Fútbol

Granero, el «Pirata», cuelga el parche

Se va un artista, que tenía el balón atado a sus botas como si fueran un garfio. Esteban se retira. Han sido veinte años en el fútbol. Canterano del Real Madrid, brilló en el primer equipo y en el Getafe, la Real Sociedad y el Espanyol

Tomás González-Martín

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Se marcha del fútbol un mago de la pelota, un talento no siempre bien explotado. Era el Pirata porque con un ojo ponía el balón donde quería sin necesitar el otro . Sobrado de técnica. Esteban Granero anuncia que cuelga las botas y el parche. El barco vuelve a puerto y ya no saldrá a conquistar mundos del balompié allá por los mares del balón.

Se quita el parche a los 34 años. Formado en la cantera madridista , el exjugador del Real Madrid se despide tras dos décadas en las que dejó sello de su clase en el primer equipo de sus colores blancos, en el Getafe, en la Real Sociedad y en el Espanyol, para acabar su andadura en el Marbella.

Se nos va un futbolista técnico, de arte, de magia, de talento, que se llamaba El Pirata porque solo necesitaba un ojo para verlo todo muy claro en el césped, en el pase, en la finta, en la jugada

El Pirata Granero debutó en el primer equipo madridista en 2007. Luego fue cedido al Getafe durante dos temporadas en las que destacó sobremanera. Volvió al Real Madrid y ganó una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa de España . Como canterano fue un futbolista querido por la afición del Bernabéu .

Tras su segunda etapa madridista jugó en el Queens Park Rangers inglés y retornó a la Liga española para militar en la Real Sociedad, desde 2013 a 2017. Luego jugó en el Espanyol y ha finalizado su carrera en el Marbella de la Segunda División B.

En su larga caminata por el fútbol profesional conquistó el Europeo Sub-19 con España en el año 2006. Ahora deja el fútbol de competición en el césped y lo hace con una bonita carta :

« Decía Kipling que el éxito y el fracaso debieran ser tratados de igual manera, como los dos impostores que son. Falsos absolutos, trampas semánticas. Por lo menos es mi consuelo, yo que me he enfangado más con los segundos que probado las mieles de los primeros, ver en ambos manifestaciones de una misma cosa, tributos anecdóticos de un camino apasionante.

Puedo reconocer el éxito «como un comentario de otra cosa que no alcanzamos, y que está ahí al alcance del salto que no damos». Y viene con la misma estoica ilusión que tendría si fuera posible. Eso he aprendido. En el umbral, un último vistazo atrás y este es mi suspiro. La Granada que abandono es mucho más bella de lo que me propuse y mucho menos de lo que debería», continuó.

Para mis compañeros futbolistas: ¡Qué orgullo haber sido uno de vosotros!

L a retirada es la muerte del futbolista. Pero, parafraseando a Richard Dawkins: Todos nosotros vamos a morir algún día, y somos afortunados por ello. La mayoría de las personas nunca van a morir porque nunca van a nacer. El potencial de personas que podría haber estado aquí en nuestro lugar, pero que nunca se calzarán las botas en un estadio, superan en número a los granos de arena del Sáhara. Ciertamente, estos ‘fantasmas no nacidos’ incluyen mayores goleadores que Messi y centrocampistas más precisos que Zizou. Sin embargo, la estupefaciente realidad es que tú y yo, con toda nuestra mediocridad estamos aquí. Somos de los pocos privilegiados que ganaron la lotería del nacimiento a pesar de toda improbabilidad. ¿ Debemos acaso quejarnos de nuestro inevitable regreso a ese estado anterior del que la mayoría nunca han salido?».

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