Fútbol
Pinto da Costa, el caudillo del fútbol
El dirigente, uno de los más longevos en Europa, cumple 39 años al frente del Oporto
«Si quieres un Oporto fuerte en Europa, vota Pinto da Costa ». Así rezaba el eslogan con el que en 1982 recibió el apoyo mayoritario de los aficionados que le permitió alcanzar la presidencia del club del norte de Portugal. Después de casi cuatro décadas, el dirigente no ha perdido la ilusión, se siente con fuerzas y continúa al mando del equipo del que se hizo socio en 1953. El dirigente, uno de los más longevos del fútbol europeo, cumple este viernes 39 años al frente de la entidad en medio del lío que vive el fútbol continental por la Superliga . «No participaremos en ella. Está en contra de la Unión Europea y las reglas de la UEFA . Queremos estar en la Champions League» , aseguró esta semana al ser preguntado por el nacimiento de una nueva competición europea.
El Oporto dio un giro a su historia cuando Jorge Nuno Pinto da Costa , uno de los negociadores más duros del fútbol mundial, cogió las riendas de un club habituado a vivir a la sombra del Benfica, el gigante del fútbol luso. Desde su toma de posesión, el 23 de abril de 1982, la proyección de la entidad ha resultado imparable. De ser un modesto, los 'dragones' pasaron a coronarse como campeones de Europa en dos ocasiones (1986-1987 y 2003-2004), de la UEFA (2002-2003) y de la Liga Europa (2010-2011). Brillante trayectoria que ha tenido continuidad doméstica, al llegar a arrinconar al Benfica y al Sporting de Lisboa. En los últimos 39 años, 22 títulos ligueros y 13 Copas de Portugal y 21 Supercopas lusas también llevan inscrito el nombre del Oporto. Catarata de trofeos con un denominador común: Nuno Pinto da Costa, que a sus 83 años sigue manejando el día a día del club. Por eso, el lío de la Superliga no le pilló de sorpresa. «Hubo contactos, pero no nos preocupa estar o no estar en ese campeonato, incluso perdiendo dinero», ha reconocido.
Socio desde los 16 años, la vinculación directiva de Pinto da Costa con el Oporto nació en la década de los años 60. Comenzó a colaborar en la secciones de hockey y boxeo hasta tomar las riendas de la entidad en las elecciones celebradas en 1982. Desde entonces su peso en el fútbol portugués no ha parado de crecer. Su poder es tal en Portugal que es conocido popularmente por admiradores y detractores por el apodo de 'El Papa'. «No podemos participar en algo que rompa las reglas. Estamos en la Champions League y esperamos estarlo por muchos años", afirmó para rechazar la participación del Oporto en una Superliga.
Relaciones sentimentales polémicas
Tan odiado como amado, Pinto da Costa es uno de los presidentes más longevos de Europa. Pero además del fútbol, también tiene otra pasión, su gusto por las mujeres. Así, el dirigente del Oporto ha saltado a las portadas de la prensa rosa portuguesa en numerosas ocasiones por sus controvertidas separaciones y por mantener relaciones sentimentales con mujeres décadas más jóvenes que él.
Desde sus inicios se mostró como un hábil y duro negociador , cualidades que no le han abandonado. Con la compra de jugadores poco conocidos a precio de ganga y sus posteriores traspasos millonarios se ha ganado la admiración del fútbol mundial. En los últimos diez años, Pinto da Costa ha obtenido extraordinarias plusvalías al ingresar más de 200 millones de euros en ventas como las de los brasileños Anderson (Manchester United) y Deco (Barcelona); el colombiano Falcao (Atlético de Madrid); y los portugueses Pepe ( Real Madrid), Bruno Alves (Zenit) y Bosingwa (Chelsea).
Hoy cumple 39 años de mandato ininterrumpido, un extenso periodo que no acabado con la ilusión de Pinto da Costa . Tampoco la operación de corazón a la que tuvo que ser sometido hace unos años le apartó del sillón presidencial.
Pero no todo son luces durante su mandato. Polémico en sus declaraciones –son famosos los dardos dialécticos dirigidos al Benfica–, Pinto da Costa vio su nombre manchado por la investigación del caso de corrupción deportiva 'Silbato Dorado' , que hizo temblar los cimientos del fútbol portugués en los años 2000. El caso indagó en los sobornos a varios árbitros a comienzos de la década pasada y acabó por salpicar al dirigente del Oporto, que fue condenado por los tribunales deportivos. Sin embargo, fue finalmente exonerado por la Justicia ordinaria en el 2009.