Eurocopa 2016

El rearme de Portugal sin Ronaldo

La selección lusa se recompuso tras la baja de su líder e incluso mejoro su rendimiento, invistiéndose Éder como insospechado héroe del triunfo portugués

REUTERS

Alejandro Díaz-Agero

Como si de una venganza en honor a la baja en combate del gran líder se tratara, los futbolistas de la selección de Portugal hincharon el pecho tras la sustitución de Cristiano Ronaldo y reivindicaron su absoluta valía para acometer la heroica conquista de una Eurocopa que había cogido descarado color “bleu”. Fue el de los lusos un ejercicio extremo de lucimiento de honor , enorgullecidos ellos por la posibilidad de brindar la copa al guerrero caído.

Lo cierto es que bastó con que la camilla que transportaba a Ronaldo desapareciese por el túnel de vestuarios para que sus secuaces apretasen los dientes y comenzasen a desplegar el potencial que el todopoderoso “7” ensombrece. Pepe cogió las riendas anímicas del equipo , Guerreiro comenzó a liarla por la izquierda y Renato Sanches, casi ajeno a la fecha que figura en su DNI y que certifica su apurada mayoría de edad, tomó unas licencias que normalmente corresponden con exclusividad al delantero del Real Madrid. Descaro para mostrar a sus compañeros que si un niño podía, ellos debían.

La entrada de Quaresma permitió a Portugal mantener a dos hombres pegados a la banda , lo que dificultó a Francia trabar sus acometidas con balón y dio espacio a los jugadores centrales. William Carvalho mejoró a partir del cambio, perdió menos pelotas y jugó menos exigido, y el hecho de centrar a Renato energizó el juego de los suyos. Especialmente productiva fue la posición abierta de Joao Mario, de la que el tremendo Guerreiro se aprovechó para incorporarse con asiduidad a las ofensivas lusas .

No sirvió el descanso para cambiar las cosas. Si acaso para enfriar el ímpetu de los portugueses, que sabedores de la valía de su reconducido plan, bajaron las revoluciones al partido. Sabían los de Fernando Santos que un partido en el que pasasen pocas cosas les permitía fiar el cero en su portería a la supremacía de Pepe , que parecía estar jugando contra un equipo infantil, y esperar a que el devenir del choque les deparase un tanto a favor. Y vaya que si fue así.

Éder saltó al campo en el minuto 79 para plantar una referencia de altura arriba, para ser la boya sobre la que lanzar balones cuando el juego no permitía mayores florituras. Sus toques se limitaron a peinadas y recepciones de envíos directos, sin mayor posibilidad que la de dar oxígeno a sus compañeros, extasiados en la resistencia de las estocadas locales. La prórroga se consumía y los penaltis se antojaban el único final probable. Fue entonces cuando el espigado punta decidió hacer suya la leyenda forjada sobre el verde de Saint-Denis. Disparó desde una posición inimaginable para alguién poco ducho en el juego de pies como Éder, y el resultado fue un golazo que rompía de golpe las esperanzas de todo un país , al mismo tiempo que construía las de la nación lusa. Para mayor bizarrismo del suceso, un dato: el insospechado artífice de la victoria de Portugal acaba de fichar por un club galo, el Lille.

Parádojica se torna la consecución del título por parte de los compañeros de Cristiano Ronaldo si se atiende a que éste no asistió al asalto definitivo del mismo. Difícil es saber si el resultado, de no haberse producido la lesión del jugador merengue, hubiese sido el mismo .

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