Fútbol
Tradiciones que nunca mueren
Clubes, jugadores y aficionados, como en el inicio de cada curso, cumplen los rituales enraizados en el fútbol español
Arropados por un cálido aplauso de la afición, Susaeta y Melero cumplieron el pasado lunes con la tradición y colocaron un ramo de flores ante el busto de Pichichi que preside San Mamés . Como es habitual desde hace décadas cada vez que un equipo visita por primera vez la casa rojiblanca, los capitanes del Athletic y del Huesca homenajearon antes del partido al histórico goleador del conjunto bilbaíno . Uno de los rituales más emotivos del fútbol español aunque no el único porque en otros estadios también se repiten cada temporada los actos de reconocimiento y respeto. En la mayoría de los casos, las flores cobran el protagonismo.
[ El curioso partido entre gordos y flacos ]
Solo unas horas antes de que el club oscense honrara a Pichichi, los jugadores del Tenisca canario habían cumplido con otra tradición del fútbol, aunque desconocida fuera de las Islas. En el primer partido de Liga como local, y como sucede desde principios de los años 60 del siglo XX, los futbolistas del conjunto de La Palma saltaron al césped de Las Nieves con claveles blancos que regalaron a la afición que ocupaba las gradas de su estadio. «El clavel es el símbolo del tenisquismo desde los años 40. Dos décadas después, los jugadores empezaron a regalarlos en el campo en el Día de la Madre y el ritual acabó extendiéndose también a la primera jornada de Liga», explican a ABC desde el club canario, de Tercera división. Actos sencillos donde brota el sentimiento y que ayudan a reforzar el sentido de pertenencia y vinculación de los aficionados con sus equipos.
Antes del comienzo de cada temporada, la mayoría de los clubes también cumplen con el ritual más arraigado en el fútbol español. Directivos y plantilla son en este caso los que muestran el respeto a sus ciudades llevando flores a las iglesias que presiden sus patrones o patronas.
Ni los años ni los traslados rompen la magia del fútbol. Primero en el Vicente Calderón y ahora en el Metropolitano, Margarita Luengo sigue depositando flores en un córner como signo de respeto a Milinko Pantic, uno de los héroes del doblete de 1996. En San Sebastián permanece la costumbre que surgió en el viejo estadio de Atocha de lanzar un cohete para anunciar los goles del equipo visitante y dos en el caso de los locales. Preciosas tradiciones que nunca mueren.