Eurocopa
Las asignaturas pendientes para Wembley
Otro error defensivo costó el gol de Suiza. España disparó 27 veces sobre Sommer
Italia - España en directo
Según datos oficiales, en el estadio de San Petersburgo había anoche 592 aficionados suizos frente a 499 españoles, por lo que resultaba fácil deducir con quién iban los 25.000 hinchas rusos que acudieron al partido. El coliseo de Krestovski, convertido a esas alturas en un cantón más, crepitó anoche con cada ataque de Suiza, un rival que utilizó la fórmula ya conocida de repliegue y contragolpe que tanto le cuesta digerir a España y que convirtió el pase a semifinales en una tortura.
Los gritos en contra acrecentaban las dudas de una zaga que requiere un examen profundo ante la semana decisiva de Wembley . Porque España se sostiene en la Eurocopa con tembleque. Sigue viva pese a la defensa, de nuevo responsable de llevar al límite los nervios del personal con una nueva pifia, que en este caso le correspondió a la pareja de centrales. Fue un error de entendimiento entre ambos lo que costó el gol del empate suizo, un pase lateral de Laporte en las inmediaciones del área que no acertó a controlar Pau y que acabó en las botas de Freuler. Tampoco Azpilicueta fue capaz de alcanzar a Shaqiri, que se plantó solo ante Unai Simón perseguido por el lateral. Al igual que le ocurrió ante Polonia y Croacia, la selección desperdiciaba su ventaja y se dejaba empatar cuando creía tener el partido controlado.
Para defender a sus hombres Luis Enrique se agarra a las estadísticas, que sin ser malas tampoco son espectaculares. Pero lo que causa zozobra es la sensación que transmiten los jugadores de vivir siempre al límite del riesgo. Se sufre en la salida del balón, donde se apura al máximo ante los atacantes para conseguir la superioridad, y también al contragolpe, sin la velocidad necesaria para recuperar la posición. No se da con la tecla o con el hombre que ponga el sosiego necesario. Acogotados por un ambiente hostil, los defensas españoles tuvieron verdaderos apuros para detener las carreras de Shaqiri, Seferovic o Vargas, el velocísimo sustituto del lesionado Embolo.
Con Suiza se volvió al formato ya vivido en la fase de grupos, un equipo plantado en su campo que esperaba su oportunidad con cada robo de pelota en la zona de tres cuartos. Sin embargo, Suiza disparó a España más que ninguna otra selección. La gran diferencia fueron los saques de esquina, un rompecabezas que a España le costó mucho descifrar. Por momentos llegó a ser sangrante. España había concedido solo tres en los cuatro partidos anteriores y ante Suiza fueron nueve durante el tiempo reglamentario. En todos ellos consiguió Suiza meter el miedo en el cuerpo a Unai Simón.
La victoria siempre minimiza errores, y así ocurrió también en San Petersburgo, donde tanto el seleccionador como todos los jugadores que pasaron por la zona mixta ensalzaron la labor de la zaga. Pero por momentos volvió a sobrevolar por encima del equipo la figura de Sergio Ramos, porque ninguno de los sustitutos parece conseguir su jerarquía. El andaluz, aún sin nuevo equipo, vivía el partido en su casa de Madrid y vibraba con el himno, según se pudo ver en sus redes sociales. Aún no tiene sucesor. Ante Suiza, y tras probar con Eric García en los dos últimos partidos sin demasiado éxito, se recuperó la apuesta por los dos centrales zurdos. Pau Torres a la izquierda y Laporte a la derecha. Las sensaciones no cambiaron. España acabó jugando solo con Laporte después de que Thiago sustituyera a Pau Torres en la prórroga.
Gerard, sin suerte
Tampoco funcionó la puntería en ataque, pues de 27 disparos a puerta solo entró, y de rebote, el de Jordi Alba al poco de comenzar. Ya son tres goles en propia puerta a favor de la selección, más que ninguna otra. Los rivales han concedido más tantos que los logrados por Morata, Sarabia y Ferran, los máximos anotadores del equipo en los cinco partidos disputados hasta ahora.
Lo de España fue un asedio absoluto a partir de la polémica expulsión de Freuler, pero los 43 minutos en los que estuvo en superioridad numérica no fueron suficientes. Dani Olmo, Gerard Moreno y, en menor medida, Oyarzabal, fueron quienes tomaron la batuta ofensiva y dispararon con fruición a Sommer . El acierto del guardameta helvético resultó clave para que a España se le negara la segunda alegría. Tanto que los delanteros españoles acabaron desesperados, sobre todo un Gerard que aún no se ha estrenado y que solo encontró consuelo en su penalti marcado.