Vídeo resumen Francia-Islandia
Fin del cuento de Islandia
Francia abusa de la sensación de la Eurocopa y se medirá a Alemania por un sitio en la final
Crónica
Hasta cuartos, Islandia había escrito el cuento más bonito de esta Eurocopa y seguramente de todas las anteriores, una bella historia de un grupo de 23 vikingos que fue superando etapas de manera asombrosa, el equipo de todos porque las gestas siempre acercan al pueblo. Algún guionista montará una película y tendrá cientos de motivos para hacerla, pues hasta en la goleada regaló momentos memorables. Saint-Denis, más allá de celebrar el triunfo de Francia y el acceso a unas semifinales terribles contra Alemania (jueves en Marsella) , despidió con todos los honores a los chicarrones del norte, bravísimos hasta el último aliento pese al duro castigo en su adiós. Después de terminar en su grupo por detrás de Hungría (empatados a puntos), y por delante de la Portugal de Cristiano y de Austria, conquistó al planeta con su inimaginable triunfo ante Inglaterra, que no dejan de ser los creadores de este invento, y eso derivó en un país de poco más de 300.000 habitantes campando por Europa, entusiamando su afición con ese grito tan primitovo desde la grada y expuesto a una batalla ante Francia en cuartos y en la imponente ciudad de París. Ya era demasiado, pero Islandia, empequeñecida ante el anfitrión quedará para siempre.
A los locales les quedó un partido magnífico, seguramente el más digno de lo que se lleva de torneo, y vivió plácidamente su clasificación, aliviado por el chaparrón de goles del primer tiempo. Deschamps no quiso la pelota en el inicio ni por asomo , tanteando las intenciones de una Islandia penalizada por sus carencias y por el exceso de kilometraje en las piernas de un equipo que ha repetido once en todas las tardes. Al descanso, los cuatro tantos marcaban seguramente una diferencia demasiado abultada , pero sí que es cierto que hubo una distancia sideral entre una selección y otra.
Francia, sin la necesidad de un encuentro perfecto, estuvo de notable, agitada por el despertar de Pogba y por los permanentes movimientos de la gente de arriba. A Giroud le encargaron la misión del gol y fue quien abrió el champán al aprovechar una asistencia lejana de Matuidi, contando también con la complicidad del portero Halldorsson ya que su remate, cruzado, era parable. Payet no dejó de incordiar y de marear a los islandeses, también acertado para marcar el tercero desde el balcón del área. Y Griezmann, escandaloso, se coló entre líneas y fue una pesadilla , encargado de ejecutar el saque de esquina que materializó Pogba con un cabezazo poderoso y asistente en esa diana de Payet. Para rematar su faena, de puerta grande, tuvo su premio justo antes del intermedio al convertirse en el máximo realizador de la Eurocopa con una delicada vaselina después de que Giroud dejara pasar entre las piernas un balón vertical. Al descanso, ya estaba todo escrito.
Digna despedida
Quedaba, pues, esperar una digna despedida de Islandia, que pese al rejón dignificó su defunción con orgullo. Sigurdsson, por el flanco derecho, puso un buen centro para que Sightorsson evitara el cero , pero en un periquete llegó el quinto tanto azul, de nuevo con el sello de Giroud y tras confirmar que Payet tiene un toque suave como la seda. Es un futbolista descomunal y ofrece en los bleus el mismo nivel exhibido este curso en el West Ham.
Quedó una velada de lo más entretenida, nada que ver con lo visto hasta la fecha salvo en contadas excepciones. Islandia, asumiendo ya su suerte, tuvo más presencia en ataque y rozó el segundo, pero Lloris realizó una parada tremenda ante el testarazo de Ingason. Sin embargo, el portero no pudo hacer nada con el intento de Bjarnason cuando ya agonizaba el duelo, la manera más digna de caer para la cenicienta. Mientras, e n el área contraria se producían llegadas constantes sin finalizar mientras Saint-Denis se divertía con el «allez les bleus!» y otros cánticos alegres. El país, llegados a este punto, tiene motivos para creer en su equipo, que encima no contará con bajas ni ausencias de peso.
Antes de pensar en la final, queda una batalla de miedo contra Alemania, el equipo más fiable de todos los tiempos y con el que Francia no tiene antecedentes en el torneo continental (cuatro citas en el Mundial, con 3-1 a favor de los germanos). La Eurocopa ya ha elegido y hasta aquí ha llegado Islandia, que ya es mucho. Se va con la cabeza bien alta, demostrando que al fútbol se puede jugar de muchas maneras, anteponiendo la ilusión y el nervio al nombre y al currículum. París se puso en pie y se aplaudió sin parar al combinado de Hallgrimsson y Lagerback. El cuento es para contarlo.
Previa
Los «buts» de Griezmann son los goles de Antonio («but» en francés es gol). Así es como le bautizaba el otro día un encendido locutor, emocionado con el doblete del delantero contra Irlanda para alcanzar los cuartos. Sufría Francia y el ariete salvaba del chasco al país, ídolo incuestionable y al que se entrega hoy Deschamps para despertar del sueño a la encantadora Islandia (21 horas, Tele5 y ABC.es).
«Grizzy» tiene ya galones de superestrella, renovado recientemente por el Atlético hasta 2021 para alegría colchonera. No es comparable, ni mucho menos, pero la continuidad del atacante supone una especie de título para la gente del Manzanares, pues solo con el compromiso de los mejores se garantiza el seguir con la cantinela del partido a partido.
En Francia, en el aluvión de anuncios que se cuelan entre los partidos y las tertulias de después (mucho más moderadas y sin gritos), abundan las marcas que tienen algún tipo de vínculo con la selección bleu. Sale Deschamps, algún otro futbolista y, al final, reservados esos últimos segundos por norma a las figuras, suele ser Griezmann quien da valor a la marca. En París se le adora, es el precio de ser tan bueno .
Terminó el año con 32 goles en el Atlético y la tortura de la Champions, fastidiado porque otra vez estuvo ahí. Con Francia, después de partidos angustiosos y salvados por los pelos, asume los galones que de momento no tienen ni Pogba ni ningún otro. Decisivo en muchas de las tardes de esta Eurocopa. Y, cuando cumple con su obligación, que es la de hacer goles, le sale, sin forzar, un «¡vamos!» de manual , como si fuera Arantxa Sánchez Vicario o Rafa Nadal. El héroe de Francia piensa en español, pues también se dirige a los árbitros y lanza insultos al viento en un perfecto castellano.
Cuentan que está obsesionado con el torneo, que desea celebrar algo con su país. Se fue a los 13 años a San Sebastián y aquí está con su gente, cerca de los suyos, en conversación frecuente con su familia y con su hermana Maud, que le dio un susto de locos , ya que estaba en la sala Bataclan en aquella noche de mil demonios mientras él jugaba al fútbol en Saint-Denis. Alain, el padre, llamaba a la chica sin obtener respuesta. Una hora angustiosa, la peor de su vida.
Hay un Griezmann más maduro y responsable ahora que se ha estrenado en la paternidad (antes de la final de la Champions). Es creyente (lleva un rosario y el Cristo del Corcovado en su piel) y testarudo, pues se empeñó en gustar a Simeone después de unos primeros meses sin acierto y al final ha conseguido ser uno de los mejores delanteros del planeta. Francia sabe que el futuro depende de él.
Le han compuesto una canción, un diario regala caretas con su rostro y hace unos días se ganó el corazón de la gente al regalarle un balón a Hugo, el hijo del gendarme francés asesinado en la puerta de su casa el pasado 13 de junio por un yihadista (también mató a la madrastra). Contra la euforia de Islandia, Francia reclama más goles de Antonio.
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Ocasión de Bjarnason [Islandia], con el pie derecho, tras una jugada colectiva. El pase fue de Sigthorsson. El balón sale fuera cerca del poste
Ocasión de Sigurdsson [Islandia], con el pie derecho, tras una jugada colectiva. El pase fue de Gudmundsson. La jugada acaba con la parada del porteroCentro al área de Gudmundsson [Islandia]