Fútbol femenino
Sonia Bermúdez: «No puedes ir sola a la guerra, hay que luchar unidas por el fútbol femenino»
Durante 20 años el nombre de Sonia Bermúdez ha ido ligado a la palabra «gol». Ahora se retira tras liderar la lucha por la igualdad en el fútbol femenino
Sonia Bermúdez (Madrid, 1984) ha puesto punto y final a una prólifica carrera tras 20 años en los que ha vestido camisetas de equipos como el Barcelona, el Atlético de Madrid o el Levante, además de la selección española. Con nueve Ligas, tres Copas y cuatro distinciones como maxima goleadora de la temporada, Bermúdez es un referente que ha liderado la metamorfosis del fútbol femenino.
—¿Da vértigo la retirada o estaba asimilada?
—Estaba asimilada. Llevaba muchos meses pensando en esta situación. Rondó por mi cabeza al inicio de temporada. Me gusta mucho valorar las cosas. He necesitado bastantes meses para llevarlo a cabo.
—¿Cuándo se acciona el interruptor?
—Cuando empiezas a tomar esta decisión es porque quiero irme en lo más alto, estando en un club grande, encontrándome bien de forma, pudiendo seguir compitiendo si quisiera… He tenido ofertas de otros clubes pero también me gustaría hacer otras cosas. Durante 20 años he dado todo lo que tenía y he valorado los pros y los contras y todo esto junto es lo que me ha hecho tomar la decisión.
—¿Le hubiera gustado retirarse de otra manera, sin que el Civid-19 le hubiera restado protagonismo?
—Le mentiría si le dijera que no pero al final las situaciones vienen así. Yo tomo la decisión a principios de temporada y hay gente que me ha aconsejado que siguiera un año más y me despidiera jugando. Pero no porque es una decisión tomada durante tantos meses que el cuerpo y la mente se han hecho a una idea. La pandemia no lo cambia. Estoy feliz, me voy contenta con el cariño de la gente y ahora a por otro paso.
—¿Y cuál es ese paso?
—Ahora Sonia se va a formar y cuando se me necesite intentaré aportar mi granito de arena pero aún tengo mucho que aprender y, sobre todo, a asimilar que ya no soy jugadora. Necesito paciencia y desconectar del fútbol, coger vacaciones y volver a casa, a Madrid, y seguir formándome.
—¿Se ve en los banquillos?
—Si, esa es la idea. Estoy haciendo el curso B UEFA y quiero hacer el A y el profesional. También hay otras cosas que quiero hacer por ahí y es un buen año para formarme.
—Precisamente, ¿la falta de entrenadoras en la Liga femenina es la gran asignatura pendiente?
—Si. Yo he tenido entrenadoras muy buenas que se han tenido que ir fuera de España porque aquí no han tenido la oportunidad. Creo y espero que en el futuro saldrán más porque conozco a varias jugadoras que quieren dedicarse a ello. Solo falta que apuesten por ellas y les den la oportunidad.
—9 Ligas, 3 Copas, 4 Pichichis… ¿Se marcha cansada de ganar?
—No. Aquí no se cansa nunca nadie de ganar. De lo que te cansas es de perder porque al final luchas por levantar títulos y poder ir a la selección. Me voy contenta aunque me hubiera gustado ganar la décima Liga porque me gusta mucho el número diez pero es que soy una privilegiada. Nunca me imagine que pudiera ganar una Liga, así que imagínese nueve.
—Tal vez si se hubiera quedado en el Atlético la habría conseguido. ¿Se arrepiente de haber ido al Levante?
—No. Al final todo son etapas, siempre que me he movido ha sido así. Cuando estaba en el Barça también hubo un momento en el que me ofrecieron la renovación pero dije que no, sabía que tenía que salir y dar el siguiente paso. Siempre he querido retos nuevos y exigirme a mí misma. El Atlético de Madrid fue una etapa increíble y pensaba que el siguiente paso era ir al Levante.
—¿Cree que le ha quedado algo por hacer?
—No lo he valorado mucho aún pero ¿sabe lo que me hubiera encantado? Marcar un gol en una Eurocopa o un Mundial. Eso sí que me hubiera encantado pero no lo he conseguido. Me queda esa espinita.
—¿Ha asimilado ya que prescindieran de usted en la selección siendo la máxima goleadora de la Liga? ¿Ha vuelto a hablar con el seleccionador?
—No. Jorge Vilda y yo tenemos una relación cordial. Me mandó un mensaje felicitándome por mi carrera y yo le contesté. Yo no guardo rencor a nadie. Al final son situaciones en las que él tiene que tomar decisiones. Fue un momento duro porque eres Pichichi y piensas que tienes muchas opciones de ir pero al final solo hay un seleccionador y a día de hoy asumo lo que pasó y no tengo ningún problema. Al final he jugado una Eurocopa y un Mundial, y es con lo que me quedo.
—¿Quién es la heredera de Sonia Bermúdez?
—Tengo compañeras como Vero Boquete que serán mucho más que yo. Jenni Hermoso también lleva un gran camino. Hay muchas generaciones detrás que nos darán muchas alegrías y tendremos más referentes. Una de mis niñas favoritas es Andrea Falcón. Tuve el placer de jugar con ella, creo que tiene un gran potencial y le espera un gran futuro.
—¿Acepta la vitola de referente del fútbol femenino?
—La verdad es que sí porque al final me han escrito muchas jóvenes de varios equipos dándome las gracias por haber luchado por el fútbol femenino.
—¿Qué espera que el fútbol le devuelva después de todo lo que ha hecho por él?
—No espero que me devuelva nada. Yo me voy tranquila y feliz. Me devolverá lo que me tenga que devolver. Me formaré y ojalá lleguen oportunidades. Pero ni yo le debo nada al fútbol ni el fútbol me debe nada a mí.
—Usted ha vivido la metamorfosis del fútbol femenino ¿de qué se siente más orgullosa?
—Del proceso. De empezar a jugar en campos de tierra a campos de Primera, de que equipos masculinos hayan apostado por crear equipos femeninos… Esto ha sido un paso muy importante y también el haber podido firmar un convenio que tanto tiempo llevábamos detrás de él. Lo siguiente espero que sea que se profesionalice la Liga.
—¿Qué deberes les deja a las jóvenes que vienen por detrás?
—Lo que he querido transmitir es que hay que luchar unidas. No puedes ir sola a la guerra porque sola no consigues nada. Hay que unirse y luchar por lo que se quiere. Potencial y ganas en España no faltan así que las animo a que sigan peleando por lo que sueñen.
—¿Ha valido la pena tanto esfuerzo?
—Sí. Para mí sí. Ha habido momentos más duros y otros menos duros pero claro que merece la pena porque al final conseguimos unirnos todas las jugadoras, firmar un convenio y eso va a ser bueno para todo el mundo.
—Sentada en su sala de trofeos, imagino que no todo habrá sido un camino de rosas…
—Empecé a jugar con niños, viví una época… Tuve alguna situación incómoda pero pocas. Mis padres no me pusieron ninguna traba. Lo que valoro es que haya padres que lleven a sus hijos e hijas a ver el fútbol femenino. La clave está en la educación de los padres y las madres para acercarles mucho más a nuestro fútbol y, sobre todo, que vean que es deporte. No se trata de que una niña pueda o no pueda jugar. Me voy feliz de que cada vez haya más niñas jugando al fútbol, que haya escuelas y antiguamente eso no lo había.
—¿Los padres que van a ver fútbol femenino son igual de viscerales que los que van a ver el masculino?
—Espero que no. Es súper importante que los padres sean la voz y la imagen de sus hijos, porque eso tendrá repercusión en el día de mañana.
—¿Qué le parece la manera como ha acabado la Liga?
—Nos hubiera encantado acabar la Liga jugándola. Sabemos que no somos profesionales y el día que lo seamos tendremos el derecho de poder hacerlo si vuelve a pasar una situación similar. Nos ha tocado asumir la decisión y esperemos que en el futuro el siguiente paso sea que nuestra liga sea profesional.
—Quédese con un momento de sus 20 años como futbolista.
—El ambiente de un Mundial. Ir a Canadá en 2015, ver todas las selecciones, a gente de todo el mundo desplazarse para ver jugar a su selección, ver a las mejores jugadoras del mundo y todo lo que se vive antes de un partido. Ojalá todo el mundo lo pudiera vivir porque es algo muy bonito.
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