Inocencio Arias
Los victimismos paralelos de Piqué y Puigdemont
El caso es que el provocador Piqué lleva alguna razón cuando afirma que en el palco del Bernabéu se han debido de cocer cosas no santas. Seguro. Pero nos toma por tontos. Porque ¿cuántas se habrán cocinado en el del Camp Nou? Quizás más. Recordemos que Cataluña es la tierra donde se inventó el 4 %. ¿Cuantas operaciones del 4% se habrán guisado en el palco barcelonés entre gol de Ronaldinho y regate de Messi? Inevitablemente un montón. Del mismo modo, hay que reconocer que los árbitros han pifiado beneficiando al Madrid en más de un partido europeo. Pero hasta en eso va delante el equipo del lenguaraz Piqué . Es difícil encontrar, en toda la historia de la Champions, un encuentro en que el colegiado cometa tal acumulación de errores favoreciendo al local como perpetró el inefable turco-alemán la noche del PSG. En Barcelona habría que dar una calle al señor Aytekin.
La convicción de que el palco del Bernabeu es escenario de trapacerías ha hecho estúpidamente fortuna. Es infantil como, al oírsela al podemita Errejón, argumenté en un reciente libro («Yo siempre creí que los diplomáticos…»). ¿Por qué en el Bernabéu sí y en los otros campos no? ¿Puede un adulto creer que el palco blanco es un incesante tejer de negocios oscuros y en el del Barça, el Sevilla y el Valencia sólo se habla del medio ambiente, de la protección de la infancia y del divorcio de Angelina Jolie?
Más inventivo y gratuitamente hiriente ha estado Piqué con el horror que le producen los valores del Real Madrid. ¿Qué diferencia hay con los del Barcelona? ¿Promueve el Madrid la guerra mundial, la trata de blancas, el acoso sexual, el racismo… mientras que el Barça predica la hermandad entre los pueblos, protege a las viudas, crea asilos de ancianos? ¿Puede su club después del asunto Neymar dar lecciones de moralidad?
Recuerda a Puigdemont . Denigra la imagen de España en el extranjero, se le prometen 4.200 millones y habla de agravios a Cataluña. ¿Qué pensará Granada sin tren, Murcia sin Ave, la Galicia pepera esperándolo siglos, Canarias quejosa, Logroño sin infraestructuras…? Los agravios están repartidos y nadie repite que se le roba o se le asfixia culturalmente.
Piqué, con el que disfruto en la selección, es rehén de su personaje, no sé si siembra para ser presidente del Barça. En todo caso, usa la demagogia y el victimismo a fondo. Da pena, sobre todo porque le es rentable
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