Fútbol regional

CD Tardelcuende, el drama de no poder competir por falta de futbolistas

El modesto club de este pueblo de 400 habitantes se ve obligado a trasladar su sede a Soria para intentar captar allí jugadores que eviten la desaparición del equipo

La España vaciada de fútbol

Un partido del CD Tardelcuende durante la pasada temporada

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Mientras miles de aficionados españoles viven pendientes del sainete sobre Kilyan Mbappé y de los movimientos de fichajes antes del cierre del mercado, en pequeñas municipios de España sufren para poder seguir disfrutando cada fin de semana de las alegrías, también tristezas, de su modesto equipo de fútbol. Es el caso de Tardelcuende , localidad soriana de 400 habitantes que ha emprendido una carrera a la desesperada para mantener con vida a un conjunto al que la falta de jugadores le impide salir a competir la próxima temporada en la Regional de Aficionados , la categoría en la que lleva militando desde 2018. Renunciando a las raíces y como último recurso para evitar tener que echar el cierre a años de pasión y de goles anónimos, el presidente del club, Mariano Corredor , ha trasladado la sede del club a Soria con la esperanza de poder captar allí futbolistas. Una medida dolorosa, el último recurso para que el CD Tardelcuende pueda seguir escribiendo su propia historia. De la actual, curiosamente, forma parte J osé Antonio Culebras, un ex de Primera división (Numancia, Levante y Tenerife) que ahora integra el reducido vestuario de este conjunto soriano.

(La España vaciada de fútbol)

No es extraño que el campo del CD Tardelcuende se llame Abel Antón , un ilustre en Soria, pero en este modesto estadio con nombre de atleta los entrenamientos de pretemporada sobre su hierba natural han desaparecido. Las huellas del balón se han borrado. El fútbol, de momento, ha dejado de existir, aunque la gente del pueblo se agarra a un último hilo de esperanza, conseguir futbolistas en Soria, a 25 kilómetros, para que el club pueda seguir dando guerra a los rivales los fines de semana y alegrías a sus vecinos.

La directiva no encuentra jugadores y el presidente, a la desesperada, ha trasladado la sede para intentar 'pescar' en el vivero de la capital, el mayor de una provincia donde la despoblación hace estragos. «No es solo un problema de despoblación, en nuestro caso se ha dado una tormenta perfecta. Se nos han ido varios jugadores, es difícil encontrar recambios y la Regional en esta Comunidad es muy complicada porque se recorren muchos kilómetros a lo largo de una temporada. Es un sacrificio que no todos quieren asumir», explica Mariano Corredor a este periódico. El factor económico, sin embargo, no es determinante en este caso porque este club, que cuenta con más socios que habitantes el pueblo al que representa, tiene cubierto y garantizado el presupuesto. «Aquí no pagamos a los jugadores, pero a ellos tampoco les cuesta nada jugar aquí, como ocurre en otros sitios.

Con menos de 400 habitantes, la mayoría ya de avanzada edad, la cantera local no da para completar una plantilla. Los dirigentes han intentado fichar en los alrededores, pero en los pueblos vecinos la vida tampoco es cómoda y no andan sobrados de población joven. Desplazarse hasta Tardelcuende para entrenar no atrae a la clavalería ni a los veteranos de pueblos cercanos. «Esta categoría es muy complicada, más de lo que la gente se imagina. El año pasado teníamos cuatro jugadores que venían desde Arcos de Jalón , a 70 kilómetros. Imagínate, 140 kilómetros entre ida y vuelta para ir a entrenar, tres días a la semana. Los domingos desplazamientos de más de 200 kilómetros», argumenta el presidente. La c ampaña lanzada a través de las redes sociales para reclutar futbolistas tampoco ha dado fruto: «Si eres joven y quieres proyección en tu carrera o eres jugador veterano y quieres echarnos una mano para mantenerte en forma, no dudes en contactar con nosotros». Un mensaje con escasa respuesta. A estas alturas, el equipo apenas cuenta una docena de jugadores.

«Hay gente que se desvive desinteresadamente por mantener a este club para que haya alguna actividad atractiva para los ciudadanos de sus pueblos. Esa gente lo está dando todo, pero no está siendo correspondida por muchos jóvenes a los que entrenarse y desplazarse les supone un duro contratiempo. Me cuesta llegar a entenderlo porque jugar al fútbol o hacer deporte está pasando de ser un momento de libertad o diversión a ser un puro compromiso», lamenta José Antonio Culebras en conversación con ABC. Militó en Primera división y en los últimos años disfruta jugando en el fútbol de barro .

Mariano Corredor se resiste a ver morir al CD Tardelcuende , un destino que parece asegurado si el equipo no encuentra jugadores para salir a competir en la Regional de Aficionados porque tampoco podría hacerlo en la Provincial, según les han advertido ya desde la Federación de Castilla y León . Para evitar la defunción, el presidente ha trasladado la sede del equipo a Soria con la esperanza de encontrar allí futbolistas a los que les resulte más fácil entrenarse sin tener que desplazarse hasta el pueblo. Si hay milagros, los partidos, sin embargo, se seguirían jugando en la localidad pizorrera.

«Jugar cada domingo es una maravilla, pero no encuentro la razón a esta desilusión por parte de muchos jóvenes», asegura Culebras, que tras poner fin a su carrera como profesional también ha defendido a la SD Almazán , otro modesto del fútbol soriano. «Yo tengo otras obligaciones laborales y este fútbol me ha constado tiempo y dinero. Pero me gusta jugar y no espero nada a cambio, solo he querido apoyar a estos clubes que tanto lo necesitan», asegura.

Y Culebras quiere seguir jugando en el CD Tardalcuende. Ni él ni su presidente pierden la esperanza de que pueda seguir disfrutando del balón en este modesto club soriano.

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