Fútbol

Noche de pánico en el Camp Nou

Un Barça devaluado y con dudas se mide al Bayern con el fantasma del 2-8 en el recuerdo

El Barcelona realizó ayer el último entrenamiento antes de medirse al Bayern EFE

Sergi Font

Cuando el pasado 26 de agosto la suerte quiso que Barcelona y Bayern quedaran emparejados en el mismo grupo de la primera fase de la Champions, todos los fantasmas culés salieron a desfilar. Aún no se ha digerido el 2-8 recibido ante los bávaros hace poco más de un año en unos cuartos de final a partido único a causa de la pandemia. Fue la constatación del fin de un ciclo y de la decadencia de un club en crisis deportiva, económica e institucional. Fue el empujón necesario para que el barcelonismo abriera definitivamente los ojos y se anunciara la regeneración de una plantilla envejecida y caprichosa.

Dos temporadas después, el grupo se ha devaluado aún más con la salida de jugadores como Messi, Luis Suárez y Griezmann , o la lesión de Ansu Fati. Siete de los titulares de aquella humillante jornada siguen en el equipo y con muchas posibilidades de ser hoy de la partida porque no se les ha sabido encontrar repuesto. Pero el Bayern sigue siendo aquel equipo temible que vapuleó a los azulgranas. «Por supuesto que no hemos olvidado el 2-8» , aseguraba ayer Neuer mientras Julian Nagelsmann se relamía ante la inesperada marcha de Messi, futbolista que tapaba continuamente las carencias del Barcelona. «Ahora juegan distinto. Lionel es un jugador que hace girar el juego en torno a él y al que los compañeros buscan. Ahora la responsabilidad se reparte entre varios jugadores. Con Memphis Depay y Luuk de Jong tienen dos nuevos jugadores muy interesantes con otras cualidades. No diría que el Barça sea más débil sin Messi, pero juegan diferente», explicaba el técnico del Bayern.

Será una noche de pánico en el Camp Nou. Una piedra de toque para constatar dónde está exactamente un equipo que comparece al debut europeo roto en defensa y con numerosas bajas en ataque . Dest regresó de su compromiso con la selección con un esguince en el tobillo derecho, Jordi Alba ha estado entre algodones toda la semana por unas molestias que le impidieron jugar con España y Piqué sufrió una elongación en el sóleo ante el Athletic y aún no tiene el alta médica. Necesita marcar el Barcelona esta noche y no tiene casi delanteros. Se marcharon Messi y Griezmann, se lesionaron Ansu Fati, Dembélé, el Kun Agüero y Braithwaite (el club confirmó ayer que el danés deberá pasar por el quirófano y podría estar cuatro meses de baja). Coutinho lleva nueve meses sin jugar un partido tras su lesión de rodilla y no parece el escenario propicio para el debut de Luuk de Jong, con pocos entrenamientos con el grupo. Solo Memphis Depay deslumbra con su buena racha y acapara la ilusión de una afición que cabalga entre la incredulidad y el escepticismo. «Hay que acostumbrarse y ganar sin Messi . Respecto a lo que pasó en el 2-8, son cosas que son difíciles de aceptar, pero el fútbol es así. Ha pasado tiempo, estamos mentalizados de que tiene que ser diferente y va a ser diferente», trataba de espolear Sergio Busquets.

Noche también de dudas, con el futuro de Koeman en el aire . La capacidad autodestructiva del Barça ha alterado la tranquilidad del equipo y del entorno, con intercambio de declaraciones entre el presidente y el entrenador. «Ha habido cositas entre nosotros» , reconocía el holandés, que no se acaba de creer la confianza que le profesa Laporta y que es consciente de que un tropiezo puede convertir la renovación prometida en una destitución que no sorprendería a nadie.

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