Final Eurocopa

Italia sueña con repetir en Wembley la gesta del Mundial 82 en Madrid

La selección de Mancini crea un clima de euforia y liberación tras el Covid, y el país recupera la confianza en el futuro

Los italianos consideran que la auténtica final fue Italia-España y aún se elogia la lección de estilo de Luis Enrique

Ángel Gómez-Fuentes

El entusiasmo que viven los italianos ante la final de Wembley del domingo contra Inglaterra en la Eurocopa de fútbol solo es comparable al espíritu que se vivió en la final de 1982 en el estadio Santiago Bernabéu, cuando Italia se impuso a Alemania (3-1). Aquel triunfo llevó a Italia un viento de optimismo, después de los años negros del terrorismo. Ahora el país, tras la victoria frente a España, también vive un clima de euforia que se percibe en todos los ambientes. Hoy como entonces vuelven los sueños. El equipo nacional de Roberto Mancini ha hecho cambiar el humor a los italianos, que sienten una especie de liberación, dejando incluso atrás la pesadilla del covid y recuperando la confianza en el futuro. Lo explica así el psicoterapeuta Luigi Cancrini: «Ciertamente la euforia expresada en la calle tras la victoria frente a España es consecuencia de la alegría de ver la selección en la final, pero también de la comprensible euforia por una especie de liberación tras meses de angustia por el Covid».

Los empresarios se contagian también de la euforia general que respira el país. Así lo reconoce Nerio Alessandri, presidente y fundador de Technogym, líder mundial del 'fitness': «Después de 18 meses duros como los que todos hemos pasado, queremos recomenzar a vivir. Hay ganas de recuperación. Hay que aprovechar este momento para invertir», ha dicho el empresario Alessandri.

Renacimiento del país

Sueñan los italianos con revivir la gesta de su selección en Madrid. El domingo se cumplen cuarenta años. Fue justamente el 11 de julio de 1982. Entonces el que representó a Italia en la tribuna del Santiago Bernabéu fue el presidente de la República, Sandro Pertini , protagonista de una imagen imborrable: El espléndido gol de Tardelli, el 2-0 para Italia, puso en pie a Pertini con los brazos en alto para expresar su alegría. En Wembley estará también el presidente de la República, Sergio Mattarella , un apasionado del fútbol. Se especuló también con la posibilidad de que en Wembley estuviera el primer ministro, Mario Draghi, pero seguramente no habría sido bien acogido, porque se mostró contrario, junto a Angela Merkel, a que la final se disputara en Londres, por el alto número de contagios del Covid, y había sugerido que se trasladara a Roma. Con el presidente Mattarella, Italia estará así representada al máximo nivel en la tribuna de autoridades, en una noche que puede representar simbólicamente, como ocurrió en el Mundial del 82, el renacimiento del país tras la pandemia del Covid. Así lo piensan hoy los italianos, como ha señalado Dino Zoff , uno de los grandes porteros de la historia del fútbol, capitán del equipo en ese Mundial en España, cuando tenía 40 años: «La selección italiana de hoy recuerda a la mía del 82 , y como entonces ayudará al país a realzarse», ha comentado Dino Zoff. Ese efecto del equipo nacional lo había anticipado incluso antes de que comenzara la Eurocopa el propio Roberto Mancini: «La selección es el símbolo de un país que en los momentos difíciles ha sabido siempre realzarse».

A la espera de la final de Wembley, muchas ciudades italianas se preparan para que los aficionados sigan el partido en grandes pantallas en las plazas. En Roma se pensaba abrir las puertas del estadio Olímpico para acoger a unas 16.000 personas. Se pretendía con ello descongestionar y liberar espacios en las plazas del centro de Roma donde estaba previsto instalar grandes pantallas de televisión. Pero en Italia está creciendo el temor por la variante delta del Covid: En solo tres días se han triplicado los contagios en Roma y se han tenido que adoptar restricciones. Al final, tras varias reuniones del ayuntamiento y oficiales de seguridad, el viernes se decidió incluso no abrir el estadio Olímpico a los aficionados. En las plazas habrá fuerte vigilancia para limitar la entrada de seguidores de la selección, prohibiendo bebidas y comidas en envases de vidrio.

Italia-España, auténtica final

Sea cual sea el resultado en Wembley , los italianos, como ha escrito La Stampa de Turín, tienen la sensación de que la verdadera final de la Eurocopa fue la que jugaron Italia y España el pasado martes: «Italia irá a la final, aunque jugó peor, pero lanzó mejor los penaltis. Con el debido respeto a Inglaterra -escribe La Stampa-, vimos en el partido Italia-España la final auténtica desde un punto de vista técnico». Será difícil que los italianos olviden ese partido. Tradicional es la rivalidad entre España e Italia, en particular en fútbol, pero en los medios todavía se habla de ese encuentro y del clima extraordinario que se vivió en la noche del martes en Wembley, con unánimes elogios a la lección de estilo de Luis Enrique (dejó gran recuerdo como entrenador del Roma, en la temporada 2011-2012) por su abrazo a algunos adversarios y las palabras que dirigió al seleccionador italiano Mancini que serán recordadas como ejemplo de deportividad: «Soy feliz por lo que he visto, estoy orgulloso de mis jugadores y en la final animaré a Italia: Imposible no amarla». Será difícil que este clima excepcional se repita el domingo en Wembley.

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