Todo irá bien

Así en el Barça como en Cataluña

Instalaciones del Barcelona Inés Baucells
Salvador Sostres

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La oposición a Florentino Pérez no hace falta esperar a las elecciones para conocerla porque cada día se expresa, y generosamente, en cualquier medio de comunicación. La extrema dureza con que desde los periódicos nacionales -especialmente los madrileños- se despacha al presidente del Real Madrid es imposible hallarla en los periódicos de Barcelona respecto del Barça. Tan imposible de hallar como la censura que merece el gobierno independentista, y la crisis económica en la que nos sumió mucho antes del coronaviurs. «Todo esto, ¿quién lo paga?», solía preguntar Josep Pla cuando el gasto se disparaba en la sobremesa de los restaurantes. El director de Sport, Ernest Folch, justificaba ayer la nefasta gestión de Bartomeu, atribuyéndole haber «liderado la iniciativa de la rebaja»; y acusaba a «algunos medios», sin la valentía de nombrar a ninguno, de «llegar a decir que el Madrid no haría ningún ERTE». Para asegurarse el cargo y acabar de agradecer las subvenciones, promociones y demás transacciones sentenciaba, también sobre el Madrid: «El cuento de hadas ha terminado»; y aseguraba que «los mismos que sacaban tajada del ERTE azulgrana y lo vendían como el apocalipsis han callado ante la misma rebaja salarial en la casa blanca». Así en el Barça como en Cataluña, ni siquiera la verdad limita con la propaganda en la prensa paniaguada.

El Madrid no ha presentado ningún ERTE y a Bartomeu no se le criticó la rebaja salarial, sino que desde la presidencia del club se contratara a I3 Ventures, los «sicarios de internet», para insultar a sus propios jugadores, y que la negociación con ellos no se estableciera desde la nobleza sino que se usaran filtraciones a la prensa para ponerlos entre la espada y la pared y acusarlos de insolidarios. La «negligencia» de Bartomeu, sin proyecto deportivo ni de club, coquetea peligrosamente con la quiebra: el 70% del gasto se va en los salarios de una plantilla envejecida, agotada, a la que traiciona con constantes ataques y deslealtades pero ante la que acaba claudicando para comprar «paz social» y continuar como presidente para limpiar, en el año que le queda, aunque sea al oneroso precio de comprometer el futuro de la institución.

Florentino Pérez, en cambio, ha tenido siempre claro que el Madrid está por encima de cualquier circunstancia, y ha convencido de este principio tanto a los deportistas como los demás empleados del club. Si sus negociaciones de la rebaja salarial no fueron públicas es porque, a diferencia de Bartomeu, no las filtró a la prensa para sacar provecho de la propaganda subvencionada ni mucho menos para atacar a sus jugadores. Y yendo de cara consiguió de su primera plantilla un compromiso muy superior al que logró Bartomeu con sus malas artes: frente a los 16 millones a los que han renunciado las plantillas del Barcelona, las del Madrid aportarán 40, si se reprenden las competiciones, y 80 si quedan suspendidas. Igualmente, el presidente del Madrid ha destinado este dinero a evitar el ERTE, todo lo contrario de Bartomeu, que ha aprovechado de la solidaridad de sus deportistas para tapar los agujeros de su pésima gestión, a pesar de que con los 16 millones bastaba para pagar los salarios del personal no deportivo.

Como en su noche más oscura, el Barça se escuda en el victimismo, en «la culpa la tiene el Madrid» y en una prensa que en lugar de proteger al club con verdad y exigencia, se deja paniaguar por los más ineptos dirigentes. Sin prensa libre es imposible un club decente. Culpar aún a Guruceta es volver a la tiniebla. Bartomeu entona el himno de la devastación mientras su entregado coro de quelis mediáticas le hace la segunda voz.

Así en el Barça como en Cataluña, los que más presumen de soldados de la causa no son los que más la sirven, sino los que más la sangran.

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