El baúl de los deportes
El Barça fichó a Maradona «con una pistola encima de la mesa»
Un traspaso que sacudió el planeta: el 4 de junio de 1982 el futbolista argentino firmó por el club catalán, que pagó unos 7 millones de euros
Cuando el muñeco ahorcado fue el de José María García

Fue un gran golpe de efecto a escasos días del comienzo del Mundial de fútbol que organizó España en 1982. El 4 de junio de ese año, el F.C. Barcelona organizó en la capital catalana la firma del contrato de Diego Armando Maradona ( ... Lanús, Buenos Aires, 30-10-1960 –Dique Luján, Buenos Aires, 25-11-2020) con el club azulgrana. Escenificó, con toda la parafernalia de la época, el fichaje del jugador más prometedor y deseado del planeta.
El acontecimiento fue noticia de portada en casi todos los periódicos nacionales, crónica destacada en no pocos diarios internacionales y, por supuesto, información principal del día en los medios de comunicación de Argentina, país de Maradona.
«La palabra vale, a veces, más que una firma. Con el honor en juego, la rúbrica y la pluma son el simple final de una operación previamente concertada. Y eso es lo que ha ocurrido entre el súperBarcelona de José Luis Núñez, económicamente por encima de todo presupuesto, y el jugador argentino Diego Armando Maradona. Ya se sabía que era jugador azulgrana, a falta del detalle de estampar rúbrica en el contrato. Y ayer se cumplió oficialmente el sueño de ambas partes. El 'crack' llegó desde Alicante, fue recibido por el vicepresidente Gaspart y, más tarde, cumplió el trámite en el despacho del presidente azulgrana, entre sonrisas, regalo de camiseta, abrazos y toda serie de esperanzas», publicó ABC a toda página el 5 de junio de 1982 en su sección 'Fotos/Actualidad'.
Como se señala en el texto de ABC, «ya se sabía que era jugador azulgrana». Y es que las arduas y largas negociaciones para fichar a la joya del fútbol argentino cumplían un lustro. Habían comenzado cinco años antes. Lo contó en el diario 'Sport' el principal artífice de la operación, José María Minguella, conocido agente de futbolistas: «A Diego lo descubrí muy joven y casi por casualidad. Era tan bueno que enseguida se lo ofrecí al Barça, concretamente a su gerente, Jaume Rosell, padre de Sandro (presidente del club de 2010 a 2014). El club, entonces presidido por [Agustín] Montal (presidente de 1969 a 1977), lo descartó. Costaba sólo 100.000 dólares (94.000 euros) pero sólo tenía 16 años y entendí que no apostaran por él en aquel momento».
«Era 1977 y dos años más tarde comenzaron las negociaciones de verdad, que se cerraron en 1980 tras un largo proceso –prosigue Minguella–. Todo estaba atado, pero al cabo de 15 o 20 días me llamó Julio Grondona, el presidente de la AFA (Federación argentina). Había problemas con el transfer, me dijo, y tuve que volver a Argentina para entrevistarme con el Ministro de Bienestar, el almirante Lacoste… Lacoste me citó en un escenario digno de una película de terror, porque después supe que allí llevaban a muchos desaparecidos de la dictadura. Tras un portalón militar en el que me recibió un soldado, entré en un túnel oscuro con una pequeña luz al final. Allí estaba el almirante, que enseguida me lo dejó claro. 'Ahora no pueden fichar a Diego. Lo necesitamos para su Mundial (España 82)'...»
«Hubo que esperar y la operación resultó aún más complicada. Argentinos Juniors (su club de origen) cedió a Maradona a Boca con una opción de compra, pero a la hora de la verdad no quiso que el club de La Bombonera viera un duro. La negociación la llevaba el segundo presidente de Argentinos Juniors con el que tuve que tratar. Se trataba del comisario Domingo Tesone. Cuando nos reunimos la primera vez se sacó una pistola de la sobaquera y la dejó sobre la mesa ante mi pasmo y nerviosismo. 'Espero que no le moleste, pero es que pesa mucho', se disculpó... Y así, con una pistola sobre la mesa, fue como acordé el fichaje de Maradona para el Barça... El contrato se acabó firmando en Barcelona y el Barça fichó a Maradona por 1.200 millones de pesetas (7,2 millones €), una cifra récord».
El 4 de junio de 1982 Maradona viajó a España junto al resto de componentes de la selección argentina. Encuadrada en el Grupo 3, el combinado albiceleste, campeón en 1978, disputó –y perdió (0–1) – el partido inaugural (13 de junio) del Mundial 82 precisamente en el Camp Nou de Barcelona ante Bélgica.
Cysterspiller
Carlos Ares, conocido periodista deportivo argentino, detalló en 'El País' la jornada vivida por Maradona aquel viernes de hace 41 años: «A las nueve de la mañana, Maradona llegó al aeropuerto de Alicante acompañado por el señor Martín Noel, presidente de Boca y de la delegación argentina concentrada en Villajoyosa (exceptuando el partido inaugural, Alicante y Elche fueron las sedes donde se jugaron los partidos del Grupo 3 del Mundial), el doctor Oliva, médico del plantel su amigo y representante Jorge Cysterspiller y cuatro policías de civil destinados a su custodia personal… Esperó unos minutos en la sala vip y luego un auto particular lo trasladó al pie de la escalerilla del avión Boeing 707 de Iberia que le trasladó a Barcelona».
«Iba vestido con ropa deportiva color celeste y en el centro de su casaca se veía impresa su propia imagen gritando un gol. Se había afeitado su incipiente barba y no parecía cansado. Trató de leer los periódicos del día, pero en cuanto se estabilizó el vuelo del avión su cabina se vio invadida por las cámaras y las grabadoras de periodistas argentinos, españoles y brasileños, que viajaron en el mismo aparato… Cuando el avión tocó tierra se persignó, esperó paciente a que bajara todo el pasaje, saludó a las azafatas y al piloto, firmó los últimos autógrafos, miró por la puerta abierta hacia el final de la escalerilla y dijo 'bueno, me entrego'. No se volvió a saber de él hasta que se zambulló en un Mercedes Benz color verde junto a Joan Gaspart, vicepresidente del Barcelona. Se oían gritos en catalán y las discusiones del casi centenar de fotógrafos que se empujaban hasta que la policía pidió por favor que lo dejaran respirar porque se estaba ahogando».
Al día siguiente, la crónica de 'El Mundo Deportivo' desmenuzó los movimientos de Maradona una vez que aterrizó en la Ciudad Condal: «El 'pibe de oro' llegó en apenas quince minutos al despacho del presidente pese a la densidad del tráfico. Allí iban a cumplimentarse los últimos detalles antes de la firma oficial Eran las 11:03 cuando un Nicolau Casaus (vicepresidente del Barça) apresurado subía a paso ligero las escaleras. 'M'he dormit, m'he dor mit...', nos aclaró sin detenerse. ¡Quién le iba a decir a don Nicolau que le ocurriría esto en un día tan señalado!... A las 11:22, un camarero entró al despacho presidencial una bandeja con. bocadillos. 'Pa amb toma quet i pernil'(pan con tomate y jamón) para un Dieguito, que estaba casi en ayunas. La medida fue previsora. Después de los dos bocadillos que se zampó allí, Maradona ya no pudo comer hasta pasadas las tres de la tarde... Al fin, a las 12:32, ¡fumata blanca! Josep Lluís Núñez y Diego Armando Maradona encabezando la marcha hacia las oficinas del F.C. Barcelona…
Schuster y Simonsen
«Aquello era una torre de Babel informativa. Periodistas españoles, argentinos, brasileños, alemanes, italianos... El calor era agobiante y el trajín aumentaba la asfixia. Llegada de directivos y marcha de jugadores que habían acudido a cobrar y recibir las últimas instrucciones antes de las vacaciones. Schuster y Simonsen no coincidirían con Maradona por poco. Se les vio sonrientes ante el maremágnum, Víctor, Artola y Olmo sí tuvieron ocasión de saludar a Dieguito. Un ihola! cariñoso. Carrasco, Landáburu y Gerardo también hicieron acto de presencia y el mauritano provocó la carcajada general sí decir en voz alta: 'Igual que cuando yo vine'».
«Era la una cuando firmó el número uno. Todo el mundo quería la instantánea .de Maradona bolígrafo en ristre. Los flashes relampagueaban. Lo que no hubo fueron cámaras de televisión. Las relaciones Barca-TVE andan al parecer un tanto frías. Un canal brasileño que pretendió filmar tampoco obtuvo el visto bueno. Dos mil quinientos dólares (2.300€) tuvieron la culpa. Después, sin embargo, entrevistarían a Dieguito en su visita al Camp Nou... Eran las dos menos cuarto cuando se levantaba la sesión. Pero antes de ir a comer se imponía mostrarle al nuevo ídolo el que será escenario de sus triunfos. Y todos se encaminaron al Camp Nou... La visita al estadio, donde Maradona tuvo que seguir firmando los autógrafos que incesantemente le solicitaban, se prolonga hasta las tres menos cuarto. Vestuarios, llotja (palco) y, cómo no, el césped que el pibe acarició casi religiosamente. 'Es como una mesa de billar', comentó... La comida tuvo lugar en el restaurante 'Las Indias' en la parte alta de la ciudad. Dieguito, que es un amante del marisco comió almejas y langostinos y después, buen 'bife' (filete de carne roja). La sobremesa se alargó hasta las seis de la tarde, efectuándose allí mismo la despedida».
Todavía se dejó hacer unas cuantas fotos más, saludó a los componentes de 'Parchís', grupo musical infantil de moda en aquella época y se retiró a descansar. A las nueve de la noche, Maradona voló de regreso a Alicante. Soñaba con triunfar tanto en el Mundial como, terminado el campeonato de selecciones, en el Barça. No pudo ser ni lo uno ni lo otro. Las mayores alegrías –y penas– llegarían después. Pero esas son algunas de otras de sus muchas historias que reposan en el baúl.
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