Chelsea-United
Mourinho, de «The Special One» a «The Humiliated One»
Después de nueve jornadas y tras la dura derrota contra el Chelsea (4-0), el United del portugués es séptimo, a seis puntos del City de Guardiola, líder de la Premier
Primero José Mourinho se denominó a sí mismo «The Special One». En la primera temporada de su regreso al Chelsea, las cosas iban tan bien que se proclamó «The Happy One» (luego lo echaron, el diciembre del año pasado, con el equipo en puestos de descenso y un delirante conflicto con la doctora Carneiro , la guapa médico del club). Ahora la prensa inglesa, siempre divertida, se cachondea del estratega portugués y tras la goleada que encajó el domingo el Manchester United en Stamford Bridge lo llaman «The Humiliated One» , el humillado. El 4-0 de Chelsea es la mayor derrota que ha encajado Mou en el Reino Unido y la segunda mayor desde el sonado 5-0 que le endosó el Barcelona en su bronca etapa blanca.
El club, considerado el club más rico del mundo, se ha gastado este verano 171 millones de euros en fichajes para iniciar la era Mou. El grueso fue para hacerse con Paul Pogba, un desembolso de 120 millones a la Juve, que está resultando un fiasco. Al joven centrocampista francés parece estar superándolo la responsabilidad que supone un precio tan exorbitante.
El partido de Chelsea fue un desastre de principio a fin para el United. No iban 30 segundos, cuando el español Pedro aprovechó con la astucia que se le supone uno de los muchos fallos de Chris Smalling, el emergente defensa londinense del United. Luego llegó un carrusel de goles ( Cahill, Hazard y N’Golo Kanté ). En el cuarto tanto, Antonio Conte, el técnico italiano del Chelsea, levantó sus brazos pidiendo al graderío que animase. A Mourinho le sentó fatal. Cuando se dieron la mano al acabar el partido, reprochó hablando en italiano a su adversario que lo humillase, frase que grabaron las cámaras de Sky Italia: «No animabas a la gente con 1-0. Lo hiciste al 4-0. Es humillante», se le quejó Mou .
El jefe de Deportes de «The Times» medita con gracias sobre la nueva piel de melocotón de Mourinho, uno de los técnicos más controvertidos y provocadores del fútbol de élite europeo. «Pobre corderito, ahora da lecciones de buenos modales . Esto es como si Donald Trump diese clases de caballerosidad masculina». El portugués es célebre por sus carreras por la banda celebrando los goles de sus escuadras, por hacer gestos ofensivos ordenando callar a la afición contraria y hasta por meterle un dedo en el ojo a un auxiliar del cuerpo técnico del Barcelona.
Mou y Conte no quisieron hablar de su roce. «Fue una conversación privada y debe seguir siéndolo», zanjó el italiano, que defiende su gesto de ánimo: «Fue correcto animar a la afición cuando íbamos ganando 4-0 y solo se escuchaban los cánticos de la afición del Manchester. Pedí un aplauso para nuestros jugadores, que lo merecían». Los ayudantes de los dos entrenadores se enzarzaron en una acalorada discusión en el túnel de vestuarios.
Mourinho tuvo la osadía de defender tras la derrota el juego de su equipo: «No estoy decepcionado con la actuación, aunque sí con los errores. Tuvimos buen control, buen futbol, buen posicionamiento, buenas ocasiones». Culpó de la debacle al gol tempranero , el más rápido de lo que va de Premier. Pasadas nueve jornadas, el United es séptimo, a seis puntos del City , que ostenta el liderato empatado a puntos con el Arsenal y el Liverpool. El Leicester, el milagro de la campaña anterior, ha vuelto a su realidad: puesto doce con once puntos.
El partido de Stanford Bridge fue presentado como «El Regreso», el retorno de Mou a la casa donde entrenó en dos etapas y logró tres títulos de liga. Al comienzo, el público lo respetó. Pero con la lluvia de goles comenzó la mofa, con la grada local cantando «Ya no eres especial» y «Mañana, despedido». Es verdad que hubo un sector que reaccionó en su favor, coreando su nombre.
Hoy la vieja guardia del United carga contra la actitud de los jugadores. Ryan Giggs , al que Mourinho echó de su puesto de segundo entrenador del club, escribe una columna en el «Telegraph» donde critica que tras encajar un 4-0 los jugadores del Manchester intercambiasen camisetas entre risas. Otro exjugador de leyenda, Gary Neville , señala que «la actitud de Pogba y Herrera en el cuarto gol fue escandalosa».
Algunas decisiones del verano se están probando desacertadas. Pogba vaga por el campo, como abrumado por los millones absurdos que ha costado. Ibrahimovic va confirmando lo previsto: a sus 35 años no tiene velocidad ni reflejos para las exigencias de la Premier y hay un clamor para que caliente banquillo. Rooney está sobrevalorado desde hace años y se le ven ya las carencias por todas partes. La defensa, la clave siempre del mouriñismo hace agua, y ya se recuerda que con el denostado Van Gaal el equipo fue el año pasado el menos goleado de la liga.
Entre la afición, división de opiniones. Mientras los más acalorados demandan que se despida a Mourinho «ya» tras la grave humillación en Chelsea, otros recuerdan que al legendario Sir Alex Ferguson le costó cinco años largos convertir al United en la escuadra implacable que luego fue bajo su férula. Pero una cosa empieza a estar clara: en el Manchester United hay un problema muy serio y que no se va arreglar solo con dinero.
Los jugadores del Chelsea celebraron por todo lo alto la victoria, con alarde en las redes sociales. ¿Felicidad por consumar su venganza frente a Mou, al que muchos creen que hicieron la cama el año pasado bajando sus prestaciones? Y otra pregunta, todavía más inquietante para el portugués: ¿puede estar ocurriéndole lo mismo con la plantilla del Manchester?
En el fondo del debate, la edad y el estilo . Mou tiene 53 años y muchos creen que se empieza a quedarse un poco obsoleto frente a la nueva hornada de entrenadores que representan el alemán Klopp en el Liverpool y Guardiola en el City . Pero eso sí, pase lo que pase, habrá espectáculo. El Especial es garantía de líos.
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