Liga Adelante
La redención de Dani Benítez
Dos años después de su sanción por consumir cocaína, regresa al fútbol de la mano del Alcorcón: «Vuelvo a sentirme un ser humano»
Una fiesta junto a malas influencias disfrazadas de amistades, alcohol, cocaína y un momento de profunda inestabilidad personal y emocional. La mezcla da para resaca de las que dejan huella, y así fue en el caso de Dani Benítez (Llosera, Mallorca, 7 de abril de 1987). Las rebeldías del balear, que acababa de salir de una sanción de tres meses por un botellazo a Clos Gómez , tocaron cima el 16 de febrero de 2014, cuando tras un partido contra el Betis, el entonces jugador del Granada dio positivo por cocaína. Una decisión fatal en el momento más inadecuado que le dejó sin equipo y alejado de los terrenos de juego durante dos años. Ayer, 23 meses después de aquel castigo, fue presentado por el Alcorcón , el equipo revelación de Segunda, donde desea sentirse futbolista de nuevo: «Le estoy muy agradecido al club y su técnico, Juan Ramón López, que ha puesto mucho empeño en mi fichaje. Ahora me toca trabajar duro para devolverles la confianza depositada en mí. Solo quiero olvidar el pasado y que se hable de mí por mi fútbol, nada más», confiesa a ABC.
Dani mira hacia atrás y, como hizo Jennifer Lawrence con Bradley Cooper, solo quiere ver el lado bueno de las cosas. Reconoce que será imposible borrar de su currículo aquel maldito sarao al que nunca debió asistir, pero eso no pesa más que todo lo que ha aprendido durante estos dos años: «Fue un palo tremendo. Siempre me arrepentiré , pero aquel error me hizo darme cuenta de toda la gente que me quería y estaba a mi lado y yo no supe ver ». Gente en la tierra, como sus dos amados hijos (un pequeño de cinco años y una chica de tres), y en el cielo, como su madre Antonia Benítez, que falleció en 2010 por culpa de un cáncer: «Siempre tuve una relación especial con ella. Por eso en la camiseta llevo su apellido. Iba al cementerio de San José (en Granada) antes de cada partido para ‘encontrarme’ con mi madre y estar en paz . Pensar en ella me ha dado la fuerza necesaria para volver a sentirme ser humano, para encontrarme a mí mismo y para volver a tener ganas de jugar al fútbol».
Formado en la cantera del Mallorca, el Udinese hizo de club puente antes de recalar en el Granada en 2009, donde su mágica zurda y sus cabalgadas por la banda izquierda fueron claves en el doble ascenso del equipo nazarí de Segunda B a Primera en solo dos temporadas. Clubes de la clase media alta de la Liga, como el Sevilla o el Valencia, pujaron fuerte por él, pero la élite distrajo a Benítez y a su fútbol : «Cada día, la vida te pone por delante muchísimos caminos y yo tuve que salir de algunos de ellos para aprender a elegir correctamente. Ahora tengo muy claro que rumbo escoger. Debo ser fiel a mi personalidad y hacer las cosas bien, y estoy seguro que todo irá como siempre debió ir».
Un buen ejemplo
Dani es un amante de los niños y si hay algo que le haya dolido especialmente es el mal ejemplo que les dio: «De los peores tragos en estos dos años ha sido explicarle a mi hijo mayor el por qué su padre hizo lo que hizo. Por eso, ahora tengo que demostrarle a él, a mi hija y al resto de niños que están en mi círculo cercano y aman el fútbol que vuelvo a ser noticia por mis acciones dentro del campo. Ser padre ha sido fundamental para no hundirme y mirar hacia adelante con el máximo optimismo. Mis hijos deben crecer con el mejor ejemplo a su lado ».
Amante del boxeo, deporte que practica desde la infancia, el cuadrilátero también le ha servido de evasión y aprendizaje: «Todas las semanas entrenaba con púgiles profesionales de Palma. Física y espiritualmente, el boxeo me ha hecho mucho bien durante mi sanción». Como le hizo Juan Carlos Cordero, el director deportivo del Granada , que ha estado estos dos años muy pendiente de Dani: «No solo fue mi jefe durante cuatro temporadas, sino que labramos una gran amistad. Sus sabios consejos también han aportado su granito de arena. Sé que siempre estará ahí cuando le necesite».
El futbolista balear revela que odia «el dinero y la fama» y desearía haber vivido en la Edad Media, donde todo era «sencillo y natural», como espera que sea su vida ahora en el Alcorcón, el equipo donde Dani Benítez vuelve a sonreírle a la vida y al fútbol.