Fútbol
Messi, un descanso para reanimar a un genio irreconocible
Koeman no le convoca para viajar a Kiev tras su pobre rendimiento esta temporada
Ronald Koeman se ha rendido a la evidencia y ha dejado a Leo Messi fuera de la convocatoria para el partido de esta noche ante el Dinamo de Kiev. Aunque el entrenador holandés ha tratado de enmascarar su decisión amparándose en el largo viaje hasta Ucrania, a la carga de partidos que acumula el argentino y a que la clasificación para los octavos de final de la Champions está encarrilada, lo cierto es que el estado físico y emocional de Messi, su rendimiento y el ruido ambiental son factores escondidos que también explican una baja de este calado. Sobre todo porque el Barcelona viaja a Kiev diezmado por las lesiones (Piqué, Busquets, Sergi Roberto, Araújo, Ansu Fati y Umtiti están de baja) y no tiene asegurada la primera plaza, que es la que le daría el factor campo a favor en el cruce de los octavos de la competición continental.
Su rendimiento esta temporada dista mucho de la que tiene acostumbrada a su afición. Cinco goles en once partidos (cuatro de ellos de penalti) y una apatía impropia que ha generado cierta desazón en los socios culés. De hecho, ayer mismo fue increpado a la salida de la Ciudad Deportiva por un grupo de aficionados. «¡Espabila, eh!» , le soltaron, en unas imágenes captadas por las cámaras de «Gol». No le hizo ninguna gracia al rosarino, que nunca se había quedado fuera por decisión técnica de un partido de Champions en el que no estuviera todo decidido. Suplente ante el Betis hace quince días, y tras sufrir el peor inicio liguero del Barça de los últimos 25 años, la imagen mostrada este pasado sábado en el Wanda Metropolitano ha castigado en exceso a Messi.
Si los números son como la prueba del algodón, los guarismos de Messi no engañan. El capitán azulgrana perdió 23 balones ante el Atlético y acompañó la estadística con una imagen resignada, abandonando el campo cabizbajo y serio. Acostumbrado a ser determinante, Messi está siendo intrascendente y el equipo lo acusa. Sin sus goles ni los de Luis Suárez, regalado al Atlético de Madrid, los culés deambulan por la Liga y sufren en Europa a pesar de liderar su grupo. El «10» no ha marcado ni un gol decisivo lejos del Camp Nou en todo el año 2020.
Koeman, rotundo
«Hemos decidido no llevar a Leo porque la situación en la Champions League es buena y pueden descansar. Lleva muchos partidos, ha jugado casi todos los minutos, ha tenido que viajar... Hablamos demasiado de él . Siempre ha tenido mucha influencia en los éxitos de club y todavía los puede dar. A veces hay que proteger a los jugadores porque el calendario es increíble... », justificaba ayer Koeman, desviando la atención al señalar a la UEFA y a la FIFA por el desgaste del argentino en este inicio de temporada.
Pero más allá de la carga de partidos que acumula el delantero en sus botas hay un componente emocional por el contexto que vive en el club azulgrana. Lo recuerda el propio Messi cada vez que puede, algo recurrente tras el polémico burofax que envío al Barça este pasado mes de agosto exigiendo su salida. «Estoy cansado de ser el problema de todo en el club», soltó tras bajarse del avión hace una semana y ser cuestionado por las críticas referentes a su relación con Griezmann y su incidencia en el pobre rendimiento del francés. Esta amargura se ha trasladado también al campo y sus gestos no ayudan a que el proceso de reconstrucción sea más sencillo. Koeman espera que el descanso obligado de Messi sirva para reanimarle y que regrese a sus parámetros habituales, tanto en número de goles como de incidencia en el juego.
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