Real Madrid-Barcelona

La sinfonía de Luis Enrique

Lección de entrenador del asturiano en un soberbio encuentro de Iniesta y Sergi Roberto

Luis Enrique, dando órdenes durante el clásico AFP

Rubén Cañizares

Presume Piqué, el villano número uno del Bernabéu, con una amplia sonrisa que los pitos en el estadio blanco son «sinfonía para sus oídos». Anoche la música celestial la puso su entrenador, que a pesar de haber logrado en su primera temporada el triplete, ha sabido tocar la tecla idónea para evitar el empacho de éxito de su equip o. El hambre que mostraron ayer los azulgranas ante su máximo rival recordó la voracidad del Barça de Guardiola. Habrá debates y opiniones de todos los colores, pero este 0-4 tiene mucho más mérito que aquel 2-6 del «Pep Team» . Sin Messi en el equipo titular y con el once de gala del Real Madrid sobre el campo, la humillación que infligió el equipo catalán a su eterno rival fue épica: «Este triunfo es más mérito del Barça que demérito del Real Madrid. Sabe a gloria bendita porque es contra el eterno rival y por el modo en el que lo hemos logrado . Aparte de ganar, ser tan superior como hoy es difícil. Este encuentro pasa a la historia y ya es memorable para todos los culés», sentenciaba Luis Enrique Martínez en la sala de prensa del Santiago Bernabéu.

Como ya hiciera en el Vicente Calderón, el técnico asturiano prefirió no arriesgar con Messi y le dejó en el banquillo. Dos meses de lesión es demasiado tiempo, incluso para el número uno del planeta. Pero aún así, el plan Luis Enrique salió brillante desde la pizarra. Ni la suplencia de Leo ni la tempranera lesión de Mascherano abrieron ninguna grieta en el excelente sistema táctico del Barça. La posición de Sergi Roberto de falso extremo por la derecha puso en evidencia a Marcelo, que parecía un crío con las manos atadas cuando el imberbe era el canterano azulgrana: «Ya habéis visto lo que ha hecho hoy Sergi desde esa posición tan pegada a la banda. Es el comodín del equipo . Tiene calidad, conducción, llegada, esfuerzo físico, supera a los rivales…».

Ovación para Iniesta

Otro que dio un «clinic» de cómo jugar al fútbol fue Andrés Iniesta, que vive una reluciente segunda juventud. Se marchó del Bernabéu ovacionado, como en su día lo hiciera Ronaldinho , tras haber dirigido con maestría a los suyos, además de colaborar directamente en la goleada con una asistencia y un golazo a la escuadra: «Iniesta es patrimonio de la humanidad, no solo de los culés y del Barça. Entiendo los aplausos. Es un jugador único, con magia, que tiene ojos en la nuca», sentenció Luis Enrique.

Quizás el único pero que se llevó ayer el Barcelona fue su falta de acierto para haber redondeado el marcador con una manita que buscó con ahínco, sobre todo, Piqué. El defensa, ya con el 0-4, quiso emular su gol en aquel 2-6 de 2009 y tuvo una ocasión de oro para lograrlo . Cuando el reloj marcaba el noventa, un contragolpe conducido por Neymar acabó en un gran centro del brasileño mal rematado por Munir. Piqué quería «matarlo». Estaba solo en el punto de penalti para sellar el 0-5. Su sueño más perverso: levantar la manita en el Bernabéu. Pero no era su noche, sino la de Luis Enrique y su magistral batuta.

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