi Alba (a quien Unai Emery, durante su etapa en el Valencia, le buscó la nueva demarcación), y se ha colocado en un espacio determinante a Busquets .

Ahora, el vaivén de pases horizontales y el calvario hasta llegar a la puerta contraria se ha traducido en una contundencia tan deseada como eficaz. Por fin, un delantero centro recibe el balón con espacios y se prima la velocidad, lo que en el argot denominan, lo vertical. Hace algún tiempo Del Bosque confesó: «Mi espíritu de entrenador nace con Boskov (…) en ninguna universidad te dicen que hay que jugar de la misma manera siempre. Nadie se puede apropiar de un sistema. Los sistemas están ahí para usarlos (…) Lo importante es hacer unos movimientos cuando tienes el balón y otros cuando no lo tienes, y sobre todo los jugadores que tienes a tus órdenes. Con los sistemas no se gana. Mandan los jugadores».

El reciente, y renacido, éxito del seleccionador, deriva de las monumentales dosis de sentido común que definen cada rasgo de su tarea Lo curioso es que, por utilizar un título de Mario Vargas Llosa , ha navegado en el proceloso mar del fútbol Contra viento y marea. Y ha ganado. Ha trasladado al equipo el papel de protagonista y se ha reservado el papel de observador, de director en la segunda fila del escenario. Todos son iguales pero «sin banquillo no hay titulares» y nadie se molesta. Para rubricar el esperanzador comienzo hay que quedar primeros de grupo, y eso lleva ganar o empatar con Croacia. No será fácil. Pero la Selección ha renacido cuando pocos esperaban tanto en dos partidos. Que la fiesta no decaiga.

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