Fútbol
La vieja Champions aún sigue siendo única
Creada en 1956, formateada en 1992 y puesta en tela de juicio por los creadores de la Superliga, el torneo reparte potentes premios económicos y mantiene el interés social
Dónde ver los partidos de la Champions League
La vieja idea original del diario francés ‘L’Equipe’ al constituir una Copa de Clubes Campeones Europeos en 1956 se ha astillado. Aquel formato pensado para definir al mejor equipo del continente, que en la reestructuración de 1992 se denominó Liga de Campeones, conserva la vigencia deportiva porque sigue entronizando al mejor club de Europa. Sucede que las placas tectónicas del fútbol y la geopolítica han desviado las cuotas de poder y en estos días, con el gran torneo a punto de empezar, la Champions ya no convence a algunos ricos. Su majestad el euro ha entrado en juego. El impacto social y deportivo permanece. El reparto de los ingresos se puso en cuestión con el lamentable proceso del nacimiento de la Superliga, muerta antes de ver la luz.
El mismo verano que nació la Copa de Europa, el profesor de economía de la Universidad de Massachusetts Simon Rottenberg escribía en 1956 sobre la necesidad de distribuir el talento en el deporte para incentivar el atractivo de la industria y activar más emoción o incertidumbre en los resultados. Un modelo que se aplicó en la NBA con el sistema del draft, según el cual los peores equipos eligen a los mejores jugadores universitarios. Un planteamiento que enlaza con cualquier competición deportiva, basada en la meritocracia de los resultados. Gracias a eso, muchos equipos han levantado pilares institucionales en base a sus participaciones en la Champions (el Atlético) y al reparto de premios en función de rendimiento, que convierte a este torneo en uno de los más rentables.
Hoy empieza la fase de grupos de la Champions y aquel ruido de fondo de la Superliga parece lejano. Ni Madrid ni Barcelona ni Juventus ceden en sus pretensiones de establecer una nueva competición que proporcione a un coto cerrado de clubes más de 4.000 millones por temporada. Cifras superiores que dibujan el nuevo paisaje de la Champions y los clubes. Las pequeñas empresas de fútbol son ahora multinacionales del entretenimiento que compiten con Netflix, HBO o Amazon.
«El proyecto de la Superliga tiene un fondo interesante, pero también tiene lagunas que hay que mejorar y que creo que acabará derivando en una reforma de la Champions League », comenta a ABC Guillermo Pérez, de la consultora Four Nations Football. «El fútbol podría buscar maneras de captar a la audiencia y tener una competición europea más atractiva con más partidos entre clubes grandes».
Los premios de la Champions League son considerables. Los 32 clubes participantes se reparten 2.002 millones. El 25% se asigna a las cuotas iniciales (500 millones). El 30% se destina a los importes fijos por rendimiento (600). Otro 30% se distribuye por el coeficiente de resultados durante diez años (600). Y el 15% restante se establece por variables (market pool) (300). Cada equipo de la fase de grupos puede esperar un ingreso de 15 millones. La bonificación por cada victoria es de 2,8 millones , el empate se cotiza a 930.000 euros. El pase a octavos vale 9,6 millones. Los cuartos suponen 10,6. Llegar a semifinales equivale a otros 12,5 millones. Y la final, 15,5 más. El ganador de la Champions se embolsa 4,5 millones más.
Regresa el público a los estadios , y con él más beneficios para los clubes después de la pandemia. Queda el polémico fair play financiero y el impuesto de lujo que está por llegar si hay algún día un límite salarial. Al final, la Champions se debate entre el espíritu europeo de ‘L’Equipe’ y el modelo de negocio americano.