Fútbol internacional
«La selección es la mejor ayuda del emigrante»
Hay 276 futbolistas españoles por el mundo. Las andanzas de Álvaro del Moral explican la azarosa vida del viajero
![«La selección es la mejor ayuda del emigrante»](https://s1.abcstatics.com/media/deportes/2015/11/16/alvaro--620x349.jpg)
El último padrón difundido por el Instituto Nacional de Estadística (INE) expone que 2.183.043 españoles residen en el extranjero. Son casi 1,4 millones más de personas que hace seis años, cuando los primeros síntomas de la crisis anunciaban días duros para la población, el mercado laboral y el tejido empresarial. Un incremento del 48 por ciento desde 2009 que ha transformado la realidad social en España. Raro es quien no conoce a un familiar o amigo que ha trasladado sus huesos al extranjero en busca de oportunidades y pan. En la misma proporción que se ha multiplicado la nómina de españoles por el mundo ha crecido la cifra de futbolistas con tarjeta de residencia en otras ligas. También exploran el futuro en busca de prosperidad. Hay 276 jugadores españoles repartidos por el planeta. Una amplia circunferencia por la Tierra que abarca desde la celebridad del embarazado Casillas o los internacionales de la Premier a Manuel Bleda, que actúa en el Iskitol de Tayikistán o Félix Quero, extremo del Wilstermann de Bolivia. Son andanzas de emigrantes, sus momentos de gloria y soledad. Es la historia de muchos de ellos encarnada en el relato de Álvaro del Moral, delantero que jugó en los filiales del Atlético y que ha hablado con ABC.
Del Moral, un fornido delantero de 1,72 metros y poderosa zancada, vive con un ojo en el balón y otro en la maleta. Tiene 31 años y ha jugado en España en el Alcalá, Linares, Baza, Benidorm, Levante, Logroñés, Melilla, Alcalá y, ahora, el Ejea. Antes de su última parada, probó en Escandinavia. ¿Cómo llega un futbolista español al Kristianstad, de la primera división sueca ?
«Contacté con el club a través de Manu Hervás, un centrocampista español que jugaba en Noruega -recuerda Del Moral-. Necesitaban un delantero y salvar la categoría. Esto es como un casting . Vieron mi vídeo de highlights, me ofrecieron un periodo de prueba, entrenar con ellos una semana y cogí el avión. Contacté con un representante danés ya que el contrato que me ofrecieron para firmar estaba en sueco. Y sí, no me engañaron. Eran las mismas condiciones que habíamos pactado».
Diferente preparación
Álvaro del Moral detectó con rapidez los pormenores de una vida acoplada al mundo desconocido del Kristianstad. «En España la preparación física se adapta a las situaciones de un partido. Y siempre con el balón de por medio . En Suecia era un entrenamiento militar, sin balón, muy atlético, muchas pesas, mucho gimnasio. Había que preservar la fuerza por encima de todo y luego, al final, el balón. Fue un choque muy grande».
No fue el único contraste en la peripecia del emigrante. «En el vestuario había veinte suecos y ningún extranjero. Fue una situación difícil porque te comunicas poco y piensas mucho. Las conversaciones eran infrecuentes y muy cortas. Tenía un nivel de inglés de bachiller y me llevé un curso para estudiar en el portátil . También me llevé muchas series para matar los momentos de soledad».
En Kristianstad, 70.000 habitantes al sur de la península escandinava, Del Moral empezó a encontrar estabilidad cuando abandonó el hotel y se refugió en la compañía de un compañero, Andreas, cuyo piso de 60 metros cuadrados le pareció un paraíso comparado con los cuchitriles que le ofreció el club. «Emocionalmente se nota el vacío de tus seres queridos, tu novia, tu familia y tus amigos cuando quieres compartir cosas tan sencillas como encontrar una vivienda a tu gusto o decidir qué comprar en el supermercado. En cuanto me trasladé al piso, las dudas se fueron y empecé a rendir mejor. La liga era muy física y los equipos tenían muchos desajustes tácticos, pero había muy buena organización y el club pagaba al día. No como a veces pasa en España, que estiran los plazos y no sabes si cobras... ».
Un intermediario iraní
La temporada sueca acabó en noviembre, con el frío nórdico, y nuestro protagonista quedó expuesto a nuevas aventuras. En enero recibió un mensaje por facebook de Reza Mustafaya, un ingeniero informático iraní que actúa como intermediario de jugadores en sus horas libres. Le habló de otra prueba, otra semana de casting, esta vez en Austria, en el tercer equipo de la capital centroeuropea, el First Viena .
«Me encontré un club y un país impresionantes. Gente seria, respetuosa, formal, una institución muy bien organizada, un lugar en el que me podía comunicar en inglés. Fui convencido a la prueba y me cogieron. El futbolista español está muy valorado a nivel internacional gracias a los éxitos de la selección española . Es la que más ayuda a los emigrantes».
Se instaló en un piso céntrico, en una de las principales calles comerciales de Viena. Y sintió la motivación de su lado. «Estaba en un país que me aportaba mucho y en una ciudad llena de posibilidades. Y siempre que tenía algún instante de bajón, me conectaba a Skype , que te acerca a cualquier sitio».
El First Viena representa la tradicional eficacia austriaca, al decir del futbolista español. «La liga era totalmente profesional, muy bien organizada. Los desplazamientos eran excelentes y las instalaciones modélicas. El campo de entrenamiento era térmico: quitaban la manta en medio de la nieve y estaba como si nada. El cuerpo técnico era muy completo, fisios, entrenador de porteros, varios preparados físicos. Esto anima mucho porque ves posibilidad de mejora. Y recuerdas lo que te dicen: quiero jugar contigo porque eres español».