Muere Michael Robinson

Robinson, el «guiri» que enamoró en Osasuna

El delantero pasó por varios clubes ingleses, ganó la Copa de Europa con el Liverpool y se retiró a los 31 años en el club de Pamplona por culpa de una lesión

E. Yunta

Michael Robinson , que ha muerto este martes a los 61 años por culpa de un cáncer, fue futbolista mucho antes que un excelente comunicador. Y fue un jugador notable que formó parte del célebre Liverpool que conquistó, en 1984, la Copa de Europa en la tanda de penaltis ante la Roma, aquella tanda en la que Grobbelaar hizo el gamba con esos bailecitos para despistar al rival.

Nació en Leicester en 1958, se curtió en las categorías inferiores del Coventry City y debutó como profesional en 1975 vistiendo la camiseta del Preston North End tras una breve experiencia en el Manchester City . En 1980 pasó al y en 1983 fue cuando recaló en el Liverpool de sus corazón. En 1983 vivió una temporada única. Conquistó la Liga inglesa, la Copa de la Liga y la Copa de Europa ante el Roma. En la final jugó la prórroga como sustituto y asumió la responsabilidad de lanzar el sexto penalti. Un lanzamiento que nunca se produjo por el buen hacer del portero bailarín Bruce Grobbelaar.

Estuvo en el Queens Park Rangers cuando perdió protagonismo en el Liverpool, dejó Inglaterra y en 1987 fichó por Osasuna , que estaba entonces en una situación muy delicada, casi al borde del descenso. El delantero se hizo un hueco en el corazón de los navarros y la comunión con la grada fue total pese a que, cuando llegó a Pamplona, no tenía ni idea de dónde estaba. Se retiró pronto, a los 31 años en la temporada 1988-89, por culpa de una lesión en la rodilla derecha. Y fue ahí cuando empezó su estupenda carrera en el mundo de la comunicación.

En Osasuna, Robinson, que costó 25 millones de pesestas, disputó 58 partidos y marcó 12 goles . En esas tres temporadas, logró llevar a la entidad navarra a un meritorio quinto puesto. Su primer tanto llegó en el segundo encuentro como rojillo, en un duelo ante el Real Madrid en el Santiago Bernabéu.

«Tenía una imagen frívola de España. Vacaciones de verano, litros de alcohol barato y perseguir a chicas», explicó en una entrevista con The Anfield Wrap y que rescata Efe en su muerte. «Cuando vine, no fue una elección cultural, lo hice porque quería jugar al fútbol. No pensaba que estaría aquí para siempre. Me encantaba todo de España y el modo en que interpretaban la vida. Me di cuenta de que tenía muchas cosas en común con ellos. Nos reíamos con las mismas cosas y llorábamos por lo mismo».

Como internacional, y pese a nacer en Inglaterra, defendió la bandera de Irlanda durante 24 ocasiones porque su madre tenía antepasados irlandeses.

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