El Oporto completa su doblete al ganar por 2-1 la Copa de Portugal frente a un insulso Benfica

Íker Casillas fue testigo en Coimbra de un nuevo título de sus excompañeros, incluso aunque se quedaron con 10 jugadores toda la segunda parte

AFP
Francisco Chacón

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Dos goles de Chancel Mbemba dieron el título de Copa al Oporto frente a su eterno rival: el Benfica. Fue la final más atípica en la historia de Portugal, sin público en las gradas del Estadio Ciudad de Coimbra debido a las restricciones impuestas en plena pandemia del coronavirus, y el partido no resultó muy brillante , tal vez contagiado por la frialdad al disputarse sin el ambiente multicolor ligado habitualmente a estas ocasiones.

De modo que se consumó el doblete del equipo blanquiazul, después de la reciente conquista de la Liga por delante de su competidor más acreditado. Pero esta vez el Benfica solo actuó como un juguete roto y ni siquiera el tanto postrero de Carlos Vinicius logró maquillar a un club envuelto en una grave crisis institucional (de hecho, preparan con urgencia unas nuevas elecciones a la presidencia).

Íker Casillas no perdió la ocasión de dejarse ver al lado de los blanquiazules, como si fuera uno más en un choque tan decisivo. «Siempre seré portista», proclamó unas horas antes en las redes sociales, con su retorno al Real Madrid como embajador en el horizonte.

Después de entregar la Liga en bandeja al Oporto, el Benfica buscaba la redención, mucho más porque su segundo puesto en la competición de la regularidad se traduce en que solo accederá a la próxima fase de grupos de la Champions League si supera un partido preliminar.

No estaba permitido el público en las gradas del Estadio Ciudad de Coimbra, pero algunos aficionados se animaron a dar color a las calles para recibir a sus respectivos equipos y que se sintieran como en casa.

La final de la Copa de Portugal suele jugarse en el Estadio de Jamor, en Oeiras, a solo 14 kilómetros de Lisboa, pero el contexto excepcional del fútbol en plena pandemia del coronavirus aconsejó el traslado a un campo que reuniera mejores condiciones de seguridad.

Si se eligió Coimbra fue porque se encuentra 120 kilómetros al sur de Oporto y 202 al norte de la capital portuguesa. Porque la ausencia de aficionados para presenciar el encuentro no impidió el desplazamiento de algunos de ellos para vivir el clásico ambiente copero, que al menos alivió un poco al maltrecho sector de la hostelería local en una ciudad habitualmente invadida por los universitarios y que languidecía sin ellos en los últimos meses a causa de la nueva enfermedad.

El presidente del club de los dragones, Pinto da Costa, se había encargado de ironizar en vísperas de la gran cita, pues lanzó la idea de que repescar a Jorge Jesus como entrenador para la próxima temporada respondía al intento del Benfica de tapar mediáticamente el título de Liga del Oporto. Claro que su credibilidad no está precisamente en altas cotas a sus 82 años, pues suele ser más noticia por sus andanzas amorosas y no por cuestiones deportivas.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación