Eurocopa

Donnarumma, un pequeño gran genio curtido con lágrimas

Liberado tras salir del Milán y a punto de fichar por el PSG, el guardameta exhibe al fin su mejor versión

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Gianluigi Donnarumma durante el partido entre Bélgica e Italia EFE

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Los grandes títulos de Italia se han conseguido siempre con el amparo de un gran portero. Ocurrió en su día con una leyenda como Dino Zoff y más recientemente con Gigi Buffon. Hoy el país transalpino vuelve a contener la respiración, pues ve en Gianluigi Donnarumma (Castellammare di Stabia, 1999) idénticas cualidades a esos dos talentos de su fútbol, acompañadas además de un estado de forma extraordinario en esta Eurocopa. Su estratosférica parada a De Bruyne en el duelo de cuartos de final, repetida cientos de veces por las televisiones de todo el mundo, fue «una composición técnica perfecta», según decía esta semana en la televisión italiana Walter Zegna, el portero de Italia en los Mundiales de México 86 e Italia 90. «La posición de las piernas, el paso hacia el balón y el brazo extendido... No hace falta que el portero haga dieciocho paradas, una es suficiente si es en el momento más importante».

Donnarumma, que es un veterano pese a tener tan solo 22 años, parece otro tras haberse liberado de su tormentosa relación con el Milán. Mientras espera para rubricar su nuevo contrato con el PSG (cinco años y 12 millones netos por temporada) se observa en él la madurez que ya le reclamaban cuando fichó por el Milán siendo un preadolescente. Su historia se asemeja a la de cualquier otro pequeño genio. Con diez años presentaba una planta colosal, con una talla cercana al 1'90. Su tío Enrico, exportero en el Juve Stabia, le enseñó en los campos de tierra napolitanos los secretos de lo que debía ser un buen guardameta. Y Ernesto Ferraro , una leyenda del fútbol base italiano, le consideró casi como un proyecto personal, empeñado en que no se desperdiciara ni un gramo de sus maravillosas habilidades.

Uno entre un millón

Todos los grandes clubes del país se rifaban al chaval, pero él escogió el Milán porque allí le aguardaba su hermano Antonio, también portero y enrolado en las categorías inferiores del club rojinegro. Esa presencia acabó siendo fundamental en el desarrollo de 'Gigio', que se acostumbró a entrenar siempre con los mayores. Así, con 15 años, acudía por primera vez a una sesión preparatoria del primer equipo. Aguantó sin rechistar, al mismo nivel que Diego López y Abbiati , dos veteranos con miles de horas de vuelo. «Uno su un milione», decía por entonces de él Filippo Galli, responsable de la cantera de Milanello. Uno entre un millón.

Solo un año más tarde se hizo el dueño de la portería del Giuseppe Meazza. Varias veces telefoneó Silvio Berlusconi a Sinisha Mihajlovic , su entrenador, para preguntarle si estaba seguro de lo que estaba haciendo. Y tanto que sí. Debutó el 25 de octubre de 2015 en una victoria por 2-1 ante el Sassuolo. Le marcó su hoy compañero de selección Domenico Berardi.

Se podría decir que hasta aquí llega la historia de amor de Donnarumma con el Milán, porque a partir de entonces la relación se fue deteriorando poco a poco, sobre todo, cuando hubo que afrontar la renovación del guardameta. Eso ocurrió en el verano de 2017. Antes, Donnarumma había levantado su primer y único título con el Milán, la Supercopa de Italia. Mino Raiola fue el encargado de tensar la cuerda en la negociación entre el jugador y el club. Por el medio se habló del interés del Real Madrid por hacerse con una proyecto ya consolidado de fantástico guardameta con solo 18 años. Donnarumma acabó renovando con un jugosísimo contrato, justo el que ahora ha expirado, pero a cambio se ganó el desprecio de la afición milanista, que le cambió el nombre a 'Dollarumma' y le arrojaba billetes falsos durante los calentamientos de los partidos. En más de una ocasión acabó el portero llorando sobre el césped y en el vestuario.

Aquellas rencillas que se fueron mitigando con el paso del tiempo han vuelto a multiplicarse en los últimos meses ante la negativa del portero a renovar. Desde la semana pasada está oficialmente sin equipo, aunque ya ha pasado el reconocimiento médico con el PSG, y esa paz mental la ha trasladado a sus actuaciones en el terreno de juego. «Es un líder tranquilo al que le resbala todo», asegura Zegna.

Ahora, el hijo de Marinella y Alfonso, el carpintero de Castellammare, está más cerca que nunca de conseguir su anhelo infantil de ganar un título con la 'Azzurra'. Por el camino tendrá que superar a una España que ahora parece más temible. Pero Donnarumma solo le tiene miedo a dos cosas, las lagartijas y los aviones: «Poco a poco nos vamos acercando a nuestra meta. Somos un grupo extraordinario, un equipo que nunca se rinde. Y estamos aquí para dar una alegría a Italia».

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