Salvador Sostres - Balón de Oro 2015
El mundo nos mira
Ni España ni el mundo escatiman a Cataluña el reconocimiento al talento
El talento siempre prevalece y tiene un reconocimiento unánime. El fútbol mundial se rindió ayer a Messi y nadie le discute su superioridad. No importa que juegue en un club que se ha posicionado en favor de gobiernos separatistas y de la propia independencia de Cataluña . Por encima de cualquier otra consideración, cuando el talento brilla, los medios de comunicación de España y del resto de La Civilización se funden en el elogio inequívoco y generoso.
«El món ens mira» es en cambio una de las fantasías más recurrentes del soberanismo catalán, y más falsas. Ni el mundo nos mira ni es cierto que Mas fuera el aval internacional del «proceso», entre otras muchas cosas porque nadie le recibió nunca en ninguna parte. No es España, no es la ideología, ni siquiera es la idea en sí misma de la independencia. Es la mediocridad, es el despropósito, es la falta de inteligencia y de belleza. Nada chabacano puede prevalecer.
E incluso en estos tiempos de zozobra, el mundo continúa abrazando a sus genios, y se alegra de su talento, porque de ellos obtenemos la inspiración y el aliento en nuestro esfuerzo por ser libres y felices. Hacerlo bien es la única condición, la gran línea divisoria, y una Humanidad ávida de referentes que nos ayuden a poder alzar la mirada por encima de las sombras espera cualquier demostración de genialidad para verse reflejada en ella. Es así como pese a la incertidumbre y al desconcierto conservamos la esperanza y crecemos en nuestro deseo de ser mejores.
Messi, Pau Gasol, el doctor Bonaventura Clotet con su casi vacuna contra el SIDA o las monumentales esculturas del maravilloso Jaume Plensa son algunos ejemplos de cómo ni España ni el mundo escatiman ni a Cataluña ni a los catalanes ningún premio ni ningún reconocimiento. Honor y gloria y homenajes. Y el negocio correspondiente, portentoso, rutilante.
No hay manos negras ni manía que nos tenga la profesora. Hay talento y su ausencia, como se vio ayer con Messi; y como se ve, desde hace mucho, demasiado tiempo, con una clase política catalana degradante y degradada, que las pocas veces que el mundo se fija en ella es para tratar de esquivarla.
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