Una política de fichajes sin rumbo
La contratación de Vidal por tres años, enésimo bandazo en un desconcertante verano
Posiblemente el fichaje de Arturo Vidal , que el Barcelona oficializó anoche, ilusione a una buena parte de la masa social del Barcelona, pero la llegada del chileno vuelve a poner de manifiesto la sensación de improvisación que rodea a la dirección deportiva del club azulgrana. Y los últimos acontecimientos ponen de soslayo el poco peso que tiene Ernesto Valverde a la hora de confeccionar una plantilla con la que le han encargado que conquiste la Champions League. El ejemplo más claro es que el entrenador se enterara por la radio, mientras conducía su vehículo, que Paulinho regresaba al Guangzhou Evergrande. El jugador que más le satisfacía era cedido antes incluso de encontrarle un recambio.
La retahíla de parches que ha ido colocando el club confirman la poca claridad a la hora de invertir en refuerzos. Los bandazos en política de fichajes molestan a Valverde y desconciertan a la masa social azulgrana, que no entiende los movimientos del club, que ya ha invertido casi 110 millones de euros en tres incorporaciones: Arthur, Lenglet y Malcom . Y ahora añadirá cerca de 20 millones más tres de variables por el traspaso de Arturo Vidal. Ficha por tres campañas.
El verano empezó con la obsesión por fichar a Griezmann . Cien millones por un delantero que no hacía falta en un equipo en el que Messi, Luis Suárez, Dembélé y Coutinho debían aportar los goles. La decisión del francés de quedarse en el Atlético no provocó que el Barcelona buscara un nuevo delantero, como hubiera sido lo normal, confirmando que el gasto previsto con el atacante del Atlético de Madrid era innecesario.
El gran Mundial realizado por Yerry Mina , al que se incorporó en el mercado de invierno para paliar la baja de Mascherano, no fue suficiente para que pudiera mantener su dorsal. Ni siquiera para gozar de una nueva oportunidad tras haber forzado su llegada pagando 11,8 millones al Palmeiras. Se le colocó en el mercado y se fichó a Lenglet haciendo efectiva su cláusula de rescisión de 35,9 millones de euros. Una operación dudosa tras haber renovado a Umtiti hasta 2023.
Pero los bandazos no acaban aquí. Forzados a reforzar la medular, tras la salida de Paulinho y de Iniesta , el club, incomprensiblemente, fichó a Malcom , un clon de Dembélé en banda. Tan innecesario como inoportuno. Provocó el enfado de Valverde , que no lo había pedido ni lo necesitaba, y la incomodidad del francés, al que Abidal tuvo que llamar para calmarlo. La llegada de Arthur no finiquita las necesidades culés en la medular. Y aquí es donde entra en juego Arturo Vidal, aunque los primeros en la lista de Valverde fueran Willian, De Jong y Rabiot. Poco ha importado la edad del jugador, sus graves lesiones de rodilla o su volcánico carácter. No deja de ser un jugador mediático que puede aportar gol y que llega por una cantidad inferior a los 20 millones de euros .
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