Primera RFEF
Supervivencia del Extremadura, una agónica cuenta atrás
La entidad, sin posibilidad de fichar, sigue sin pagar sus deudas y la plantilla se ha quedado en cuadro por la marcha de numerosos futbolistas
Incertidumbre y miedo, mucho, ante el futuro inmediato, en el que la desaparición aparece como una amenaza real. La anunciada fuga de jugadores hartos por los impagos del Extremadura se ha cumplido a lo largo del parón navideño y la afición azulgrana tiene serias dudas de que su equipo pueda jugar el próximo sábado ante el Real Unión de Irún. Esta semana, solo tres futbolistas con ficha del primer equipo se han entrenado a las órdenes de Manuel Mosquera y la falta de noticias desde el club, unido al silencio del presidente, Manuel Franganillo, aumentan los temores de una hinchada que en los últimos días ha visto desfilar con las maletas a una decena de jugadores.
La temporada está resultando un auténtico calvario en el Extremadura , aunque los impagos comenzaron varios meses antes. Una situación insostenible que condujo a la plantilla azulgrana a convocar una huelga el pasado mes de noviembre . El equipo, que milita en la Primera División RFEF, no jugó ante el Deportivo en Riazor, pero puso fin al paro después de llegar a un acuerdo con el presidente Franganillo , un pacto que no aceptó Saúl, futbolista que prefirió abandonar la entidad en ese momento. Muchos de sus antiguos excompañeros han seguido sus pasos en los últimos días y el futuro del club azulgrana está cada vez más en el alambre mientras el dirigente intenta ganar tiempo. Una forma de prolongar esa agonía, según explican varios seguidores a este periódico.
Aquel acuerdo que permitió poner fin a la huelga pasaba por seguir compitiendo hasta enero, cuando los jugadores serían libres para abandonar la entidad con un reconocimiento de deuda. Una vía que han tomado varios miembros de la plantilla durante las navidades. Fran Varela, Sergio Gil, Fran Cruz, Nico Hidalgo, Pastrana, Kike Márquez, Elías Pérez, Rubén Mesa y Lolo González se han despedido en los últimos días de la afición azulgrana a través de las redes sociales, donde los socios y simpatizantes del Extremadura claman por una solución para su club. La comparecencia del equipo el próximo sábado ante el Real Unión es a estas alturas una incógnita. El horizonte pinta negro.
Solo tres futbolistas con ficha del primer equipo (Casto, Gato y Morcillo) han trabajado esta semana con el filial a las órdenes de Manuel Mosquera en la Ciudad Deportiva de Almendralejo, pero no lo hicieron junto al resto de compañeros que aún pertenecen al club porque no se presentaron a los entrenamientos. Todos tienen claro que no van a jugar ante el Real Unión si no cobran antes lo que se les debe y algunos ya están buscando un equipo para salir de la entidad. Mientras tanto, la hoja de ruta del presidente pasa por hacer las fichas profesionales necesarias a jugadores del filial para que el Extremadura pueda jugar ante los vascos y no sea descalificado de la competición por una segunda incomparecencia. El reglamento exige un mínimo de siete licencias profesionales en el campo y un máximo de cuatro canteranos.
Khalifa Capital, que debía aportar el dinero al Extremadura, sigue sin dar señales de vida y Manuel Franganillo , a la desesperada, busca aparentemente un préstamo para pagar a los jugadores. El objetivo es ganar tiempo y primer objetivo es jugar ese partido ante el Real Unión para evitar la expulsión de la competición. Tras el duelo ante los vascos llegará un parón en la Liga de dos semanas, días en los que el presidente intentaría una maniobra para conseguir el dinero. Una posibilidad que muchos aficionados, hartos de promesas y falsas expectativas, creen que no se hará realidad.
Y mientras tanto, la supervivencia del Extremadura se ve amenazada también judicialmente porque la entidad está pendiente de un auto de liquidación de la titular del Juzgado de lo Mercantil de Badajoz. Franganillo busca fondos para intentar convencer a la jueza de que tendrá el dinero para pagar las deudas y evitar así la liquidación. En Almendralejo pocos creen en el milagro.